DOMINGO, 5 DE AGOSTO
En aquel tiempo, cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm, en busca de Jesús. Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron: "Rabbí, ¿cuándo has llegado aquí?". Jesús les respondió:
-En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello.
Ellos le dijeron: "¿Qué hemos de hacer para obrar las obras de Dios?". Jesús les respondió:
-La obra de Dios es que creáis en quien él ha enviado.
Ellos entonces le dijeron: "¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Les dio a comer pan del cielo". Jesús les respondió:
-En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo.
Entonces le dijeron: "Señor, danos siempre de ese pan". Les dijo Jesús:
-Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed.