domingo, 16 de octubre de 2022

Ricardo, el aficionado

 

Los sesenta de Ricardo


Francisco Javier Gómez Izquierdo


         Cuando se conoce a un tipo como Ricardo Casado se resuelven todas las dudas sobre las características que debe reunir el buen aficionado al fútbol. El buen aficionado debe sentir a su club como si fuera de la familia. Disfrutar sin excentricidades en los días de gloria y aguantar con entereza los reveses que a veces pueden llegar hasta la humillación y sobre todo no renegar jamás, como no se reniega del hijo delincuente. Si hay que pasar vergüenza se pasa, pero el buen aficionado no abandona nunca y renueva el carnét incluso cuando se desciende a Tercera División cinco años después de vértelas en Primera con los grandes.

 

Para encontrar un buen aficionado entre los clubes grandes hay que rebuscar mucho y aún así es imposible toparse con uno que haya llevado bocadillos a sus jugadores encerrados o haya puesto quinientos euros en acciones a fondo perdido para salvar ruinas evidentes. El buen aficionado en estado puro es muy escaso. Se hace visible en clubes menesterosos y así se convierte en noticia de telediario que un tipo haya cogido su coche en Córdoba y se haya plantado en Oviedo a final de temporada a acompañar en la tribulación a su equipo ya descendido. Javier lo hizo en soledad y toda España lo vió en los telediarios.

 
      Ricardo Casado es de calaña parecida a la de Javier pero así como Javier es cordobesismo anacorético y no se interesa por la marcha del Villarreal o la cantera del Barça, Ricardo es multidisciplinario en cuestiones balompédicas. Tiene sus particulares puntos de vista sobre tácticas, entrenadores y demás, como todo español que se precie, pero luego se sacrifica como a nadie he visto por "su" Córdoba. Ricardo ha estado esta temporada en todos los partidos blanquiverdes. En Valdebebas contra el Castilla, en el Reino de León contra la Cultural y en Barreiro que es donde juega el Celta B. Madrugones, trasnoches, gasolina y encuentros con aficionados puros en esos modestos estadios a los que acude una familia de Córdoba que vive en Burgos y "... como León no nos pilla tan lejos..." O un tal Antolín que reconoce el nombre de López Murga en nuestra bufanda viajera y le dice que le dé recuerdos , "...que estuvo en el Palencia muy joven". "Ricardo, -le apunta un servidor- en ese Palencia estuvo Florián Maldonado que estudió conmigo en los marianistas de Burgos y luego jugó en el Español en Primera. También Ferrero, que para los burgaleses es todo un ídolo".

 
    De las expediciones de Ricardo ahora y siempre -a costa del peculio qu ahorra por no fumar-  tienen noticia en el club pues no en vano Ricardo es cordobita-cordobita, hijo de Juanito Casado, componente del grupo Sierra Morena, triunfador en Cádiz y autor del ya internacional himno Soy Cordobés. De Ricardo hablamos cuando fue a Kiev a ayudar a España a traerse la Eurocopa; de cómo Reina le cazó al vuelo la bufanda de nuestra peña y se la anudó para salir pinturero en las fotos; de cómo el gran Luis Aragonés se retrató con él diciéndole con su vozarrón "el honor es mío", cuando con esa educación que gasta nuestro Ricardo le abordó con un "¿Me haría el honor..?" Ricardo cumple el número redondo de los 60 años y alguien se ha ocupado de hacerle una camiseta, pasársela al Club a la firma y no vean qué momentos de felicidad está viviendo el tío. Y es que cuando se conoce a un tipo como Ricardo Casado se resuelven todas las dudas sobre las imprescindibles características que debe reunir el buen aficionado al fútbol.


      Felicidades, perillán.

El otro día en el Reino de León



Con Luis Aragonés en Kiev