Abc
Cada agosto, uno llega a este Bilbao tudesco remontando, como los salmones, para completar el ciclo de la vida taurina, que son los victorinos en Vista Alegre.
Los toros de Bilbao fueron siempre los toros del cuerno, una cosa muy de Interior, pero ha sido pasar la tauromaquia a Cultura y desaparecer el cuerno y los toros, salvo ese bendito anacronismo de la casta que son los victorinos, ante los cuales no hay monería ni circular invertido que valga.
En este río revuelto del cambiazo ministerial, Sevilla ha arrebatado a Bilbao (¡y a Madrid!) la bandera del torismo.
A los victorinos de Vista Alegre han acudido este año más hispanistas (americanos, franceses) que españoles, que sólo han enviado a Castaño y Urdiales, para lidiarlos, y a Canito, el fotógrafo, y a Erkoreka, el del I+D, para honrarlos.
–No te equivoques, Erkoreka: la solución es el I+D –le dijo una vez a Erkoreka un empresario de Bilbao.
El I+D de la Fiesta es la casta.
Canito, el fotógrafo, que en diciembre cumplirá los cien años, no estuvo en la plaza porque se rompió una cadera, aunque conserva el humor para aguantar las pullas de los guasones.
–Canito, ¿es verdad que sacaste movida la foto de Manolete muerto?
Pero ahí estuvo Erkoreka, en barrera del 3, junto a las gitanas de los capotes, con su pañuelo “Aste Nagusia 2012” al cuello y su peluco y su iPhone de lo más I+D, pidiendo como un orejero julista oreja para Bolívar y oreja para Urdiales, riojano como Llorente, el delantero centro repudiado por los leones.
Qué jindama no pasaría Urdiales ante su segundo cárdeno que dos veces hubo de restregar las palmas de sus manos en la arena para quitarse el sudor por el que se le escurría la muleta.
–Nada, al lado del quinario que le espera a Llorente.