jueves, 25 de junio de 2015

Preciosismos

Parque del Retiro
Biblioteca Popular Pérez Galdós
Ayuntamiento de Madrid

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

La actriz Emilia Clarke (Daenerys en “Juego de Tronos”, el culebrón de Pablemos) ha resumido su destape en la serie con un madrigal:

Era una preciosa escena de violación
Este preciosismo molieresco impregna la cultura socialdemócrata, cuyos esforzados de la ruta acaban de tomar el Ayuntamiento de Madrid de la mano, no del Pueblo, sino de un tal Carmona (que será paleto, pero no es el Pueblo).

En Madrid, la alcaldesa, que antes fue jueza, dice que la profanación es libertad de expresión.
No se puede ser criminal sino respecto a algo sagrado –escribe Max Stirner, espíritu algo más izquierdista que Manuela Carmena–. Hay ya crimen en no odiar al que ofende a una cosa sagrada.
Pero aquí las únicas cosas sagradas son las nóminas (prueben a tocárselas) y “La Cultura”.
Rita la Cantaora (es portavoz municipal) está imputada por la profanación de una capilla (anterior, por cierto, a la Universidad), es decir, por una profanación religiosa, y como la religión es el opio del pueblo (muletilla que Marx le roba a Heine), pues las tetas de Rita serían la libertad de expresión guiando a la horda que podría pintar Urbano Galindo, nuestro Delacroix. Un lío, finalmente solventado por Pablemos, que, en un preciosismo muy católico, mandó a Rita a pedir perdón al obispo, como había hecho con Zapata, el Victor Mature de esta historia, pues despacha en camiseta y luce más pecho que Rita, y recordemos que Groucho se negaba a ver “Sansón y Dalila” porque el protagonista tenía más pecho que la heroína, Hedy Lamarr, más atractiva, sin embargo, que Rita y que Emilia Clarke, el gran amor (“entre el núcleo irradiador y la seducción de los sectores aliados laterales”, según el preciosista Errejón) de Pablemos.
Pablemos mandó a Zapata a pedir perdón por su “humor negro” al padre de Marta del Castillo y con eso puede viajar en coche oficial, pero no dirigir… “La Cultura”, que para la socialdemocracia es… lo sagrado.

Dios… por los Veranos de la Villa.