EMILIO GARCÍA GÓMEZ
1905-1995
Emilio García Gómez, el arabista por excelencia, murió mientras
conversaba telefónicamente con un redactor de ABC. Un día acompañó a su
gran amigo Lorca a la estación de Atocha, una vez que el poeta, para
escapar de la guerra, decidió marchar a Granada, donde hallaría la
muerte. Su personaje predilecto era Abadalá, el rey moro de Granada
expulsado por los almorávides. Fue el íntimo amigo de Ortega y Gasset:
“Todos los veranos, hasta el último de mi padre –recordaba Miguel Ortega
Spottorno–, los pasaban juntos en el precioso balneario fernandino de
Panticosa. El último verano, quedamos unos días en Burgos. Los llevé a
la Cartuja de Miraflores y a San Pedro de Cardeña, ese día espléndido.
Los dejé sentados, y yo me di un pequeño paseo con la escopeta del
veinte de mi padre. Levanté en unos regueros bastantes codornices y les
llevé casi una docena que nos comimos luego en el hotel.”
IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)