La patita atrás de July vista de proa
Toreo esencial: Chenel / Toreo bonito: Morante
Con patita / Sin patita
"ENSÉÑANOS LA PATITA"
Con patita / Sin patita
"ENSÉÑANOS LA PATITA"
Charles Perrault
Hace mucho tiempo, en un bosque, había una casa en la que vivía la familia de mamá cabra con sus siete cabritillos.
Un día, mamá cabra tenía que ir a la ciudad a comprar, pero antes avisó a sus hijos:
-Si llaman a la puerta no le abráis a ningún desconocido, ¿de acuerdo?
-De acuerdo -contestaron los cabritillos-. ¡Adiós mamá! ¡Adiós!
-¡Adiós! -contestó la madre. Y se marchó.
El lobo, que estaba escondido detrás de un árbol, vio a mamá cabra marcharse y pensó:
“Ahora los siete cabritillos están solos en la casa, y yo tengo mucha hambre”.
Así que se acercó a la casa y llamó a la puerta:
¡Pon, pon, pon!
Los cabritillos estaban jugando dentro, y al oír la puerta preguntaron:
-¿Quién es? ¿Quién es?
-Soy mamá cabra. Abridme la puerta, por favor.
-¿Mamá cabra? Tú tienes la voz muy ronca. ¡Vete, vete; es mentira, tú no eres mamá cabra! -gritaron los cabritillos.
“¡Vaya!”, pensó el lobo. Pero se le ocurrió que, comiendo muchas claras de huevo, se le aclararía la voz. De modo que así lo hizo.
Al rato volvió a llamar a la puerta de la casa de los cabritillos, que seguían jugando:
¡Pon, pon, pon!
-Otra vez la puerta... ¿Quién es?” -preguntaron.
-Soy mamá cabra. Por favor, abridme la puerta -respondió el lobo.
-Es verdad, tiene la voz fina como mamá cabra.
Pero como aún desconfiaban le dijeron:
-Muéstranos la patita por debajo de la puerta.
Hace mucho tiempo, en un bosque, había una casa en la que vivía la familia de mamá cabra con sus siete cabritillos.
Un día, mamá cabra tenía que ir a la ciudad a comprar, pero antes avisó a sus hijos:
-Si llaman a la puerta no le abráis a ningún desconocido, ¿de acuerdo?
-De acuerdo -contestaron los cabritillos-. ¡Adiós mamá! ¡Adiós!
-¡Adiós! -contestó la madre. Y se marchó.
El lobo, que estaba escondido detrás de un árbol, vio a mamá cabra marcharse y pensó:
“Ahora los siete cabritillos están solos en la casa, y yo tengo mucha hambre”.
Así que se acercó a la casa y llamó a la puerta:
¡Pon, pon, pon!
Los cabritillos estaban jugando dentro, y al oír la puerta preguntaron:
-¿Quién es? ¿Quién es?
-Soy mamá cabra. Abridme la puerta, por favor.
-¿Mamá cabra? Tú tienes la voz muy ronca. ¡Vete, vete; es mentira, tú no eres mamá cabra! -gritaron los cabritillos.
“¡Vaya!”, pensó el lobo. Pero se le ocurrió que, comiendo muchas claras de huevo, se le aclararía la voz. De modo que así lo hizo.
Al rato volvió a llamar a la puerta de la casa de los cabritillos, que seguían jugando:
¡Pon, pon, pon!
-Otra vez la puerta... ¿Quién es?” -preguntaron.
-Soy mamá cabra. Por favor, abridme la puerta -respondió el lobo.
-Es verdad, tiene la voz fina como mamá cabra.
Pero como aún desconfiaban le dijeron:
-Muéstranos la patita por debajo de la puerta.
El lobo dudó al principio, pero, después de pensarlo un poco, mostró su pata por debajo de la puerta.
-¡Es muy oscura, tú no eres nuestra madre! ¡Fuera, vete! -gritaron los cabritillos.
“¡Vaya!”, pensó el lobo otra vez... “pero, ¡ya lo tengo!: ¡harina!”
Y se embadurnó de harina hasta tener las patas completamente blancas.
Una vez más llamó a la puerta de los cabritillos:
¡Pon, pon, pon!
Los cabritillos detuvieron su juego y preguntaron:
-¿Quién es?
-¡Soy mamá cabra, por favor, abridme la puerta! -respondió el lobo.
-La voz se parece a la de nuestra madre... A ver, enséñanos la patita por debajo de la puerta -dijeron los cabritillos.
El lobo metió su pata, ahora blanca, por debajo de la puerta y todos los cabritillos dijeron:
-Es blanca. ¡Es máma, es mamá. Abrid la puerta!
Y entonces el lobo entró en la casa y se comió a todos los cabritillos. A todos menos a uno, que se había escondido debajo de la mesa.
-¡Es muy oscura, tú no eres nuestra madre! ¡Fuera, vete! -gritaron los cabritillos.
“¡Vaya!”, pensó el lobo otra vez... “pero, ¡ya lo tengo!: ¡harina!”
Y se embadurnó de harina hasta tener las patas completamente blancas.
Una vez más llamó a la puerta de los cabritillos:
¡Pon, pon, pon!
Los cabritillos detuvieron su juego y preguntaron:
-¿Quién es?
-¡Soy mamá cabra, por favor, abridme la puerta! -respondió el lobo.
-La voz se parece a la de nuestra madre... A ver, enséñanos la patita por debajo de la puerta -dijeron los cabritillos.
El lobo metió su pata, ahora blanca, por debajo de la puerta y todos los cabritillos dijeron:
-Es blanca. ¡Es máma, es mamá. Abrid la puerta!
Y entonces el lobo entró en la casa y se comió a todos los cabritillos. A todos menos a uno, que se había escondido debajo de la mesa.