jueves, 21 de enero de 2016

Rodríguez


Rabelais

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Esto de andar sin gobierno es como estar de Rodríguez. “Madrid, en agosto y con dinero, Baden-Baden”, que decía el marqués de la Valdavia.
Pero, en enero y sin dinero, el Baden-Baden madrileño es esa collera Snchz-Pablemos que nos anuncia un reinado más oscuro que el de Witiza, salvo para la cultura, pues vuelve a iluminarse la “bodeguiya” de Gonzalón (donde Gonzalón se mostraba dispuesto a dar cuanto tenía, que era el Gal, por saber escribir como Yukel, seudónimo de Ullán en “Diario16”) y de Zetapé (que se limitaba, el hombre, a leerle a la pellejera Benarroch solapas de libros de Borges en la cena).
El estornudo de Snchz puede terminar en pulmonía (para el catarro, leche de burra), a poco que Pablemos, que es el Lázaro de Tormes del sistema, le pegue el cambiazo en la sauna (cuatro Ministerios en vez de cuatro grupos parlamentarios) y se presenten del bracete en La Moncloa como Azaña y Miguelito Maura se presentaron en Gobernación.
Qué veladas, junto a la chimenea, y hasta las tantas, en mano a mano de Snchz, y su infancia soriana de Machado, con Pablemos, y su “Ética de la Razón Pura” de Kant, más el apunte oportuno de los “caddies” Lozano y Errejón, cocuyo de las Luces, tan blanquito, con su cara de niño escapado de la probeta de Iliá Ivanov.
España, vigía del Occidente: de la lucecita de El Pardo a esta luz cegadora (propia de un platillo volante de aquellos que irrumpían en los relatos de Jiménez del Oso) de una Bodeguiya que competirá con La Casa Encendida (“cultura + solidaridad + medio ambiente + educación”) de donde, estando Rato y Cafranga, salían, ay, las pancartas de Sol, y donde Guirao, el jefe del Monte, obligado por la crisis a hacer recortes como un pepero del montón, se defiende de la sospecha sindical de “emboscado burgués” con el relato de un niño de Pulpí tan pobre tan pobre tan pobre que debía hacer con un canto del campo lo que Rabelais hacía con un polluelo pelusón.
Echaremos de menos estos días de Rodríguez.