sábado, 7 de agosto de 2021

La derecha mala


Isidoro y Sor Citroën, los federalistas del 77

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Sólo existe un populismo, y es la democracia política, conceptualizada por Lincoln en Gettysburg: el gobierno del pueblo por el pueblo y para el pueblo. Los franceses tuvieron su movimiento boulangista, del apuesto general Boulanger, una cosa romántica con el “chic” de lo francés. Pero, si somos una “democracia plena” (?), ¿a qué viene la guerra semántica de los medios oficiales contra el “populismo”?


    Su idea es meternos en la chola que la democracia no es el juego mayoría-minoría (¡populismo!), sino el consenso político (eufemismo de reparto, es decir, de corrupción), fórmula de gobierno de la oligarquía de partidos para garantizarse el tuya-mía (tiquitaca y pase atrás) de la estabilidad.
    

La inestabilidad del momento es consecuencia del solapamiento de consensos: el del 78, moribundo e invocado por los autodenominados “constitucionalistas”, y el separatista, engordado como un tudesco, rampante y seguramente final, aunque la gente de orden, que vive en el Estado de Inocencia, antes de la Caída, cree que no hay derecha “mala”, y que, en consecuencia, ninguna derecha lo apoyará.
    

Como las derechas del 78 están vivas, miremos, para no molestar, a las del 31, que cantaron la gallina en el preámbulo constitucional de la “República de trabajadores”: la Comisión redactora se negó a que, en vez de España, se dijera “la Nación española”, expresión de la “unidad política”. Con “España”, la tesis catalanista introducía la serpiente en el jardín: una expresión geográfica para albergar “nacionalidades”. En nombre de la Comisión, en la que figuraban el catalán Xiráu, el vasco Leizaola y el socialista Asúa, quien rechazó la enmienda “la Nación española” fue… Gil Robles, castellano de salmantinos lutos.
    

Ya en los 70, los socialistas llegaron a la Junta Democrática con el ponche segoviano y federal de Anselmo Carretero, pero la Democracia Cristiana de Ruiz-Giménez, alias Sor Citroën (por su “doscavallos amarillo”), proponía… ¡el Estado federal! (¿Hamilton, Calhoun, Proudhon?)

[Sábado, 31 de Julio]