lunes, 25 de enero de 2016

El blues del autobús





Ignacio Ruiz Quintno
Abc

    Dos cosas piden las figuras del fútbol para jugar en el Real Madrid: dinero (millones de euros) y empatía.

    Para artistas tan dispares como Cristiano, Modric o Isco (el “Ijco” de “Ejpaña”) la empatía es tan importante como para Proust el beso de buenas noches de su mamá. ¡Oh, aquellos besos de buenas noches de Carletto!

    Con Zidane, al decir de Cristiano, de Modric, de Isco (“Ijco, Ijco, Ijco”) y hasta de James, ha vuelto el viejo beso de buenas noches de Carletto, su empatía de oso de peluche, y los jugones vuelven a dormir como los querubines de Rafael, el sueño que quería arrebatarles Benítez con sus chácharas tácticas. La prueba de que la empatía ha regresado a Valdebebas, según la prensa pipera, son los chistes de Ramos en los rondos de los entrenamientos. Ramos, el lateral que era central pero que acabó de central porque no quería ser lateral, hace chistes como Jack La Motta cuando cogió peso y puso un club para ganarse la vida.

    Esta semana, Ramos, el hombre que con su gol en Lisboa arruinó la vida al “indio” De Guindos como no lo haría la prima de riesgo, cuando la prima de riesgo era como Ramos subiendo a rematar un córner, hizo saltar la banca del humor con un alarde de ingenio que ha atraído la atención del piperío patrio:

    –Parecéis el Inter de Mou, ¡vaya autobús! –dijo Ramos a sus compañeros de rondo.
    
El autobús de Mou no es ni el auotobús de Helenio Herrera ni el autobús de Priscilla, reina del desierto.
   
“Este partido lo ganamos sin bajarnos el autobús”, dijo famosamente Herrera en Granada, dando por hecho que aquello estaba arreglado, con lo que arreglarlo de nuevo debió de costar algo más. Por la dimensión del personaje, fue el autobús más famoso del fútbol. Y el autobús más famoso del cine es el de Priscilla, cuya frivolidad tanto ha de ver con el nuevo fútbol. Pero el autobús de Mou es un hallazgo pipero de Ramos, el “Cortihero”. Hablamos del autobús que hizo el triplete en Italia, sensación aún desconocida por Ramos, y atropellando en semifinales al Barça de Messi en el Campo Nuevo, y en la final, al Bayern de Van Gaal en el Bernabéu, curiosamente el mismo escenario y el mismo equipo ante los que Ramos, en compañía de Cristiano y de Kaká, gripó con un penalti que se fue al bar de “José Luis” otro autobús de Mou.

    En cualquier caso, un autobús que hace triplete sin Messi y con Cambiasso, Motta y Chivu se merece este blues del autobús con que nos sale el “Cortihero” de Camas, que vive en la carretera / dentro de un autobús / aparcado en un blues, como cantaba nuestro Ramos del rocanrol.
    
Todo es empatía en el nuevo madridismo: el beso proustiano de buenas noches a sus estrellas de Zidane, el humor en plan monólogo progre del club de la comedia de Ramos y ese “buenrollismo” socialdemócrata de Raúl, aconsejando desde “Vanity Fair” a la afición que no se sufra si no se gana nada, que ahí está el Barcelona, que volverá a ganarlo todo, cosa que como español a él lo tiene igual de contento. De hecho, el sábado, uno intentó celebrar (sin éxito) el gol de Messi en Málaga como si hubiera sido uno de “Ijco, Ijco, Ijco” en la Palmera. ¿Y Luis Enrique? ¿Acaso no es español, y madridista, Luis Enrique? ¿Vamos, por una tontería, a privarnos de las alegrías de sus triunfos?

    Y el caso es que el primero en ver esto así de claro, antes que Raúl, fue Ancelotti.




DE LIBRO Y CORBATA

    Para hacer ver lo especial que fue el desaparecido Manuel Velázquez, el “diez” por antonomasia, Amancio lo ha evocado llegando al entrenamiento con corbata y un libro bajo el brazo. Una mezcla de Carrascal y Pardeza, porque Velázquez, después de todo, fue un señorito (en el mejor sentido de la palabra) yeyé que se ha ido, oh, justicia poética, cuando la devastación de las formas triunfaba mediáticamente en los escaños del Congreso, donde se confunde mala educación con democracia. De cuando a uno todavía se le quedaban las alineaciones pegadas a la memoria como las hojas de los árboles a las suelas de los zapatos, recuerdo ahora un García Remón, Touriño, Benito, Verdugo, Grosso, (Grande), Zoco, Aguilar, Amancio, Santillana, Velázquez y Anzarda (Fleitas) contra Campos, Telechía, Frigols, Cassasas, (Irízar), González, Bizcocho, Viqueira, Rodríguez, Roselló, Isauro y Arrieta.