José Ramón Márquez
“Oh, oh July,
te quiero cantar,
tú has sido,
principio y final.
El principio, de mi nueva vida,
el final de mi soledad.”
FÓRMULA V
Para el enjuague -o como dicen ahora, el evento- del día del patrón han liado los taurinos un lío de tres pares de narices. Hoy, miércoles, por ejemplo, hemos estado haciendo tiempo en casa, haciendo tiempo para la cena, mientras en Las Ventas los rocines trotan y trotan alrededor de los toros despuntados, pues el día 15, el tradicional sábado de caballitos se ha transformado en Sábado de Gloria juliana, que ese día hay en Madrid corrida de toros y torea el July, el triunfador de Valencia y de Sevilla.
Ya se sabe que el aficionado a los toros, vapuleado y maltratado por sistema, es de naturaleza suspicaz. Yo, sinceramente, no creo, como dicen algunos por ahí, que la influencia de Taurodelta, ni siquiera la de Don Julián, el padre de July, llegue hasta el Papa Gregorio XIII y su calendario gregoriano para dar lugar a que el día de San Isidro de 2010, Año de la Victoria Julista, caiga en sábado. Creo que eso ocurre por un azar, pero ese azar, bien aprovechado, deberá rendir sus réditos, porque lo que sí es verdad es que el sábado, sabadete, beneficia una barbaridad a las huestes julianas, a la Columna Julista, cuyos desvelos están centrados en que el líder sea agraciado con una lluvia dorada de orejas peludas, que ya se sabe que tradicionalmente los sábados y los domingos han sido días de oreja fácil por la huida masiva de los abonados con destino a sus pueblos de origen, o a sus parcelas y chalets, o a atender a sus Comuniones, que mayo es el mes de las Comuniones, aunque sean por lo civil.
Y tantas prevenciones no se explican bien salvo por asegurar la jugada, porque este año no se puede decir, precisamente, que la asistencia de los abonados sea la característica principal de esta feria. Yo creo que este año les habría valido cualquier día. El pasado martes, en la delantera donde se sienta el hijo de Bergamín, entre las dos columnas sólo había sentado uno conocido. Ya sabemos que Bergamín viene solamente a extasiarse con Morante, pero ¿y los demás? ¿Habrán perdido sus abonos esos doce o catorce que faltaban o simplemente no vienen a los toros porque no les da la gana?
Bueno, el caso es que aprovechando que el río de la ciudad de Roberto Domínguez pasa por la ciudad de Roberto Domínguez, el entorno juliano, con el calendario gregoriano o el zaragozano en la mano, vio claro que colocando al eterno niño en el sábado del Santo Patrón, con la alegría que trae todo el mundo a la plaza en día tan castizo con la andorga tundida con el piri y los grabieles, las rosquillas del Santo, los bartolillos, los barquillos de canela y la copita de ojén, pues que era el momento propicio para sacar a July por la puerta grande y hacerle al chaval un regalo de bodas en forma de orejas, de triunfo grande y de portada de los periódicos que regalan gratis en la puerta de Las Ventas y de los que nadie compra en los kioscos.
De nosotros lo que se espera ese día es el aplauso, el vitoreo, el ¡Bien!, mejor que el ¡Ole!, la comunión, que para eso es mayo, con el ídolo. Yo, de antemano, declararé que July lo tiene bien fácil en lo que a mi respecta: que se cruce, que toree con hondura y sentimiento -aunque sólo sea una vez en su vida-, que pare y temple, que mande y cargue la suerte, que toree al natural como los buenos, que haga el toreo como a mi me gusta, con compromiso, con hondura y con verdad, y mi aplauso será suyo, que no hay que andar repitiendo todos los días que siempre somos del que lo hace.
***
Enrique Ponce, boicoteado en Madrid
coincidiendo con su vigésimo año de matador
coincidiendo con su vigésimo año de matador
¡Las cosas que tiene la vida! Hace unas semanas nos sobresaltábamos una apacible mañana en la estación de Santa Justa de Sevilla con un sincero artículo escrito a contracorriente por el ganador del Premio Taurodelta en el que, de forma sentida, veraz y altruista, pedía a Enrique Ponce que se retirase del toreo a toda velocidad, puesto que la tarde anterior le había costado un poco matar al sobrero Rinconcito de Toros de la Plata, su segundo toro, o mulo, en La Maestranza.
Bueno, pues menos mal que el de Chiva no hizo caso, o quizás ni se enteró de lo que tan desinteresadamente le recomendaba el riguroso revistoso del puchero, puesto que en un articulito que publica hoy en el diario El Mundo el flamante Premio Taurodelta 2009 viene a proponer a la empresa de Madrid que la vacante que ha quedado en los carteles por la ausencia -que es presencia- del insustituible José Tomás la tome el buen July o, con menos énfasis, eso es verdad, el prejubilado Ponce, que se conoce que ahora han debido echar cuentas los unos y los otros y han caído en la cuenta de que se les había olvidado traerle a Madrid, que lo mismo igualito, igualito les pasó ya el año pasado.
Por cierto, que ya que uno al menos ha tomado ese arduo camino de mostrar con bizarría a los toreros el camino hacia la puerta, quizás se debería ir actualizando un poco la lista de las invitaciones a cambiar de oficio; creo yo que, sin ir más lejos, a los dos graciosos de ayer, al de Fuenlabrada y al de Usera, no les vendría mal que alguien les cantase las verdades del barquero con valentía, hombría y sinceridad, como debe ser.
Bueno, pues menos mal que el de Chiva no hizo caso, o quizás ni se enteró de lo que tan desinteresadamente le recomendaba el riguroso revistoso del puchero, puesto que en un articulito que publica hoy en el diario El Mundo el flamante Premio Taurodelta 2009 viene a proponer a la empresa de Madrid que la vacante que ha quedado en los carteles por la ausencia -que es presencia- del insustituible José Tomás la tome el buen July o, con menos énfasis, eso es verdad, el prejubilado Ponce, que se conoce que ahora han debido echar cuentas los unos y los otros y han caído en la cuenta de que se les había olvidado traerle a Madrid, que lo mismo igualito, igualito les pasó ya el año pasado.
Por cierto, que ya que uno al menos ha tomado ese arduo camino de mostrar con bizarría a los toreros el camino hacia la puerta, quizás se debería ir actualizando un poco la lista de las invitaciones a cambiar de oficio; creo yo que, sin ir más lejos, a los dos graciosos de ayer, al de Fuenlabrada y al de Usera, no les vendría mal que alguien les cantase las verdades del barquero con valentía, hombría y sinceridad, como debe ser.
(Retrato de Enrique Ponce)
Gran Vía, Madrid
Gran Vía, Madrid