miércoles, 10 de junio de 2015

Bilderberg



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

El representante de la política española en el Club Bildelberg es… Pedro de la Preveyéndola, oficialmente Pdr Snchz, el Pedro de España, a la altura ya de un Pedro de Alvarado, el del salto en la Noche Triste, o de un Pedro Escartín, el del “Reglamento de Fútbol” comentado.

¿Que cómo se arregla la corrupción? Preveyéndola.
Y lo han fichado en el Bilderberg.

Con el Bilderberg pasa lo que según Fernández Flórez pasaba en los 30 con la masonería, cuando sujetos ignaros aparecían en la gobernación del país.

Si no es la masonería la que recluta mediocridades, sino los mediocres los que se alistan en la masonería, ¿cómo alcanza ésta a ser una sociedad poderosa, capaz de torcer el destino de los pueblos?
Hombre, si Felipe González, Gonzalón, con sus ristras cantinflescas de locuciones conjuntivas (“por consiguiente”) va a ser académico (ya veo a El Roto sentándolo para su viñeta en el sillón “X”), nada impide a Pdr Snchz plantarse vestido de tirolés en Telfs-Buchen como socio del Bilderberg, aunque sea para subir y bajar al estanco por las brevas que fume Petraeus.
¡Aquí Pdr! ¡Aquí Petraeus!
Gonzalón ya dijo a Ullán en la “Bodeguiya” que su sueño era ser Yúkel (seudónimo de Ullán). Pero este Pdr…

Miren que, habiéndose perdido en Washington, no se pierda también en el Tirol, como Ötzi, y aparezca cuando en España estén cerrados los pactos.

Somos testigos de un mundo sentimentaloide y falso, cuyo centro es el niño que celebra su cumpleaños –despacha Thomas Bernhard la socialdemocracia austriaca, (el niño es Bruno Kreisky, “afable como un ayudante de columpios del Prater”).
Pdr es analfabeto, como el Pedro de PePdrrrrrr!), pero pagafantas, pues pagó la cena secreta con Pablemos, que se ventila las gambas a sorbetones, limpiándose las manos con una de esas ovaciones de bebé que se da a sí mismo.

Mas todos sabemos que es imposible hacer astillas de un poste totémico sin que los salvajes crean que se ofende a la divinidad.