jueves, 13 de mayo de 2021

Competencias penitenciarias

 

El Golden Gate desde Alcatraz (Foto de Beatriz Fernández)

 

Francisco Javier Gómez Izquierdo

          Llevo varios años apuntando aquí, en Salmonetes..., que mucho más determinante que la condena que le caiga al reo es la cárcel donde ingrese a cumplirla. Incluso, en el mismo Centro Penitenciario conseguirá los beneficios penitenciarios antes en un Módulo que en otro.


        Un servidor ha visto cómo un atracador que entró a tiro limpio en un banco y al que condenaron a ocho años salió de permiso y alcanzó antes el tercer grado que el conductor que lo esperaba con el coche en marcha y al que le cayeron tres años y seis meses. Aclaro que el primero, listo y cautivador, era ordenanza del equipo de tratamiento, mientras el segundo, introvertido, serio y escueto trabajaba de auxiliar en el economato. La clave está en caer bien al Equipo de Tratamiento. Desde que desaparecieron las redenciones, "románticas y obsoletas" argumentaba la gente que vive del Derecho, con el Código Penal del 95 los beneficios penitenciarios los deciden, no el trabajo y el comportamiento en prisión, sino los pareceres de los Equipos de Tratamiento: juristas, criminólogos, psicólogos, educadores, subdirectores, directores, médicos, trabajadores sociales.... Estos equipos ya no necesitan el informe del funcionario de vigilancia que está todo el día con el interno. Es más, muchos de los miembros de esos equipos los desprecian, rechazan e incluso toman a mal que el funcionario de vigilancia piense y tenga criterio. 

Cuando se aprobó el nuevo Código me malicié y así se lo hice saber a los directores y muchos de los equipos que he ido conociendo estos últimos 25 años, que la novedad me parecía peligrosa e injusta pues la Dirección General a las órdenes del Ministro de Justicia podría intervenir y empujar a los Directores de los Centros a cometer arbitrariedades.
      

No creo necesario recordar el procedimiento que se siguió para conceder el tercer grado penitenciario a De Juana Chaos ("¿Que no lo ha dado el equipo de Huelva? Pues se le traslada a Madrid y se habla con el Director"). Antes del 95, en la redención nadie podía interferir. Si el interno se portaba mal no redimía y por mucho que le denegaran los beneficios a pesar del buen comportamiento, cada dos días trabajados le restaban uno. Igual para todos. En el todos caben terroristas y violadores. He llegado a pensar que contra éstos últimos se eliminó la redención con lo obligatorio y fácil que era legislarlo en el Congreso, "..sin posibilidad de beneficios antes del cumplimiento de las 3/4 partes de la condena", por ejemplo, y no que la libertad dependa de un psicólogo con manías.
     

Con la cesión de las competencias de las prisiones al País Vasco creo que el retorcimiento del Reglamento Penitenciario va a traer mucho más dolor propio que vergüenza ajena y así como los políticos presos en Cataluña nos parecen jefes de los funcionarios que los custodian, los equipos de Tratamiento de las cárceles vascas argumentarán para dar permisos y terceros grados que los presos de Eta llegan a los Centros en 2º grado y no en 1º que es el que corresponde por reiterada desobediencia al funcionario. "Yo no barro, ni friego la galería".
       

¿Admitiría, comprendería o tendría usted por ajustado a Derecho que de las hermanas Ángela y Luciana Izquierdo hubiera dependido la libertad de sus hermanos Antonio y Emilio, aquellos furibundos asesinos de Puerto Hurraco? Dirá usted que no le parece bien colar semejante barbaridad en los asuntos que trata el Gobierno con los virreinatos autonómicos pero no está de más que apunte usted que los Izquierdo fueron juzgados por el Código antiguo, que Emilio falleció en el siquiátrico de Badajoz en 2006 y Antonio se ahorcó en 2010 el día que cumplió los 20 años de condena al ver que le aplicaban una cosa que se llamaba doctrina Parot. Doctrina de la que diez después está prohibido hablar.
      ¡Ah! y sobre los criterios que han de seguirse para distinguir las alarmas sociales, mejor no entretenerse. La autoridad distingue bien a los competentes... y a las competentas.