viernes, 2 de abril de 2010

EL ESPARRAGUERO





F. J. Gómez Izquierdo

Entre la familia trinitaria es costumbre hacerse del Barça, pues son los colores de su cruz, azul y grana. El Cristo de Medinacelli en Madrid, el Cautivo en Málaga ó el Rescatado en Córdoba, llevan el escapulario trinitario y son harto conocidos incluso por los que no son devotos. No olvidemos que fueron trinitarios los que rescataron a Cervantes: Juan de Avila, Juan de Palacios y Bernardo Monroy.

El Rescatado de Córdoba sale después de la Dolorosa -y es caso excepcional- pues es asombroso y sobrecogedor ver los cientos de penitentes que van tras él. Sin embargo, en la parroquia trinitaria cordobesa goza de más predicamento el Esparraguero que el Rescatado, a pesar de ser considerado menos milagrero. El Esparraguero vino de México en el siglo XVII y mece su melena al viento al ritmo que marcan unos costaleros fieles a su cita todos los Jueves Santos, y como muchos de esos costaleros, amén de legión de cordobeses, son aficionados a recoger espárragos, suelen ofrecer a su Cristo unos pocos de los que cosechan.

El triunfo del Cristo de Gracia, que ése es el verdadero nombre del Esparraguero, llega cuando a la 1 de la madrugada se encierra en la plaza del Alpargate. Allí es el desafío entre saeteros. Allí se hizo famosa La Talegona y se acercaron a rivalizar los cantaores de fama. Allí se escucha la saeta como debe ser la saeta: de noche, entre faroles y desde gargantas con sentimiento. Pusieron una placa a la difunta y los nativos y los que vivimos aquí se la enseñamos a nuestras visitas las madrugadas de Viernes Santo, mientras nos disponemos a ser sorprendidos por los artistas. Todos los años pasamos de las dos, pero no hay prisa...

Ahora mismo voy para allá.