miércoles, 29 de agosto de 2012

David Guetta



Jorge Bustos

Narcotizante tecnócrata. Y decimos tecnócrata en el sentido acuñado por el inefable Chimo Bayo, que ha manifestado su deseo de pinchar en Grecia porque tiene entendido que “allí hay un Gobierno de technócratas”. Eres el flautista del Hamelín posmoderno, la peña se aliena gustosa bajo el chirrido galáctico de tu música computerizada y gregarizante. Agamenón, pastor de pueblos en el lenguaje formulario de Homero, envidiaría la sumisión con que se te pliegan las masas sin otra panoplia que unos cascos, pastillas rosas y una mesa de mezclas. Y las reses te siguen al son electrificado de esos silbos gomeros pasados por un módulo de técnico electricista que componen ese género tuyo de la “sesión”. En cuanto al porquero de Agamenón, en tus videoclips suele representarse bajo la especie de mulato con hipertrofia muscular que se abate sobre contoneantes hetairas en bikini.

No quiero que entiendas que aborrezco tu música, del mismo modo que no puedo aborrecer un musical de El rey león o las piñatas en las primeras comuniones. Todo se limita a respetar las capacidades del destinatario. Sabemos que en los sesenta la Disney encargó un estudio sociológico que infirió de las masas una edad mental de ocho años, y las masas no pueden haber cambiado mucho desde entonces sino a peor. La inteligencia, entendida como facultad del pensamiento, no es una necesidad de la música y aunque dicen que nadie muere sin hacer alguna vez algo inteligente, podemos concluir con Lichtenberg que en ese caso es posible que tú seas inmortal.

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