F. J. Gomez Izquierdo
Nos invita José M. Guardia a admirar unas fotos de primavera bostoniana, y, puesto a la faena sin zorra idea de inglés, veo con mucho regocijo a las monjas de clausura del convento del barrio de Sta. Marina: el barrio de los toreros de Córdoba. Las hermanas sólo se atreven a ser vistas -y muy de lejos- el domingo de Resurrección. Suben al tejado del convento con varias canastas de pétalos y esperan la salida del Resucitado y la Virgen de la Alegría. Al lado del convento y mirando la portada de la iglesia, también espera Manolete. En los balcones los vecinos cuelgan capotes y las vecinas hacen coros al paso de la Virgen... pero no me digan que no tiene miga el viaje de las monjitas. Sin salir de la plaza del Conde de Priego, son admiradas en Boston. Estuve por allí el domingo y también hice alguna foto con una de esas cámaras maluchas que llevamos los que no entendemos de fotografía. Se ve que el de Boston estuvo a mi verita.
Nos invita José M. Guardia a admirar unas fotos de primavera bostoniana, y, puesto a la faena sin zorra idea de inglés, veo con mucho regocijo a las monjas de clausura del convento del barrio de Sta. Marina: el barrio de los toreros de Córdoba. Las hermanas sólo se atreven a ser vistas -y muy de lejos- el domingo de Resurrección. Suben al tejado del convento con varias canastas de pétalos y esperan la salida del Resucitado y la Virgen de la Alegría. Al lado del convento y mirando la portada de la iglesia, también espera Manolete. En los balcones los vecinos cuelgan capotes y las vecinas hacen coros al paso de la Virgen... pero no me digan que no tiene miga el viaje de las monjitas. Sin salir de la plaza del Conde de Priego, son admiradas en Boston. Estuve por allí el domingo y también hice alguna foto con una de esas cámaras maluchas que llevamos los que no entendemos de fotografía. Se ve que el de Boston estuvo a mi verita.