domingo, 10 de noviembre de 2024

Concha



Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


Nada más ser reelegido para la dirección de la Española, el señor De la Concha –“Don Concha”, para Umbral, el único carácter académico que nunca será académico– declaró:


El pueblo es el amo del lenguaje.


A mí eso me parece una superstición democrática. El pueblo será el amo del lenguaje, pero, cobrarlo, lo cobran cuatro escritores que no se cansan de escribir “Estado de Derecho” o “icono emblemático”, que son sinsentidos que jamás ha dicho el pueblo.


Don José –le dijo un día a Pemán el Séneca–: siento una gran angustia, porque quiero dimitir algo que no sé cómo se dimite. Yo soy un “hombre de pueblo”, ¿no es así? Pues de eso quiero darme de baja en esa especie de gran sociedad cuyos gustos, actos y preferencias yo no sé quién los decide. Se nos atribuyen las coplas y los refranes y se encuentra uno hecho “autor” con poco trabajo. Yo me siento completamente inocente de haber pensado nunca que “por la trenza de tu pelo / un canario se subía”, pero está convenido que esto es creación del pueblo. Se decía que éramos crueles y sanguinarios en los toros. El grito “¡Más caballos!”, base de tanto escándalo en el extranjero, se catalogaba como un grito popular, y yo no lo he oído nunca. Más bien he oído gritar para que se retiren los caballos y no piquen más al toro...


Lo dicho: una superstición democrática. Siendo la democracia el gobierno de los pobres, que sean los pobres quienes se entiendan. Hace tiempo que en España el español es la lengua de los pobres. Lo proclamaron así en ese extranjero de los pobres que es Cataluña, y hoy no hay región ni medio de comunicación donde no sea denostado. Sin certificado de pobre, el español que desee hablar español en España ha de apuntarse al Instituto Cervantes. Y a esto se le llama mandar el pueblo en el lenguaje, que no en la Academia.


¿Cada cuántos años tienen ustedes elecciones de Director? –preguntó Franco a Pemán, destituido por una falta política.


Se eligen por un trienio, mi general. Pero el uso y costumbre es que el cargo resulte vitalicio, pues lo normal es reelegirlos al acabar cada mandato. Pero yo no pude terminar el mío porque me hicieron cesar desde el Boletín Oficial. Es la primera vez que esto ocurre en los dos siglos y medio bien cumplidos que tiene la Academia.


¿Tanto?


Sí... La fundó Felipe V.


Ante la impasibilidad de Franco, Pemán puntualizó:


El Rey que perdió a Gibraltar.