Dedicado a Manolo, el del seminario de las Ventas,
que le gustan las cosas del Orden Público
En Almería tuvo lugar el día del Corpus una corrida sui géneris y que indudablemente formará época en la historia del espectáculo nacional por la multitud de accidentes que en ella ocurrieron.
El primer novillo fue bueno, y lo mató el diestro “Pata”, muy conocido en su casa.
Salió el segundo, y prescindiendo de la cuadrilla, corría en todas direcciones, hasta que, en medio de una sinfonía de gritos y silbidos, fue llevado al corral.
Apareció el tercero, y no desmintió su raza. Este tuvo la satisfacción de que le pusieran banderillas de fuego, y con estos zarcillos fue al corral, puesto que la fiera, aunque la asaran, no embestía ni a su sombra.
Y salió el cuarto. Y aquí fue lo gordo. El novillo estaba cojo, no tenía más que un cuerno y este era embolado. A la presencia de la bestia siguió un ruido infernal y volaron porción de sillas al redondel. El presidente abandonó el palco, seguido de los municipales, y de un numeroso grupo de público que asistía a la fiesta y se dirigió al despacho de billetes incautándose de los fondos recaudados.
Mientras tanto la gente más revoltosa amontonaba en el centro de la plaza las sillas, puertas y tableros, formando una inmensa hoguera. Al divisarse las llamas desde el exterior empezaron a tocar a fuego las campanas de la iglesia más inmediata, y al dirigirse el pueblo al lugar del siniestro, se encontraba sorprendido en las calles con la inesperada presencia de dos novillos, que eran seguidos de una turba que les arrojaba piedras y les hacía disparos de pistola, uno de los cuales hirió a un niño. El gobernador dispuso la detención de varios individuos, recogió los 4.128 reales que había en taquillas, y los mandó a la beneficencia. Así concluyó la fiesta taurina más célebre de la presente temporada.
que le gustan las cosas del Orden Público
En Almería tuvo lugar el día del Corpus una corrida sui géneris y que indudablemente formará época en la historia del espectáculo nacional por la multitud de accidentes que en ella ocurrieron.
El primer novillo fue bueno, y lo mató el diestro “Pata”, muy conocido en su casa.
Salió el segundo, y prescindiendo de la cuadrilla, corría en todas direcciones, hasta que, en medio de una sinfonía de gritos y silbidos, fue llevado al corral.
Apareció el tercero, y no desmintió su raza. Este tuvo la satisfacción de que le pusieran banderillas de fuego, y con estos zarcillos fue al corral, puesto que la fiera, aunque la asaran, no embestía ni a su sombra.
Y salió el cuarto. Y aquí fue lo gordo. El novillo estaba cojo, no tenía más que un cuerno y este era embolado. A la presencia de la bestia siguió un ruido infernal y volaron porción de sillas al redondel. El presidente abandonó el palco, seguido de los municipales, y de un numeroso grupo de público que asistía a la fiesta y se dirigió al despacho de billetes incautándose de los fondos recaudados.
Mientras tanto la gente más revoltosa amontonaba en el centro de la plaza las sillas, puertas y tableros, formando una inmensa hoguera. Al divisarse las llamas desde el exterior empezaron a tocar a fuego las campanas de la iglesia más inmediata, y al dirigirse el pueblo al lugar del siniestro, se encontraba sorprendido en las calles con la inesperada presencia de dos novillos, que eran seguidos de una turba que les arrojaba piedras y les hacía disparos de pistola, uno de los cuales hirió a un niño. El gobernador dispuso la detención de varios individuos, recogió los 4.128 reales que había en taquillas, y los mandó a la beneficencia. Así concluyó la fiesta taurina más célebre de la presente temporada.