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Hughes
Pura Golosina Deportiva
24 de noviembre. Puede que hoy, por fin, Ancelotti haya dado con la tecla. Su once en Leganés completaba el cubo de rubik. Todos en sus sitios o en sus futuros sitios y salen los números, salen los dibujos. Es un hallazgo sostenible.
En algún momento de esta semana, Ancelotti se estaba dando un baño y de repente lo vio, miró al patito de goma en la bañera y lo entendió: "¡Eureka! ¡Lo encontré!". Y entonces llamó a Davide.
El azar de las lesiones obligó a Carletto a calentarse a cabeza, a ver lo que no había querido ver. Él solo piensa en el precipicio. Es un pensador de abismos. El Madrid se ha cogitado todo de repente, todo en una "pantaná" táctico-técnica. El Madrid se forma hoy, casi en diciembre, y ya es el primer favorito para ganarlo todo.
Ha tardado el míster el verano y tres meses, esto es, medio año, en saber amoldarse a la planificación. Tarda más tiempo el entrenador en responder a la dirección que la dirección en planear para el entrenador.
¿Cómo ha sido?
Todas las decisiones se tomaron a la vez, y todas, por fin, son respetuosas entre sí.
Para empezar, ha añadido dos jugadores nuevos a la rotación. Aparecen el olvidadísimo Ceballos y el canterano Asencio, los dos con el mismo corte de pelo, por cierto.
Asencio no sabemos si será mejor o peor, pero es rápido y no es medroso. La velocidad para el Madrid es fundamental.
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Ceballos hizo su mejor partido en años y la mejor noticia es que sintió de repente sitio y futuro en un doble pivote, dibujo al que el Madrid estaba predestinado (por galactización) y que ya admite decir su nombre. Camavinga estuvo como siempre pensamos que estaría, pero la sorpresa fue el partido de Ceballos: brega, un adecuado trato al balón y un acompañamiento de la jugada. Tchouaméni podrá ir muchos partidos a la defensa. Alivio y equilibrio.
Le nacen al Madrid dos jugadores y esa decisión lleva implícita otras dos.
La primera es que Modric y Brahim se queden en el banquillo. Modric no está para ser columna de Hércules del doble pivote. Y Brahim aporta más como champán descorchado que en los 90 minuti. Ahí es más estructuralmente relevante Güler, aunque el chisporroteo de Brahim sea inigualable. Pero Brahim ha de ser la media hora final de fuegos artificiales, y la titularidad de Arda era muy importante, es estratégica porque con él cambia el Madrid.
Para empezar, ya tiene sacador-colocador, y le nace al Madrid otro ojo, otro mirador que la derecha no tenía. La derecha era un lugar de desembocadura (traumatizado por la dana, todo me sale con formas hidráulicas) y ahora la derecha es zona de pensamiento, ahora es la banda lista.
Cuando era sustituido al final, Güler iba muy serio, sonrió un momento y le salió el niño que oculta. Güler es un viejo, juega como un viejo, juega con una seriedad que no tiene nadie. Es el más serio de todos. Hizo un caño de espaldas en media vuelta, pisando la pelota; luego tuvo una ocasión en la que hizo diagonal, regate en Z yéndose de dos; y aún tuvo una llegada tras pase de Vinicius. Ojo al llegador. El gol de Mbappé lo marcó Mbappé pero ya estaba él para el remate.
La titularidad de Güler es un salto hacia otra cosa. Detrás de los delanteros, él y Bellingham multiplican al Madrid, que con ellos vuelve a tener primacía con la pelota.
Una decisión era no alinear a Modric y a Brahim, ubicarlos donde toca. Son dos delicatessen, dos bocados exquisitos y breves: el uno por añejo, el otro por chispeante y ácido.
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La otra decisión era el pequeño o gran sacrificio de los tres futbolistas de campo más importantes el año pasado: Valverde, Bellingham y Vinicius se sacrificaban, o renunciaban a algo a cambio de otra cosa. De una promesa de sí mismos. Como si hubiera una negociación o una persuasión detrás. Éste es el mejor trabajo del entrenador. Ésta es una decisión cambia-temporadas y cambia-carreras. Veamos:
Valverde se iba al lateral derecho. De llevar la manija al rincón de los "chendos". Pero ahí puede haber encontrado su lugar para una década. El Madrid, de repente, deja de estar cojo y con él le sale un cauce nuevo de juego.
Valverde desde el lateral puede ser lo que siempre fue: último hombre, jabato de ida y vuelta, llegador y bombardero, pues marcó el 0-2 con un tiro inteligente como misil ruso porque la pelota fue rasa dando varios botes en el suelo.
Valverde se va a la banda de los pobres, pero ahí puede crecer, cambiar, proyectarse más.
Y lo mismo ocurre con Bellingham, que asume la mediapunta, el centro en un universo simétrico a cambio de correr por él y por alguno de delante. El Madrid pareció atacar en 4-2-3-1 y defender en 4-4-2. El volver a la zona defensiva él no puede eludirlo y se le hace largo. Belligham tiene que recorrer más que nadie y eso es como ir a trabajar muy lejos. Bellingham se cruza Madrid en cada jugada. Tiene que madrugar para ir al punto de ataque, y ha de regresar también al acabar la jugada. En ese ir y venir de la mediapunta pierde mucho tiempo como lo pierde un currante en la M-30. Es lo que los anglosajones llaman commuting: el desplazamiento desde la casa (la mediapunta) hasta el trabajo (el lugar a la izquierda en el 4-4-2); eso lo hace él en cada jugada. Se ha de sacrificar, pero en la mediapunta, donde le corresponde, estuvo esplendoroso y en su mejor versión. El 0-3 le engorda la estadística, aunque no hacía falta. Su partido fue otra vez algo a medio camino entre la distinción de Zidane y la indistinción, la indiscriminada genialidad de Di Stéfano.
Es especialmente importante en la defensa. El 0-1 vino de una presión suya y de Camavinga. Con Vinicius y Mbappé, semejantes flechas, la presion alta del Madrid es necesaria. Va a ser la forma más importante de llegar a gol. Ancelotti tendrá que combinar el llamado ataque estático (bendito Güler), la vieja contra del que espera atrás y este otro recurso para momentos del partido. Si el Madrid roba arriba, será siempre medio gol.
Y el motivo es Vinicius, su velocidad suprema que ahora puede ofrecerse a todos. Ancelotti hizo cuentas y colocó a Mbappé donde fue Mbappé y a Vinicius donde puede llegar a ser otro Vinicius. Se quedó con el 9 y allí lució de pasador, no sólo por la asistencia a Mbappé.
Vini empieza de 9 ofreciéndose, dándose.
Si Vinicius aprendió el gol, ¿no puede aprender esto otro? Ya comenzó la temporada pasada. Vinicius en esa posición se va a hacer central, total, omnicomprensivo... De este modo, el Madrid recupera al mejor Mbappé, que estaba siendo menos, y aun puede encontrar un Vinicius superior.
Ancelotti ha repensado la posición de Vinicius, Bellingham y Valverde. De los tres. Y esto es una genialidad porque lo ha hecho mientras ellos se sacrifican para paliar las digamos estridencias del "modelo". Es decir, la Galaxia II de Florentino podría desmoronarse, pero para encajar a Mbappé y para paliar la excentricidad del modelo, estas tres estrellas se dan al entrenador y se sacrifican: tú dejarás la posición donde te convertiste en el mejor del mundo, tú defenderás la mediapunta corriendo por dos, y ganarás tus goles y asistencias con el sudor de tu frente; y tú (Valverde, y también Mina Bonino) te irás a la posición más alejada del centro y del gol.
Estos tres nuevos contratos de Ancelotti con Belingham, Valverde y Vini son necesarios para el equipo pero la gran genialidad es que pueden ser buenos y hasta transformadores para ellos. Puede que todos mejoren.
Carletto les ha pedido crecer-cambiar-estirarse-evolucionar para conseguir ahormar al equipo, que ahora sale al campo clavado en la nueva diagonal Valverde-Mbappé. Al francés en su nuevo sitio de siempre todos le veían ahora, todos le buscaban y él, feliz, sonreía (cosa que Güler no haría).
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Ancelotti merece unas disculpas o un reconocimiento. Pareció estos meses un entrenador agotado, superado, pero lo ha hecho. Lo ha conseguido. Empujado por las humillaciones y la necesidad se puso a pensar y de repente le han salido las ideas todas de cuajo, todas en un borbotón. ¿Habrá sido un rapto? ¿Cómo vio la luz Carlo de Tarso? ¿Se habrá sentido como en una iluminación? ¿Le vino a ver Alguien?
Ha recolocado a cuatro figuras, ha dado la titularidad a Güler, ha sacado dos nuevos jugadores y ha dado simetría, orden y estabilidad mental con el 4-2-3-1//4-4-2. Todo en el mismo día.
Ahora sólo le falta Endrick y perseverar (Ceballos sí, Modric no. Ceballos se convierte en jugador clave, jugador-causa, un jugador por el que, si es preciso, habría que pelearse: Ceballos o barbarie).
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