lunes, 20 de agosto de 2012

"Somos el equipo, somos el Real"



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    El nuevo lema madridista: “Somos un equipo, somos el Real Madrid.”
    
Mourinhismo, pero poco. Determinado por indeterminado. Lo ideal sería: “Somos el equipo, somos el Real”.
    
Porque el mourinhismo consiste en tener motivos para creer que en la batalla aparece el Hijo del Trueno en un caballo blanco, y no hay que transigir ni en que sea tordo el caballo.
    
Transigir en que el caballo pueda ser tordo es incurrir en el relativismo cultural, posmoderno y pipero de Casillas, que se declara convencido, el hombre, de que su deber es inculcar valores que le inculcaron “gente como Hierro, Redondo, Roberto Carlos, Abelardo, Luis Enique, Guardiola...”
    
¿Y Gaspart, el Neptuno del Támesis?
    
No somos, pues, un equipo. Somos el equipo.

    Un equipo, otro, uno más (Red Bull nunca será Ferrari), es el del nuevo canterano Song (“Song una nació!”).
   
Red Bull...

Es verdad que para ser “el equipo” todavía falta estadio, es decir, ese público futbolero que Mourinho sólo ha visto en el Bernabéu el día de la final Inter-Bayern.

    La adulación a la masa fue una enfermedad del siglo XX, y uno siempre ha creído que el “miedo escénico” de Valdano y el “molto longo” de Juanito torcieron para mal la autoestima del público del Bernabéu, cuya actitud desde entonces ha sido la de jurado de un premio de novela, con su pedantería y su ceja levantada, como ocurre con el público de Las Ventas.
    
El desafío de Mourinho, que ha recuperado el espíritu madridista (competir) del equipo, ha de ser recuperar el espíritu madridista (animar) del público, cuyo modelo de excitación debe estar en Cristiano, no en el Pitu Abelardo. Después de todo, hablamos del equipo, este Real Madrid, que tiene enamorado a Usain Bolt por su velocidad. Un equipo física y mentalmente superdotado para sobreponerse, llegado el caso, a una mala salida, como Bolt.

    El caso es que ha vuelto el fútbol, y con el fútbol, el mourinhismo, con toda su carga literaria al hombro para gozar surfeando sobre la ola mediática del antimourinhismo, que es “agit-prop” expendido en los chinos y que basa su fuerza en su tenacidad, pues no descansa.
    
En el Getafe esperan que Pedro León haya completado su restauración física, futbolística y mental tras pasar por las manos de Mourinho –insistía esta semana un meritorio del mismo periodismo global en español que se ha devanado los sesos en eximir a Bielsa de toda responsabilidad en el motín de la Bounty contra Bielsa en San Mamés, de donde los futbolistas no se quieren ir por Bielsa, el ingeniero que susurraba a los albañiles, sino porque tienen ese capricho de juventud que es jugar la Champions.

    Lo malo de la cantera del Athletic es que carece de unidad de destino en lo universal, como la del Barça, que representa el “revival” de “Viva la gente” (“Up With People”, para los esperantistas), mundo progre y setentero constituido en “entidad internacional educativa sin ánimo de lucro”, como la Masía. Si el Athletic, donde han colocado a Bielsa los mismos que colocaron a Floro en el Madrid, pierde a Javi Martínez, hasta que nazca otro tiene que jugar… Bielsa.

GANAR O DISCUTIR
    Ante el arranque de la Liga, los entrenadores de Madrid y Barcelona se han retratado en sus ruedas de prensa. El del Barcelona, más pardillo, dijo tener equipo “para ganarlo todo”, que es mucho, incluso para el “Tito Team”, como lo presenta la prensa. Pero Tito ha visto en el vestuario a Song, y es natural que se muestre farruco, porque ver a Song es como ver al primo de zumosol. Más cuco, el entrenador del Madrid ha preferido decir que tiene equipo “para discutirlo todo”.
...nunca será Ferrari