Real Burgos del 87 que ascendió a 2ª
Emiliano, Bautista, Bastón, Blanquito y Tamayo
Agachados: EIZMENDI, Mata, padre de Mata el del United, Ibáñez,
Arechavaleta, Masqué y Gregory
El gol de Dani Pendín. en 2001
Francisco Javier Gómez Izquierdo
En este fin de semana que tendríamos que estar ya de Feria en Córdoba me atacó mi particular melancolía y me aparté a Cádiz a mirar al mar y comer atún que es lo que me cura por primavera los pensamientos negativos. Como ante las vírgenes y santos de los tres deseos o las caprichosas fuentes de cualquier ciudad pedí tres cositas el viernes a esta temporada de fútbol tan decadente que acaba mientras miraba la almadraba de Barbate: que gane la liga el Atleti, que el Huesca se salve y sobre todo que suba el Burgos.
Los expertos dicen que se piden tres favores y te conceden uno, pero las fuerzas ocultas tuvieron a bien atender mis anhelos y cambiaron el orden de los factores. El asunto del Atleti estaba más o menos encaminado y la verdad es que todo el nerviosismo del fin de semana se acumuló anoche con la radio en la oreja y el alma en el Francisco de la Hera donde nuestro Burgos rivalizaba con los cachorros del Athletic por ascender a Segunda.
Durante 120 minutos y a ritmo de 0/0 fueron apareciendo los últimos fantasmas de un Burgos con el que viví también en la distancia el último ascenso a 2ª en 2001 con uno de esos goles históricos que marcó al Orense Dani Pendín, el fiel ayudante hoy de Vicente Moreno en el Español. Con lo que costó regresar tras otro descenso administrativo y desaparición del Real Burgos, el difunto Quintano Vadillo no se sabe si no supo, que es grave pecado en la alta responsabilidad de propietario-presidente, o no quiso, que ya se trataría de cuestiones más graves, buscar 300.00 euros para convertir al Burgos C.F. en sociedad anónima. Sigue sin caberme en la cabeza semejante dislate como sigue incomodándome la rapidez con la que la Liga de Fútbol Profesional despidió a mi equipo a las 24.00 horas y admitió al Levante a los cinco minutos del 1 de agosto del 2002. De ahí nace mi animadversión por los granotas. Sólo duramos un año y en El Arcángel Gálder Zubizarreta marcó de cabeza el último gol que he visto en directo al Burgos en el fútbol profesional.
La desaparición anterior, 1983, se arregló con un nuevo nombre, Real Burgos y un equipo que en seis años se plantó en Primera. Al éxtasis futbolístico nos llevó Eizmendi, al que se acusaba de jugar por ser sobrino de Irulegui, con un remate de cabeza a un balón de córner sacado por Portugal en El Helmántico de Salamanca en junio del 87 con el que se ascendió a 2ª. Vi al Real Burgos en el Villamarín en Segunda y en el Sánchez Pizjuán dos partidos en Primera. En el primero y con un Novoa como magistral estratego y artistas como Ayúcar o Juric, el sevillismo creyó ver al Milán en vez de al Burgos y tengo para mí que fue uno de los mejores partidos que hayan jugado los Burgos que han sido. El segundo fue el del cambio de Bilardo a Maradona y al que fuí por ver precisamente a Maradona. Nosotros ya habíamos descendido pero aún así empatamos a uno.
Poco espero ya del fútbol que nos venden por televisión, pero confío que el gol de anoche de Saúl Berjón y el talento de Michu, director deportivo en el que tengo mucha fe, sepan darnos un poco de vidilla en estos tiempos nefastos. Me consta que como es tradición el ambiente anda enrarecido en las oficinas de El Plantío. Habrá que airear convenientemente. Mientras tanto ¡Aúpa el Burgos!