F. J. Gómez Izquierdo
Hay en Córdoba una cuadrilla -más de tres- que hace unos años montó un tinglado al que llaman Feminario y que recibe las jugosas subvenciones de rigor. Son poquitas y les gusta salir mucho en la prensa local. Comen en buenos sitios, viven en buenas casas, gastan vistoso atuendo indumentario y, como a los jugadores del Madrid, les gusta conducir bugas, pero de los de chicos, para que no digan... No se las ve nunca con hombres y no tienen otra ocupación que ser celosas en la cuestión femenina. Montan saraos muy graves para remover conciencias cada poco y, a pesar de contar con el aplauso general y domesticado, uno nota que las gentes del común las tienen por extravagantes. El otro día creyeron inventar el pan y convocaron a las ciudadanas -sólo a las ciudadanas- al grito de "los derechos de las mujeres son derechos humanos". A semejante acontecimiento no podía faltar mujerona de pedigrí y allá que fue la ministra Aído a gritar a quien quisiera oír que es correcto decir "seras humanas".
Ha leido usted bien: "Seras humanas".
Palabra de ministra española. Busque usted en el gúguel la actividad del feminario el día 13 de noviembre y no se carcajee... Como en Córdoba estamos acostumbrados a jaimitadas en lo tocante al idioma y a las costumbres progresistas, uno ya ni tiene en cuenta la sandez pública... pero lo de la semana pasada no se les ocurría ni a los gobernadores civiles que ponía Franco en provincias.
Como ustedes saben, ahora todos los días hay que dedicarlo a alguien o a algo, y el miércoles o el jueves pasado fue el día de la mujer maltratada. En Córdoba, las señoras del Feminario organizaron una manifestación que según la prensa fue multitudinaria... y según mi hijo fue obligatoria. ¡¡Como lo leen!!. Es tanta la influencia de esta asociación bautizada con todos los honores por la alcaldesa que se fugó a Sevilla a la casa del padre, que su mano mece la Educación y para tan magno acontecimiento sacaron a los chicos y chicas -esta vez no se conformaron sólo con las chicas- de la básica y la secundaria a las calles de la califal Córdoba.
¿Creen ustedes que se conformaron con los niños y niñas de Córdoba capital? ¡¡En qué poco las valoran!! Se fletaron autobuses para que vinieran los de los pueblos, y mi tierno infante estuvo hablando de balonmano con un lucentino mientras completaba la vocinglera procesión. Cuando Franco pasaba por Burgos también nos sacaban de clase para saludar en la Calle Vitoria y para que la ciudad saludase "gozosa" el recorrido del invicto Caudillo... Hay profesores cordobeses que saludan alborozados las ocurrencias de esta secta que marca las pautas del pueblo andaluz, pero hay otros que cada vez que escuchan a doña Rosa decir doceava por decimosegunda y a doña Carmen "fraila" por vaya usted a saber qué, bajan los ojos avergonzados por servir a tan malas señoras...
Hay en Córdoba una cuadrilla -más de tres- que hace unos años montó un tinglado al que llaman Feminario y que recibe las jugosas subvenciones de rigor. Son poquitas y les gusta salir mucho en la prensa local. Comen en buenos sitios, viven en buenas casas, gastan vistoso atuendo indumentario y, como a los jugadores del Madrid, les gusta conducir bugas, pero de los de chicos, para que no digan... No se las ve nunca con hombres y no tienen otra ocupación que ser celosas en la cuestión femenina. Montan saraos muy graves para remover conciencias cada poco y, a pesar de contar con el aplauso general y domesticado, uno nota que las gentes del común las tienen por extravagantes. El otro día creyeron inventar el pan y convocaron a las ciudadanas -sólo a las ciudadanas- al grito de "los derechos de las mujeres son derechos humanos". A semejante acontecimiento no podía faltar mujerona de pedigrí y allá que fue la ministra Aído a gritar a quien quisiera oír que es correcto decir "seras humanas".
Ha leido usted bien: "Seras humanas".
Palabra de ministra española. Busque usted en el gúguel la actividad del feminario el día 13 de noviembre y no se carcajee... Como en Córdoba estamos acostumbrados a jaimitadas en lo tocante al idioma y a las costumbres progresistas, uno ya ni tiene en cuenta la sandez pública... pero lo de la semana pasada no se les ocurría ni a los gobernadores civiles que ponía Franco en provincias.
Como ustedes saben, ahora todos los días hay que dedicarlo a alguien o a algo, y el miércoles o el jueves pasado fue el día de la mujer maltratada. En Córdoba, las señoras del Feminario organizaron una manifestación que según la prensa fue multitudinaria... y según mi hijo fue obligatoria. ¡¡Como lo leen!!. Es tanta la influencia de esta asociación bautizada con todos los honores por la alcaldesa que se fugó a Sevilla a la casa del padre, que su mano mece la Educación y para tan magno acontecimiento sacaron a los chicos y chicas -esta vez no se conformaron sólo con las chicas- de la básica y la secundaria a las calles de la califal Córdoba.
¿Creen ustedes que se conformaron con los niños y niñas de Córdoba capital? ¡¡En qué poco las valoran!! Se fletaron autobuses para que vinieran los de los pueblos, y mi tierno infante estuvo hablando de balonmano con un lucentino mientras completaba la vocinglera procesión. Cuando Franco pasaba por Burgos también nos sacaban de clase para saludar en la Calle Vitoria y para que la ciudad saludase "gozosa" el recorrido del invicto Caudillo... Hay profesores cordobeses que saludan alborozados las ocurrencias de esta secta que marca las pautas del pueblo andaluz, pero hay otros que cada vez que escuchan a doña Rosa decir doceava por decimosegunda y a doña Carmen "fraila" por vaya usted a saber qué, bajan los ojos avergonzados por servir a tan malas señoras...