sábado, 13 de junio de 2015

La Abuela




Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Precedido de prodigios apocalípticos (los nublos), hoy se inaugura en Madrid el Manuelato.
Los madrileños han logrado su Abuela como las hormigas y las abejas logran sus reinas. Es un éxito social (también de los chinos que venden latas en Malasaña, que vienen de una cultura milenaria que faisanea a los viejos), y la ciudad lo celebrará cantando “Adiós Botella, goodbye PP”, un “We Are The World” de la cabaretera Kika Lorace.
“Señoritos de cabaret”, llaman, en los 30, los socialistas a los falangistas.

Sólo conocemos –contesta el “Arriba” del 14 de abril del 35– tres ejemplares humanos atraídos por el cabaret: el viejo verde, el jovencito que quiere jugar al hombre aventurero y el candidato a diputado socialista.
Mientras Gonzalón y sus palmeros sobrevuelan Venezuela en avión oficial para distraer (la socialdemocracia es distracción) la entrega socialista de la capital de España a “los monaguillos de Maduro”, vuelve a Madrid el cabareteo más obsceno y verduscón, que es el político:

Sigue a Manuela / que con Manuela todo va bien…. –dice el himno de Kika Lorace en una ciudad donde no caben más lambiscones ni rapsodas.

Es como si Manuela, la que nos trajo las “libertáes”, según el nuevo “Arriba”, se hubiera pasado la vida preparándose para su condición preciosa de Abuela.

Al estribillo:

En el metro y la bici la verás

En el metro de Gallardón y en la bici del Botellato (sin Botellato no se explica el Manuelato), un “ato” de zombis que cumplió el sueño franquista (intelectualizado por Gecé) de una bici para cada productor, pues, de no ser por esa derecha, a la Abuela sólo la veríamos a pie, ya que, en doce años (del 83 al 95), la izquierda que mandó en Madrid, cuando escarbó (y escarbó mucho), no lo hizo para el metro.

Metro, bici y sillón municipal son el homenaje del vicio a la virtud, es decir, de la derecha a la Abuela de las “libertáes”.

Como dijo Haro, se nos murió un Capitán, pero el Dios Misericordioso nos dejó otro.