lunes, 24 de mayo de 2010

¿General o príncipe?

Helenio Herrera


Francisco Javier Gómez Izquierdo

Eran los 70 mediados y de un bachiller marianista pasamos al bachiller superior del Diego Porcelos. Allí, un Octavio Granados -el que más manda hoy en las cosas de la Seguridad Social- trotskysta y enemigo de toda autoridad no nos dejó aprender el latín que hubiéramos necesitado. Se acababa de morir Franco y Octavio -con 16 años- y su hermano, que tenía una cara de mala baba de aquí te espero, no nos dejaban entrar al Instituto. Con voz de brigada gritaban a los profesores: "Hoy no hay clase. Huelga." Fueron dos años de mucha provisionalidad, pero leíamos lo nuestro... y aquellos excelentes profesores nos hablaron lo justo de Aníbal, de Masinisa y Yugurta, de la Conjuración de Catilina... Aún así, algo nos quedó.

Aníbal alcanzó la gloria en Cannas y Mourinho en el Bernabéu. Los generales de todos los siglos recuerdan al estratega de aquella batalla en Italia y todos los analistas de fútbol elevan a los cielos la inteligencia del portugués en Madrid...
Aníbal era "el coco" de los romanos y Mourinho quiere serlo de los entrenadores que en España y Europa son. La intimidación está en marcha. El ambiente es el propicio y creen Mou y sus cartagineses que no hay Zamas en el horizonte.

El Inter mereció la Copa de Europa. Hizo un fútbol infumable, pero fue mejor que un Bayern al que urge jubilar a sus dos centrales. Maradona no es Mourinho y será cosa de ver a De Michelis y Samuel juntos en Suráfrica.

Dicen los libros que a Aníbal le fallaron los mercenarios celtas y que perdió 40.000 guerreros en Zama. Con más hombres, con sus elefantes y con su ingenio despreció a Escipión. Los poetas y los cartagineses que nunca habían dudado del más ilustre de sus generales le perdieron el respeto.

A mí me da que el aficionado madridista tiene pocas noticias de Aníbal. Si acaso, los más veteranos. Los "del equipo señor". Pero a estos Mourinho les parece más el príncipe heredero de Helenio Herrera, aquel mago embrujador, que el glorioso general... y alguno confiesa tener pesadillas... Demos tiempo al tiempo...