miércoles, 19 de mayo de 2010

Decimotercera de feria. Un natural extrordinario


José Ramón Márquez


Los toros y los toreros.

De los toros ya sabemos el topicazo, el rollo ése de que los del tipo de Atanasio y los del tipo de Lisardo, que si los astigordos, que si los de los cuernos blancos, que si tío páseme usted el río, porque hace lustros, desde que la metieron en el rollo ése de ‘toros para figuras’, que esta ganadería no echa una corrida seria y en condiciones como las que echaba cuando empezó a venir a Madrid, que es cuando a mí me gustaba, que la empezó a traer con asiduidad Chopera. Vamos, que me refiero a Don Manuel Chopera, el gran empresario que creó el abono cautivo del que ahora siguen viviendo estos choperillas o choperitillas que han parido esta hermosa feria. Me ha gustado el sexto toro, Cubilón, número 159, pero sin estridencias. Seguro que hablarán, interesadamente, de él para los premios esos que se suelen dar entre los taurinos después de un almuerzo, pero creo que deben salir toros de bastante más rotundidad que ese en lo que resta de feria.

Por lo tocante a los toreros, pues más de lo mismo. Hay algunos que no han pisado jamás el sitio de torear. Por ejemplo, hoy, el francés y Pinar, el ‘July clon’, que venden su burra a base de pases por aquí y pases por allá, con mucho derechazo, con los circulares invertidos de Dámaso, con las manoletinas pestosas y el arrimoncillo final, y todos tan contentos, que hubo momentos que daba vergüenza ajena ver a la talanquera rugir como si aquello fuese el toreo caro. Luego está el que torea con menos ventajas, el que desde 2005 nos ha regalado faenas y momentos inolvidables de toreo puro, con sitio y con hondura, pero de ése ya nos avisa el programa que ‘desde el año 2008* comenzó a perder regularidad en su triunfo’; pues a ver qué le vamos a hacer, si ya íbamos avisados.

Cuando estaba en activo Curro Romero, había snobs que decían que a ellos les compensaba lo que hubiesen pagado por la entrada sólo con verle hacer el paseíllo. Yo digo, como siempre hemos dicho en la Plaza, que el único que puede cambiar la moneda es el que la tiene y que, hoy por hoy, ante la vil vulgaridad que nos anega, el único torero que representa el toreo bueno -otra cosa es que lo haga cada tarde- es El Cid, y ahí están sus faenas para quien las quiera recordar; y quiero traer de nuevo el recuerdo del maestro César Rincón para que quien tenga memoria busque los paralelismos que hay entre ellos y recuerde cómo al gran torero colombiano le metieron mano por todas partes y le dieron más palos que a una estera nada más que se pudo, porque aquél, como éste, representando la pura ortodoxia, resulta que son la más abominable heterodoxia para todo el taurineo rampante de toda esa manada de Julys, Castellas, Cayetanos, Talavantes, Pereras, Luques y demás toreritos del montón, porque les desmonta el chiringuito.

¿Y cómo ha estado hoy El Cid? Pues como tantas veces estuvieron Bienvenida y Paco Camino y Julio Robles y Antoñete y Emilio Muñoz, aseado, como se decía antes, sin acabar de comprometerse, por fuera a veces, sin llegar a confiarse o a verlo claro por momentos, pensando quizás en el cuerpo más de lo que se debe cuando se quiere torear bien, en una estimable labor con su segundo en faena a menos y, en fin, sacando un natural extraordinario que es, hoy por hoy, el único realmente digno de ese nombre de los -pocos- que se han dado en todo lo que va de feria.

* Pues triunfador de San Isidro 2008 fue El Cid con su faena al toro colorado de El Pilar.



El ojo de las Tres Dimensiones inaugurado el 18 de Mayo


El oasis venteño