-Es una forma de contribuir a la visibilidad de la periferia en el centro y a la vez de explorar nuevos formatos expositivos. Pensar que la modernización implica un rechazo de lo rústico es obsoleto. Hacen falta nuevas visiones y estrategias culturales sobre la cuestión rural. De ahí la idea de una modernidad retroprogresiva, que tenga en cuenta el pasado para formular modelos de desarrollo futuro que nos permitan conservar nuestra calidad de vida sin comprometer la supervivencia de las demás especies y del planeta -indica García.
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