Tonto con brocha
Iglesia de Santa Quiteria
Francisco Javier Gómez Izquierdo
La Santa Quiteria de Ciudad Real es más aldea que pueblo y, si fuera vasca, más anteiglesia que aldea. En los pueblos de Cabañeros se conoce a Santa Quiteria como La Santa, y a Salmonetes... la hemos traído por su mesto -mitad encina, mitad alcornoque-, por sus grullas emigrantes, por sus buitres y por el queso que se vende en su cantina. En Santa Quiteria están las puertas del paraíso del venado, cien mil guaridas zorrunas y las pistas pardas de la velocísima liebre. También hay un mirador de cigüeñas, unos diez mil arrendajos y más de cien mil urracas. “Burracas” en parla de los Montes de Toledo.
Santa Quiteria era y es lugar sosegado donde está vedado tener prisa y donde no sólo se solaza la garceta bueyera, sino también la orgullosa garza real que señorea cenicienta y aristocrática en territorio que Naturaleza le dio en pertenencia.
A Santa Quiteria y a los pueblos de los Montes de Toledo también ha llegado el boche de interné que se imagina persona por pasar el solsticio de invierno ronchando bellotas de la típica encina y rehogando unas berzas en la antigua lumbre de los ancestros de no sabe quién. El boche que se acuesta en las camas de esas casas rurales construidas con dineros de la Administración para que los tontos con ventanas a la calle presuman de hacer de pastores el día de Nochevieja.
A La Santa la quieren cambiar de nombre una cuadrilla de zoquetes que impone su cerrilismo anticatólico y su infinita estupidez allí donde advierten debilidad -no queda en España rincón sin contaminar- porque alguien les ha contado que el pueblo lo adecentó Franco y que el dictador regaló tierra y casa a los castellanos que documentaran falta de recursos. Dicen en Santa Quiteria que lo mejor es no hacer caso a tanto “espabilao” de capital, pero reconocen cierta preocupación ante tanto visitante con modas tan indecorosas.
A un servidor lo de La Santa no le sorprende, avisado como estoy de los disparates municipales puestos en práctica estas Navidades donde la falta de respeto a los Reyes que tanto quiero es el remate a un despropósito que nos empuja a una cárcel donde acomodar sarnosos que disfrutan rascándose. Sin in ir más lejos, en Córdoba, donde el título de alcalde lo tiene una señora que se llama Ambrosio, el mando un tal Pedro que es joven y comunista y la fuerza un racimo de concejales podemitas que se titulan Ganemos, esta tarde no han salido Sus Majestades porque dicen que a las cinco llovía. Por lo visto, en el convenio -en este tiempo los Reyes firman contratos municipales- no se reflejaba retardar la salida por si escampaba y chicos y grandes que hemos visto aclarar el día antes de las seis nos hemos quedado a dos velas y la preocupación de los pueblos se nos hace evidencia en la capital.
Son más de las nueve de la noche y sigue sin llover.