El fútbol del pueblo
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
En junio del 75 Alfonso Paso (yerno de Jardiel, para quienes quieran comprender mejor a Jardiel) publicaba en estas páginas su recuerdo de la Costa Azul con Winston Churchill, que una vez luchó con el Ejército español en Cuba y que fumaba canarios “Montecruz” que guardaba en una purera de cuero azul.
–No haga caso de los que dicen que yo he odiado a España. La realidad es que la he querido mucho. Pero confieso que, políticamente, le he hecho todo el daño que me ha sido posible. Los negocios son los negocios.
Luego le cuenta que lo que envidia de los españoles es el Mediterráneo: “Los ingleses hubiéramos dado todo por tener el Mediterráneo, pero supongo que es una cosa que a la larga no podremos conseguir”. Y otro día le hace al dramaturgo, que es colchonero,la confidencia total:
–Hay otra cosa que los ingleses no podremos tener nunca. Una vez le dije que el Mediterráneo, ¿verdad? Pues otra más: ese endiablado Real Madrid.
Traemos este cuento a colación porque ayudará a entender la actitud de Boris Johnson en la comedia francesa de la Superliga. Johnson, que puede recitar en un plató de TV a Homero en griego y que escribe muy bien, aunque esto se valore poco en un mundo de políticos analfabetos, es biógrafo (gran biógrafo) de Churchill, a quien de momento sólo puede imitar en la crueldad (a mí me cae bien desde que comparó a Hillary Clinton con la enfermera Ratched (Louise Fletcher) de “El nido del cuco”, o cuando comparó el estatalismo de la Unión Europea con el de Napoleón y… ¡Hitler!) y en la extravagancia, hasta el punto de poder decir que ser extravagante es la forma de ser inglés.
Boris Johnson salió al cruce de la Superliga de Florentino como un John Terry que se jugara la isla en el envite, y con ese gesto hizo que se viniera arriba un tal Ceferin de la Uefa, que ahora se las echa de General Zod, el jefe del mundo Ghostbusters del fútbol, amenazando con echar de la Champions al Real Madrid, que es el club que le da sentido a esa competición. ¡Ceferin agreste de olímpicos embates!
“Céfiro agreste de olímpicos embates. Come y calla, que es cultura” es una comedia de Alberto Miralles que hizo ruido en Madrid por ir contra Calderón y los homenajes ministeriales con motivo del tercer centenario de la muerte del dramaturgo. “Nuestro espectáculo –explicaba Miralles– se basa en el supuesto de una compañía de teatro español que tiene que representar a Calderón para obtener una subvención y sobrevivir, pese a que este autor no le gusta, por reaccionario y elitista. La discusión provoca, dentro de la compañía, diversas propuestas de representación que irán mostrándose ante el público, desde el montaje clásico al experimental, pasando por el musical”.
A Miralles no le gustaba Calderón (“reaccionario y elitista” y a Ceferin no le gusta el Real Madrid (“elitista y reaccionario”), y todo el Cinismo Oportunista de Uropa se pone en marcha para impedir que los artistas, que son los futbolistas, se liberen de los chulos como Ceferin, que es chulo de zarzuela, chulo “que de puro chulo me llamo Timoteo”. ¿Qué Champions queréis? ¿Un mano a mano de Pep y Klopp con Boris y Ceferin en el palco para entregar el trofeo? Si el fútbol ya no interesa a la juventud europea, que ésa es la madre del cordero, ¿conseguiréis que interese dejando fuera al Real Madrid para así enriquecer la competición con el principio de incertidumbre?
El fútbol no pertenece a los fans. El fútbol pertenece a los chinos, si se consigue que dejen de lado el ping-pong. La guerra de ricos contra pobres es una fantasía de Beckham y Cantona, dos héroes del pueblo porque cogieron la perra de jugar gratis y ahora predican la felicidad de una vejez en la calle recogiendo cartones. Luego está lo que, en buena literatura moral del “As”, son “los principios muy alemanes de meticulosidad, seriedad y solidaridad”, representados por el Bayern de Rummenigge, Hoenes y Breitner, cuyos CI, sumados, dan para unas frasecillas que podrían suscribir “Il Poverello d’Assisi” y Rallo:
–No hay que generar más ingresos. Hay que reducir los costes.
Max Weber al aparato, con Ceferin, o la ética de la convicción, y Rummenigge, o la ética de la responsabilidad, viendo el modo de apropiarse del chiringuito uefero. Boris Johnson, que ha leído a Esopo, es “la vieja raposa” de León Felipe adulando a Ceferin, que es el cuervo con el queso en el pico, para que cante y lo deje caer. Qué bueno es saber que City y Chelsea capitanean el fútbol de la Famélica Legión.
Papus, ayunador profesional
AYUNOS LLORENTE
Llorente parece ser el jugador más rentable del Atlético, y ahora nos dicen que semejante rentabilidad puede tener que ver con sus ayunos. Llorente ayuna como Nuestro Señor en el desierto (cuarenta días con sus cuarenta noches, que lo dejaron de dulce para ser tentado por el diablo). A las dietas más o menos adelgazantes, une ahora Llorente el ayuno de jornada completa, antes de sentarse a desayunar unas raíces que disparan su rendimiento físico en el estadio. “Como cuando tengo hambre y puedo moverme sin haber comido nada”. Llorente no lo sabe, pero está abriendo el camino al fútbol del futuro, cuando los futbolistas, con tal de jugar para el pueblo, jueguen de balde y no tengan nada que llevarse a la boca. ¡Bendito Florentino!
[Lunes, 26 de Abril]