"Siete Pulmones" Mesa
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Cumplido el primer tercio de Liga en Segunda División, llama la atención la solvencia del Rácing de Santander, que con treinta y seis puntos saca diez al Oviedo, segundo clasificado, y veintiséis al último, Cartagena. Lo que no sorprende al seguidor habitual de la liga de plata es que tres puntos de este Cartagena salieron de El Sardinero, la jornada que al presidente cartagenero le dio por cambiar de entrenador -Jandro por Abelardo-, vicio al que hay mucha inclinación entre los barandas de lo que algunos llaman el submarino albinegro. En Segunda cualquiera puede con cualquiera y casi todos los cualquiera padecen o disfrutan de rachas que arrastran a horribles profundidades o de repente se agarran a un ascensor providencial que en cuatro partidos te saca del descenso y te planta en la liguilla de ascenso.
El Rácing está muy bien entrenado por José Alberto, asturiano de Oviedo, muy ligado al Sporting de Gijón, que supo desde que dejó al Sporting que un tipo como él debía curtirse en el Mirandés, la mejor academia -así lo cree servidor- para talentos con ganas de trabajar. El sistema actual de José Alberto -no es cerril en sus ideas- es como el del Barça de Flick. El otro día aburrió a la delantera del Burgos obcecada en el desmarque, como Mbbappé ante Koundé y Cubarsí, y no en salir del propio campo y jugársela al sprint con Montero, Saúl o Pol Moreno. A mi modesto parecer el sistema es vulnerable, pero está claro que resultados mandan... y mandón sobre todos, Íñigo Vicente, el futbolista más determinante de la competición. Tras el Rácing empujan los asturianos, dos clubes de los que servidor no olvida sus días grandes. Uno de los mejores rivales que uno ha visto alineaba a los Mesa, Joaquín, Quini, Ferrero.. -¡¡qué partido en El Plantío, un día que se jugó por la mañana y nos plantaron un 0-3!!!- y todos recuerdan al Oviedo, afamado criadero de centrodelanteros. A los Lángara o Herrerita no los conoció servidor pero sí vi bullir a Marianín, Carlos, Oli... y hasta me pilló de bodas en Ovieda el por las fechas que se ganaba una Sampdoria de Génova en la que jugaba un gigante checoslovaco -dos cosas que ya no se puede ser a la vez- conocido como Skhuravy. A los asturianos pueden pasarlos el Levante, en el que servidor confía pero que no acaba de cuajar, Granada y Almería por plantilla, el Zaragoza al que no le acabo de ver...; tampoco me están gustando ni el Éibar.