Los mejores Mires del 2019. Primer día de elección de plaza
Javier Gómez Fernández
Hasta hoy, el alumno que entraba en una facultad de Medicina tenía que sacar sobresaliente en el Bachillerato y en la selectividad. Ya saben ustedes, un trece y pico de catorce. Este año en Córdoba, por ejemplo, se pedía 13,15. Los alumnos de Medicina, cuando entraban en la ESO se exigían a sí mismos, suelen tener cierto talento y ¡vaya usted a saber por qué! les nace la vocación de ayudar de verdad y no de boquilla al prójimo. Cuando a los seis años acaban la carrera se tiran un sétimo estudiando ocho horas al día para atinar hacia febrero o marzo en las rebuscadas preguntas, cerca de 200, que varios doctores redactan en intrincadas gramáticas y terminologías científicas. Estos estudiantes quieren ser cirujanos, cardiólogos, neurólogos... y elegir el mejor hospital, donde les han dicho o creen que ejercen los más reconocidos profesionales, reconocimiento que suele ser internacional. Preparan el MIR a conciencia. La promoción se examina el mismo día, a la misma hora, con las mismas preguntas y sin ningún privilegio. El nº 1, que puede ser andaluz, catalán o asturiano, elige cualquiera de las plazas ofertadas en Valencia, Bilbao o Puerto Real. Se van tachando plazas conforme se elige y los últimos números cogen lo que les va quedando o... repiten MIR para sacar al año siguiente número que les dé para pediatría, un poner, porque la que queda está en Ibiza y allí no se puede ir. Es una oposición de la que tiene que estar orgullosísimo el que la ideó.
Los médicos, incluso casi todos los catalanes, tienen claro que en su profesión ha de primar el mérito, la capacidad y sobre todo los conocimientos, pero nada pueden hacer ante la peste política que envenena todo lo que toca. Al parecer, políticos catalanes quieren un MIR local en el que sólo opositen catalanes y tiene pinta de que se lo van a sacar al Gobierno de la nación. Imagino que la Sanidad catalana estará escandalizada e impedirá tamaño despropósito, pues debe saber que tal disparate irá en detrimento de los enfermos de la comunidad a los que no llegarán hornadas de buenos Mires como hasta hace nada, atraídos por el prestigio de sus instalaciones y sus eminentes Jefes de Servicio. Los políticos catalanes, entre los que hay demasiados gerentes y mandamucho en la rama sanitaria con la carrera de Económicas, Derecho, o lo que es peor, con un simple carné de ustedes ya saben..., se han dado cuenta de que las plazas de sus hospitales llevan dos o tres años quedando para Mires con los últimos números y han decidido que no quieren médicos españoles porque no entienden el idioma que gastan los virus en Cataluña. Lo que no tienen previsto los políticos catalanes es que los mejores alumnos de las facultades de Medicina catalanas están en lo importante y es casi seguro que se irán a aprender donde haya quien enseñe.
Está claro que hay una guerra contra todo lo excelente en pos de la conquista de una mediocridad de la que se enorgullecerán hasta la náusea gentes mezquinas que se engallan altaneras como si fueran los auténticos defensores "de la Sanidad y la Educación." Los dos pilares a los que "robaban" Cristiano y Messi cuando hacían la declaración de la Renta. Ellos, los del carné, a los que paga muy buena soldada esa Hacienda que antepone el gerente al médico... nos tienen en sus manos.