Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Vaya por delante que uno, si de niño era de España (bendito Kubala y su eterna duda sobre la convocatoria del sevillista Lora), de mayor no tuerce por la Roja, gansada del “think tank” progre para no decir España, que molesta a los tiquitacos.
Esta falsa Roja, o Roja sobrevenida, es un Combinado Autonómico que empezó como tercer equipo de Sevilla, sede de todos sus partidos, y que ahora cobra en dólares y juega en Suiza, la cueva de la Uefa, donde despacharon el otro día a la verdadera Roja, que es Chile, con un penalti de nuevo rico en defensa del chiringuito de Villar, el caballero que después de lo que parecen cincuenta años en el cargo todavía no ha conseguido dos cosas: decir “fútbol” en lugar de “fulbo” y llevar el Combinado Autonómico a su pueblo, que es Bilbao.
Villar, lord protector de Tiquitaquia, donde ninguna sanción se cumple, tiene a sus “caamaños” abriéndole expedientes a Mourinho por la tangana de la Supercopa en Barcelona. ¿Tangana con Mou? Eso es la guerra, uno de los jinetes del Apocalipsis, cuya peor consecuencia es la literatura.
–La Roja le da una oportunidad a la Paz –titulaba esta semana un diario deportivo.
La cursilada quiere decir que, bajo la clueca protección del marqués de Del Bosque, los pobres esclavos de Mourinho pueden sonreír y abrazarse con los risueños tiquitacos de Pep Guardiola (Pepe Hucha, sin inmersión lingüística), alter ego de Zetapé.
–Paz. Vivir en paz, la más grande utopía universal. Con emoción y admiración... a Gandhi. De España, un país en paz, un país para la paz.
Palabras escritas por Zetapé en el libro de visitas de la India. El mismo Zetapé que iba por la Feria del Libro en Madrid firmando “Con mi paz” ejemplares ajenos.
¡La Roja le da una oportunidad a la Paz!
Sólo que la Paz acabó en una guerra de Rojas, con Arbeloa (salmantino como el Archivo que se llevó el Triparttito) y el chico de Kalise para todos y todos para Kalise peleando como un solo hombre contra los chilenos. Con Mourinho ausente, la pelea callejera, en vez de tangana, fue Araucana, y el mismo periodismo que pedía la Paz de Zetapé celebraba la guerra con una frase de Tony Soprano:
–La familia que pelea unida permanece unida.
(Y no se puede abandonar nunca, como le recuerda Soprano a Chris Moltisanti, y como Carvalho viene de comprobar.)
El caso es que todos, desde el marqués de Del Bosque hasta Busi (precisamente el futbolista que, al decir del marqués, hubiera querido ser el marqués), opinan que la tangana suiza los convierte en una piña. Tangana buena, pues, y acreditativa del señorío español, frente a la tangana barcelonesa, o tangana mala y empobrecedora del señorío madridista, perseguida por los “caamaños” de Villar...
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Abc
Vaya por delante que uno, si de niño era de España (bendito Kubala y su eterna duda sobre la convocatoria del sevillista Lora), de mayor no tuerce por la Roja, gansada del “think tank” progre para no decir España, que molesta a los tiquitacos.
Esta falsa Roja, o Roja sobrevenida, es un Combinado Autonómico que empezó como tercer equipo de Sevilla, sede de todos sus partidos, y que ahora cobra en dólares y juega en Suiza, la cueva de la Uefa, donde despacharon el otro día a la verdadera Roja, que es Chile, con un penalti de nuevo rico en defensa del chiringuito de Villar, el caballero que después de lo que parecen cincuenta años en el cargo todavía no ha conseguido dos cosas: decir “fútbol” en lugar de “fulbo” y llevar el Combinado Autonómico a su pueblo, que es Bilbao.
Villar, lord protector de Tiquitaquia, donde ninguna sanción se cumple, tiene a sus “caamaños” abriéndole expedientes a Mourinho por la tangana de la Supercopa en Barcelona. ¿Tangana con Mou? Eso es la guerra, uno de los jinetes del Apocalipsis, cuya peor consecuencia es la literatura.
–La Roja le da una oportunidad a la Paz –titulaba esta semana un diario deportivo.
La cursilada quiere decir que, bajo la clueca protección del marqués de Del Bosque, los pobres esclavos de Mourinho pueden sonreír y abrazarse con los risueños tiquitacos de Pep Guardiola (Pepe Hucha, sin inmersión lingüística), alter ego de Zetapé.
–Paz. Vivir en paz, la más grande utopía universal. Con emoción y admiración... a Gandhi. De España, un país en paz, un país para la paz.
Palabras escritas por Zetapé en el libro de visitas de la India. El mismo Zetapé que iba por la Feria del Libro en Madrid firmando “Con mi paz” ejemplares ajenos.
¡La Roja le da una oportunidad a la Paz!
Sólo que la Paz acabó en una guerra de Rojas, con Arbeloa (salmantino como el Archivo que se llevó el Triparttito) y el chico de Kalise para todos y todos para Kalise peleando como un solo hombre contra los chilenos. Con Mourinho ausente, la pelea callejera, en vez de tangana, fue Araucana, y el mismo periodismo que pedía la Paz de Zetapé celebraba la guerra con una frase de Tony Soprano:
–La familia que pelea unida permanece unida.
(Y no se puede abandonar nunca, como le recuerda Soprano a Chris Moltisanti, y como Carvalho viene de comprobar.)
El caso es que todos, desde el marqués de Del Bosque hasta Busi (precisamente el futbolista que, al decir del marqués, hubiera querido ser el marqués), opinan que la tangana suiza los convierte en una piña. Tangana buena, pues, y acreditativa del señorío español, frente a la tangana barcelonesa, o tangana mala y empobrecedora del señorío madridista, perseguida por los “caamaños” de Villar...
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“TODO POR LA PASTA”
Cesc (ahora Fábregas) celebró la Supercopa europea con la “estelada”, pero ignoraba su significado. Luego hizo piña con el Combinado Autonómico en la tangana suiza que Villar justificará porque es época de berrea. Por algo Bono el Piloso propuso sustituir el “Todo por la Patria” del fascismo horaciano (su dulce y honorable morir por la patria) por el “Todo por la democracia”, que sería como morir por el sistema métrico decimal (Foxá). O sea, todo por la pasta.
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Cesc (ahora Fábregas) celebró la Supercopa europea con la “estelada”, pero ignoraba su significado. Luego hizo piña con el Combinado Autonómico en la tangana suiza que Villar justificará porque es época de berrea. Por algo Bono el Piloso propuso sustituir el “Todo por la Patria” del fascismo horaciano (su dulce y honorable morir por la patria) por el “Todo por la democracia”, que sería como morir por el sistema métrico decimal (Foxá). O sea, todo por la pasta.
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