En suma este toro era un filósofo, pero su filosofía no le libró de sufrir diez puyazos, dos pares de banderillas, y dos buenas estocadas de Martín, con la añadidura de tres pinchazos a volapié. Le advertimos al Sr. Martín que los volapiés, de cuya suerte fue el inventor Joaquín Costillares, no pueden darse bien sin que el toro esté en disposición de que forme un ángulo agudo con las tablas y el terreno que ocupe el diestro. Cuando el toro está paralelo a las tablas, los volapiés son imposibles, y solo de ellos pueden resultar pinchazos desairados y peligrosos. En esta clase de estocadas sobresalió Gerónimo José Cándido. No se deben olvidar las lecciones de los maestros, porque de lo contrario nada se hace bien.