EL PEÑAJARA DE JOSELITO ARROYO
Cuando salió el sexto comenzaron las protestas. El toro cojeaba. El público consiguió con su repulsa que el presidente lo devolviera a los corrales. En su lugar salió un sobrero de 697 kilos, ¡casi 700 kilos!, una barbaridad de toro reserva. Un toraco de principios de siglo. Alto de agujas, largo. Daba miedo ver a Joselito delante de ese enemigo. Apenas si se apreciaba su diminuta figura. El chaval se hizo presente con rapidez. Hasta se estiró en unas verónicas. De pronto, el toro alargó el cuello y lo prendió de certero derrote, tirándole a gran altura. Se le recogió del suelo inconsciente. Las asistencias le llevaron por el callejón precipitadamente. A la altura del tendido dos, Joselito reacciona e intenta agarrarse a la barrera y ponerse en pie. Se ve claramente que está herido. Vuelve a perder el conocimiento, y de esta forma pasa por debajo de nuestra localidad, camino del túnel de la enfermería. Las primeras noticias son alarmantes. Unos dicen que tiene una cornada en el cuello. Otros afirman que se trata solamente de la clavícula. Los nervios se apoderan del público. La emoción es grande.
GRAVE COGIDA DE JOSELITO, 1987 / VICENTE ZABALA PORTOLÉS
LAS TAURINAS DE ABC
EDICIONES LUCA DE TENA, 2006
Ignacio Ruiz Quintano