lunes, 30 de abril de 2012

El distinto collar


-La única diferencia que veo entre estos que nos gobiernan y los anteriores es que ahora no te encuentras a una chacha o a un ágrafo haciendo un training de ministro. O sea, que estos han estudiado, hablan con propiedad y pronuncian decentemente. Por lo demás, es la misma ideología pero aplicada más deprisa. Una socialdemocracia buenista y de poca exigencia, en donde un Papá Estado omnipresente lo mismo sirve para un roto que para un descosido. Quiero decir, que lo mismo hace el roto que el descosido.

Luto

Real Madrid - Sevilla
Benzemá y Ronaldo

Guardiola llegó al banquillo del Barcelona cuando el tripartito aún gobernaba cuerpos y mentes en el oasis y adaptó fielmente esa ideología ad hoc en la que la superioridad moral socialdemócrata y el victimismo nacionalista habían alcanzado una perfecta simbiosis


Pedro Ampudia

Hubo jornada de liga, aunque temimos que el anuncio de la marcha de Guardiola llevara a la RFEF, la LFP, el CSD y el Gobierno de España a decretar su suspensión ante tamaña catástrofe. Algunos hubiéramos preferido que el Pep renovara para que pudiéramos ver su verdadero rostro, ése que ya se insinuaba en las derrotas. Guardiola se va y para anunciarlo se escenificó una ceremonia a la que sólo le faltó que Xavi y Messi subieran al altar a decir unas palabras, entrecortadas por pucheros y llantinas, para parecer uno de esos funerales de película americana. Sintonicé TV3 para comprobar si seguían con la programación habitual o la habían sustituido por sardanas, conciertos de Lluis Llach y rondos interminables en la mitad del campo. No llegaron tan lejos. Terminado el acto llegó el turno del ingente coro de plañideras y la troupe de juglares que, olvidando las zonas oscuras del personaje, lloraban su marcha y glosaban sus hazañas. Sólo se apearon de sus quehaceres para afearle las palabras a Karanka, que había dicho una verdad como un templo con campanario y todo.

Guardiola llegó al banquillo del Barcelona cuando el tripartito aún gobernaba cuerpos y mentes en el oasis y adaptó fielmente esa ideología ad hoc en la que la superioridad moral socialdemócrata y el victimismo nacionalista habían alcanzado una perfecta simbiosis. El Barcelona del Pep hacía un fútbol de izquierdas en ese país pequeñito de ahí arriba. Las palabras no son mías.

Los primeros años de Guardiola al frente del equipo azulgrana fueron los mejores pues en la presidencia del club estaba Joan Laporta. Ambos formaban la perfecta pareja poli bueno-poli malo. Guardiola era el seny, el talante y la elegancia cursi mientras Laporta aportaba la chulería del maulet con corbata, groupies porno y nacionalismo Möet. El Pep se garantizaba la adoración de la prensa y el Joan encandilaba en los despachos de las federaciones con su sonrisa de galán de medio pelo y la cartera repleta de visas y tarjetas de visita de los mejores antros. En aquellos años, además, el Real Madrid se encontraba sumido en la peor crisis institucional de su historia durante la presidencia de aquel Calderón en el que alguno había visto a un senador de Massachusetts cuando sólo había un trilero palentino de segunda. Calderón fue la contribución madridista al zapaterismo. Si cualquiera podía ser presidente del gobierno, cualquiera podía ser presidente del Real Madrid.

La llegada de Rosell a la presidencia del Barça y la de Mourinho al banquillo del Real Madrid suponen el principio del fin de Guardiola en el banquillo culé. Con Rosell no hubo nunca feeling, según nos cuentan, y ya sabemos que el Pep se fía mucho del feeling, como podrían atestiguar Eto'o e Ibrahimovic, aunque en el caso de estos lo que le molestaba a Guardiola era que sus actitudes le pudieran echar abajo el discurso. La inteligencia de Mourinho acabó por desquiciar al lama de Sampedor, que primero perdió los nervios en sala de prensa y después frente a la pizarra de ese tétrico despacho del sótano del Nou Camp donde hace cuatro años inventó el fútbol como un Doctor Frankenstein con levita en vez de bata. Se marcha el Pep y esperamos que con él una manera totalitaria de entender este deporte, un falseamiento continuado de la realidad y un sistema de valores dominado por la hipocresía. Esperamos que Manuel Jabois no tenga razón cuando advierte de que el Pep volverá para seguir jodiéndonos, pero sospechamos que está en lo cierto.


Real Madrid - Sevilla
Cristiano Ronaldo

En medio del luto jugó el Madrid contra el Sevilla el partido que casi le hacía campeón de liga. Fue apenas un comprimido de litio para combatir la depresión en la que se sumergió tras la eliminatoria contra el Bayern. Horario matinal y el piperío todavía sin acabar de digerir los churros y las porras. Bastaron una genialidad de Cristiano y dos de Benzema para acabar con el Sevilla de Míchel, un cretino inasequible al desaliento. Si este personaje es el depositario de las esencias madridistas, yo me borro. Si éste es el entrenador por el que suspiran los plumillas del Txistu y de la gauche divine futbolística, conmigo que no cuenten. Hubo pitos para Mourinho de un sector de la tribuna del que sólo cabe avergonzarse y ovación de gala para Callejón por el mero hecho de ser español, que es algo que cotiza mucho en el mercado de valores de la caspa tribunera. Si algo sacamos en claro del partido fue la importancia de Khedira y la fragilidad del Madrid cuando el alemán no está en el campo. Los Segurolos, que son Los Pelayos sin gracia y jugando siempre con las cartas marcadas y el dinero de otros, seguirán pidiendo a Granero y tiene su lógica. Están deseando que el Madrid de Mourinho caiga. Que se jodan.


Se marcha el Pep y esperamos que con él una manera totalitaria de entender este deporte, un falseamiento continuado de la realidad y un sistema de valores dominado por la hipocresía. Esperamos que Manuel Jabois no tenga razón cuando advierte de que el Pep volverá para seguir jodiéndonos, pero sospechamos que está en lo cierto

Real Madrid - Sevilla
Doble o nada

Ministros del PP: ¿gallinas mojadas o gallinas sin cabeza?

-Aunque el cinismo de Rubalcaba -si le das la espalda, te la clava- le lleve a concluir que los ministros del Gobierno parecen gallinas sin cabezas... Esto es falso. No parecen gallinas sin cabeza. Cabeza para afrontar la crisis -que es de la que carecen los socialistas- sí que tiene el PP. Lo que parecen los marianistas son gallinas mojadas, que es otra cosa. Sus terapias resultan acertadas pero mínimas, siempre temerosas de los mercados financieros, de Europa, de los medios y del qué dirán. Ya he escrito que el consejo más acertado que un asesor de imagen pudiera hacer a Rajoy sería el viejo dicho popular: “Más vale ponerse una vez colorado que 25 amarillo”.

De Justicia Poética (La novillada venteña suspendida)


Laverón ante el cartel de la feria pasada
 
Vicente Llorca

La verdad es que la tarde invitaba a quedarse en casa. Llovía desde por la mañana, hacía bastante aire, venían más nubes por Toledo  y el cartel de Las Ventas era una novillada con dos que ya habíamos visto y un debutante de Requena.

Sí, pero la ganadería es de Yecla –objeté yo a la hora del aperitivo.

Y para mi sorpresa, la tertulia, ante un argumento tan inobjetable, accedió a quedar donde siempre, y a la misma hora, para ir a los toros esa tarde.

Es lo que tiene una tertulia taurina. Que las únicas razones son las del verso.

Allá que fuimos, debajo de la estatua de Fleming a las cinco. Empezó a llover, de nuevo, y para ver a los novillos murcianos y a una promesa de Espartinas sólo estábamos nosotros, unos japoneses y un colegio de estudiantes alemanes, rubios y sanos, que debían de haberse quedado aquí después de la aciaga tanda de penalties.

Unos adolescentes, ilusionados y atentos, se acercaron a Novillo, el maestro fotógrafo y mozo de espadas, y le saludaron, como experto en la materia de Yecla y la tauromaquia de Utiel-Requena. Éste hizo las presentaciones:
 
Aquí, un ganadero salmantino; el licenciado García, escritor mejicano, y el maestro Laverón, reputado crítico de toros.
 
Ah, maestro. ¿Y dónde escribe usted?
 
En “El Debate” –se apresuró a responder el licenciado García.
 
Antes había estado en “La Solidaridad Obrera” – repuse yo.
 
Cuando él se marchó se acabó la crítica taurina en “El País” – siguió explicando Novillo, aún en maestro de ceremonias.

Los adolescentes marcharon, tan atentos como antes, y alcanzados, sin saberlo quizá, por la justicia poética.

El maestro Laverón tenía entradas de tendido. Hoy, que diluviaba. La otra tarde, que lucía un sol espléndido, me había hecho acompañarle a una andanada remota, debajo de las banderas. Los toros se veían a lo lejos. La Empresa, comentamos esta vez, decididamente se había apuntado al verso. Ella también.

Nos fuimos a la grada, que está cubierta. En la plaza, los rituales de la suspensión de una corrida –que en los toros hasta lo imprevisto tiene su ritual. Los novilleros que bajan al ruedo, las zapatillas que se arrastran por la arena, un delegado del presidente que habla con los diestros, un apoderado atento y silencioso, y los banderilleros que murmuran aparte y deslizan las zapatillas incansables por donde más barro aparece.

(También estaba Moncholi, en la puerta de cuadrillas. Pero ésta no sé a qué parte del ritual pertenece).

Conforme al ritual, el público da palmas de tango, un barítono del siete profetiza en voz alta y la novillada, finalmente, se suspende.

Entonces, un señor serio y atento, que había permanecido solo en lo alto del tendido, se levantó y gritó, con voz estentórea:
 
¡Socialistas, ladrones!

Por un momento, la grada se quedó en silencio.

Entonces, el licenciado García nos aclaró:

Ustedes no lo entienden. Ese cuate llevaba esperando desde hacía años.

Y nos fuimos a tomar un highball a la calle Lista, después de una de las novilladas más poéticas que nos había sido dado presenciar en las últimas temporadas.
 

Laverón, cuesta de Alcalá arriba, de cháchara taurina

Del Mou al Löw

 Real Madrid - Sevilla

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Mou se queda y Pep, reserva espiritual del zapaterismo, se va.

    O sea, lo contrario de lo que vendía el periodismo deportivo.

    “¿Y qué nos han dado los romanos?”, preguntaban retóricamente en “La vida de Brian” los nacionalistas, como en Madrid hay piperos que preguntan “qué nos ha dado Mourinho”.

    –El olor a victoria.
    
Vale. ¿Y qué más?

    –La esquiva Copa del Rey.

    Sí, ¿pero qué más?

    –La Liga con más goles de la Historia.

    Eso no, porque Xavi dijo que Mou no pasaría a la Historia, un lugar reservado a Guardiola, el hombre que miraba a los ojos a Keita y hacía un fútbol “de izquierdas” (?).

    “¡Silencio, gitanas!”, gritó Ruano en la necrológica de Romero de Torres. “¡Silencio, socialdemócratas!”, quiere uno gritar hoy, aplastado por ese dramón a lo Douglas Sirk de despedida “al Pep”, que deja a un Sandro “fotut” y a un periodismo “in albis”.

    Ese periodismo que nos presentó a Mou comprando casas en Londres como un Pepe Banús de la City, y ante el desprecio silencioso del portugués (un desprecio a lo Eça de Queiroz) tituló: “Don Imprescindible se hace el interesante”.

    Pero el único en hacerse el interesante es Guardiola, el Brian de Sampedor, tras de cuya sandalia perdida corren como locos todos los progres del mundo. Los progres… y los pobres. Periodista ha habido pidiendo la renovación de Pep por el bien de los negritos de Sierra Leona, y no es chanza.
    
Mas la parábola del fariseo y el publicano (además de la Liga) hace tiempo que la ganó Mourinho, que es el publicano, claro.

    ¿Qué quedaría del fútbol de Guardiola si le quitáramos a Messi? Pues lo mismo que de los hermanos Quintero si se los tradujera al castellano. Mou ganó una orejona con Milito y Cambiasso. Pep, con Messi, necesitó de Ovrebo y Stark. El sueño platónico de Mourinho es jugar las semifinales de Champions contra diez, como el Barcelona con el Inter, con el Madrid o con el Chelsea.
    
Sin Messi el tiquitaca es aquel masaje canicular y gandul de los equipos brasileños del Carranza en los agostos de Cádiz, la marmita de hierbas del hermano Pep para la armonización de los chakras que cura las migrañas… como la de Míchel, que ayer afeó el gesto de Cristiano con el balón, pues lo bonito es tirar la camiseta o tocarle los c… a Valderrama.
    
Cuatrocientos millones de euros gastó en fichajes Pep, el apóstol de la cantera, ese nacionalismo de pobres, mientras oímos que Mourinho no vale para mánager y que darle más poder sería incurrir en fascismo.

    El miércoles, con el Bayern, pasó por el Bernabéu el seleccionador alemán, Joachim Löw (otro Acuario, como Mou), que acreditó su personalidad acudiendo en zapatos de ante a un urinario de pared. Luego, ante la prensa, podía haber dicho: “Mi referencia ética es la mirada de Kant”. Y, sin embargo, dijo: “El Madrid necesita a Mourinho”.

    Así que, cuando nos falte Mou, Löw.

 Cristiano ensayando en el calentamiento 
los toques que enfurecerían a Míchel

LA BULA DE KAKÁ
Pitar a otro es aplaudirse a sí mismo. El Bernabéu, que en lo que va de año ha pitado a Benzemá, a Cristiano y a Mourinho, todavía está por hacerle un feo de chiflo a Kaká. Si preguntas, todo el mundo te contesta lo mismo: “Es que menuda verónica le vi dar un día en Milán”. Que es como te justifican a Morante los piperos del taurineo. Y así lleva tres años (Kaká, que Morante llevará lo menos diez), viviendo sin vivir en nosotros, pobres tontos que, viendo a Kaká, pensamos que podríamos vivir como él. ¿Que cómo vive Kaká? Pues Kaká vive en paz consigo mismo y con el rival.

Mediodía en el Bernabéu
Casillas y los tres goles al Sevilla

Qué menos que un chuletón en el Txistu

Comando Señorío & Chuletón ad portas

-Amigo Mourinho, esperábamos más.

Relaño, el del As

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Para ser figura del toreo hay que mandar. Fulano no manda nada. 
Y si manda, aquí no ha llegado.- Curro Fetén

Lorca en la Cartuja de Burgos

Lorca, en la puerta de la Cartuja junto a un monje

-Lorca se declara «nutrido de Burgos, porque las grises torres de aire y plata de la catedral me enseñaron la puerta estrecha por donde yo había de pasar para conocerme y conocer mi alma».

La verdadera biografía de Manolete


José Antonio Sanz Domínguez de Vidaurreta (Guadalajara, 1937). Con 32 años se convirtió en el primer famoso millonario de España al ganar el popular concurso de TVE “Las diez de últimas” con su tema preferido: La biografía de Manolete. 

-Yo me crié en este barrio de las Letras, que antes no se llamaba así. Una de mis fronteras era la calle Santa Isabel. Iba mucho al Retiro. Con mi padre, que era un gran filatélico, transitaba también la Plaza Mayor y de regreso a casa pasaba por el hotel Victoria. Una vez vi a Manolete salir a la plaza de Santa Ana. Le esperaba toda su cuadrilla, porque entonces los de plata no podían entrar ni a recepción. Pero la primera vez que le vi torear, yo tenía nueve años, fue gracias a mi tío que en el 46, el día de la corrida de la Beneficencia, le sobraba una entrada y me llevó… Mis recuerdos de aquella tarde no son de Manolete sino del brillo de su traje de luces.


Manolete

El As de la ortografía

Vía @moedetriana

Lunes, 30 de abril

EL ARROZ VALENCIANO

-El arroz valenciano señala otros temperamentos. El arroz es alimento fuerte. Ingerirlo en grandes cantidades llega a producir ardores de estómago. Un hombre que tenga ardores de estómago es reconcentrado, hosco, vengativo. El andaluz,  al cabar de comer su gazpacho, se siente ágil, ligero; siente también la vaga ansia de tener dinero para insalivar algo más substancioso. Entonces se hace torero. El valenciano, cuando está sufriendo las consecuencia de veinte o treinta años de digestión de arroz, es temible; una leve cuestión con la mujer, con el amigo, con el vecino que le ha disputado un riego, basta para que le ponga las tripas al sol. Es un hecho probado que todos los complicados en los sucesos de Alcira y Cullera [1911. En Alcira, los revolucionarios volaron un puente y quemaron edificios al grito de ¡Viva la anarquía y abajo el capital! En Cullera asaltaron el Ayuntamiento. En ambas localidades hubo muertos y heridos.] eran grandes comedores de arroz.
LAS GAFAS DEL DIABLO / WENCESLAO FERNÁNDEZ FLÓREZ

Ignacio Ruiz Quintano

domingo, 29 de abril de 2012

Guardiola siempre vuelve

Qatar en el corazón

Manuel Jabois

Para ver una conmoción parecida a la marcha de Pep Guardiola del Barcelona hay que remontarse a once años atrás, cuando Pep Guardiola se marchó del Barcelona. Fue tal el luto, entre páginas, entrevistas y homenajes, que el pobre Pep, que sólo tenía 30 años y aspiraba a jugar en la Juve, tuvo que conformarse con el Brescia. Ya entonces se le rodeó de mística, pues la piedra fundacional sobre la que Cruyff erigió su Iglesia había sido recogepelotas en el Camp Nou en años oscuros: de treinta tiros a puerta iban fuera veintinueve. Probablemente fue en aquel tiempo, corriendo de un lado a otro como Oliver Twist, cuando Pep formó su ideal de jugador: cortita y al pie, tratando de llegar a portería entre rondos amables para que los niños del Estadi no sufran lo que sufrió él cuando gobernó el equipo Venables.

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Arrobo & Arroba

Ex libris


Las peras del peronismo


Ensalada de col

Domingo, 29 de abril

EL GAZPACHO ANDALUZ

-El gazpacho andaluz es de una frivolidad extraordinaria; ese plato en el que hay trozos de tomate crudo y trozos de pan floltando en agua fría, basta para ser sintomático. Una persona que se dedique a engullir tales substancias, ha de tener forzosamente un gran optimismo y una gran jovialidad.
LAS GAFAS DEL DIABLO / WENCESLAO FERNÁNDEZ FLÓREZ

Ignacio Ruiz Quintano

"A un asalariado no le importan las ovejas"

DOMINGO, 29 DE ABRIL

Dijo Jesús:

-Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estragos y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a éstas las tengo que traer, y escucharán mi voz y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por eso me ama el Padre: porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla. Este mandato he recibido de mi Padre.

Juan 10, 11-18

sábado, 28 de abril de 2012

Tito & Tasso

Tito Villanova

 José María Tasso

Chanquete

El otro Chanquete

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Una carta y dos tuits: a esto se reduce en la España de los recortes (hasta Google nos recorta en el mapa los peñones del Sur) una mañana de abril.

    La carta viene en mano, certificada y municipal: es la foto de un auto con noventa euros de multa por circular por la madrileña calle del Prado, que, en coche o en cochino, era el paseo de las viejas de Quevedo.

    Luego, un tuit cultural del periódico global que dice: “Un día como hoy (paro, deuda...) trae la exposición de Luis Miguel Ullán, el poeta que también era pintor”. Esto, más que un tuit, es un haiku, y a Ullán, que tenía algo de chinche (“¡un chinche!, ¡un chinche!”, me decía de él un día Elena Soriano), le hubiera entusiasmado.

    En el tuiter le llaman Luis Miguel, pero en el papel le respetan el nombre de José Miguel, aunque, por purga no se sabe si ideológica o literaria, le recortan, ay, ese guion, tan literario, que le regalara Ruano en la terraza del Teide.

    Y el tuit definitivo en esta española mañana de abril lo remite Manuel Jabois: “Mientras los chicos hacen un rondo con Tito en La Masía, Xavi se acerca a voces para anunciar que Pep se va.” Y lo enlaza al video de la muerte de Chanquete.

    En Barcelona tuvieron el detalle de esperar al cierre de la Bolsa en Madrid para anunciar la noticia: “El Pep es va”. Cuando sus estatuidades con Zapatero, Maragall presumía de tener un amigo en Madrid que le suplicaba que no se fueran (los catalanes)… “o seré más moro”.

    Si ahora que se va el Pep en Madrid no somos más moros es porque nos dejan a Durán y Lérida.

    –Chanquete ha muerto.

La noche en blanco

Burgos

-La Noche Blanca costará una cuarta parte de lo que se pagó por la de 2011.

Apoteosis

Jorge Bustos

No esperábamos que en la hora del adiós fuera precisamente a quebrarse la gran ilusión óptica del guardiolismo. Pero tampoco era necesario llevarla al paroxismo religioso de una escena veterotestamentaria. Hacia las dos de la tarde del día de ayer, el cielo se oscureció sobre el Camp Nou, el velo del templo blaugrana se rasgó de arriba abajo y los hechiceros con pintas del periodismo deportivo, desesperados por detener la marcha de Pep, salieron corriendo al zoo del Parque de la Ciudadela en busca de un carnero propiciatorio para sacrificarlo en el altar de Baal, acto que impidió finalmente la ley catalana en vigor contra las corridas de toros.

El periodismo deportivo leyendo el futuro de Pep

Los democristianos de Ciu preguntarían muy preocupados ayer a qué hora hablaba Guardiola, no fuera a ser que la rueda de prensa les pillara en misa y terminaran acusándolos de politeísmo. El propio Guardiola, al contrario que Alejandro o Augusto, ha declinado modestamente su deificación, si bien esa manera de apaciguar los encendidos arrebatos de los reporteros se nos asemeja mucho a la resistencia escasamente berroqueña con que las chicas achispadas rehúyen el primer beso después de haberlo provocado con cálculo y esmero. Un favor le harían escribiendo sin más que se va a descansar, no que asciende al Olimpo para devolver educadamente a los dioses el fuego que les robara Prometeo. El espectáculo lambiscón, el ditirambo unánime, el arrobamiento sin fronteras cae sobre el temperamento de uno como el llanto grotesco de las norcoreanas filmadas tras la muerte de Kim Jong-il por la tele del régimen. En esa sala de prensa se daban las gracias antes de preguntar, señores. Sólo por eso ya es superior Mourinho a Guardiola: siquiera por liberar, en el desertizado cerebro del agonizante periodismo español, las endorfinas bulliciosas del juicio crítico. Mou quiebra los códigos y con ello obliga a tomar postura a quienes vivían cómodos en la observancia formal de normas inveteradas, recibidas y legadas sin cuestionamiento mediante. Se equivoca a veces, porque algunos de esos códigos tienen una buena razón de ser y de estar. Pero remueve el estanque y la mierda sube a la superficie, donde la mierda sería la luna que debiera señalar el periodista y el dedo de Mou –ese dedo– la verborrea que ensimisma el despiste de los tontos.

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Esto es lo peor del guardiolismo: esa omnímoda viscosidad de almíbar en que flota su periodismo placentario. Contra lo que algún tuitero pudiera creer, uno no odia a Guardiola en absoluto, porque no puedes odiar a quien jamás has admirado

Lo de Julián y Tomás

Rey Tomás

José Ramón Márquez
 
Como hay que mantener la máquina engrasada y no hay que permitir que se apaguen los rescoldos, como hay que ir encendiendo la vela a San Paquiro del GPRS, no vaya a ser que se acabe el momio, como hay tantos intereses por ahí que tan poco tienen que ver con el toreo ni con las cosas absurdas que nos interesan a los aficionados, ahora sale la prensa seria, la que no está dispuesta a difundir ocurrencias, que para eso está Pedro J. Ramírez, con J de Jacinto, para vigilar que no caiga en las páginas sacrosantas de su particular cuarto poder ni una sola ocurrencia, la noticia de que el July, el Pequeñín de Velilla, el Importancias, está en tratos con Tomás, el Comandante de Puesto de Galapagar, el Ciprés Berroqueño, para hacer un frente común, una línea Maginot del yo me lo guiso y yo me lo como, y presentar una especie de espectáculo cómico taurino en el que ellos harían una causa común para lo que resta de temporada, pasados los sustos de Sevilla y Madrid, con el fin de rebañar los cuartos que pueda haber por los pueblos.

Si no fuese porque hay diarios que no aceptan de modo alguno la publicación de ocurrencias, casi nos podríamos pensar que para que esta noticia fuese ya totalmente una ocurrencia de José Mota sólo faltaría que la terna estuviese completada por El Averroncho, porque si Julián I El Importante se dedicó a labrar todo el follón del G10 y si el Comandante de la cruz de Santa Hemenegilda se apartó de manera voluntaria de la compañía tanto de los toros como de los toreros, a ver quién es capaz de explicar sin ocurrencias cual es la comunión de intereses que une a estas dos figuras.
 
En el año 1907 se dio en Madrid una corrida de Eloy Clairac que, a partir del cuarto, fue a plaza partida. En cada división de la plaza apareció un tancredo: el auténtico don Tancredo al lado derecho y un imitador llamado Antonio Álvarez en el izquierdo. Quizás sea éste el fin de la coyunda de estos dos: plaza partida y a un lado el enfadado berroqueño, el Rosa Díez del toreo, y al otro el Chiquitín expoliado de orejas por los venales presidentes, el Toni Cantó de la lidia. Tomás y Julián, Abbot y Costello, Laurel y Hardy, Gabriel y Galán. Esto no puede ser una ocurrencia, eso está claro.


Importante Julián

Reinserción

El buen y el mal ladrón

Francisco Javier Gómez Izquierdo

A los políticos españoles no les gusta el Derecho –léase el Estado de Derecho- y para disimular tan grave falta enredan a los ciudadanos con trabalenguas disfrazados de bondad. Si la Ley no permite lo que el político pretende, se pastorea al vulgo desde el periódico y la tele para que el vulgo entienda lo que conviene al vulgo... y en ésas estamos.

       El común de los españoles no sabe que la “doctrina Parot” es un cálculo de penas hecho desde la sensatez jurídica para que un asesino múltiple estuviera 30 años, y no 20 como mucho, sin salir de la cárcel. No es lógico que un criminal con diez muertes a su espalda esté en prisión los mismos meses que el que tiene una. Las nueve del primero saldrían gratis y así lo han considerado siempre los etarras, que para amedrentar a los funcionarios de prisiones les soltaban aquello de “tu muerte me sale gratis”. La nueva doctrina empezó a restar condena desde los quinientos ó setecientos años y no desde los treinta, con lo que Henri Parot y sus colegas, se encontraron con diez años que ya tenían restados en sus calendarios.

        El ministro Belloch cambió el Código Penal y eliminó la redención de penas, por lo que en contra de la general opinión, ahora no se redime, excepto los condenados por el viejo Código (la mayoría de ellos etarras), y todo queda al criterio de los Equipos de Tratamiento -léase psicólogos, psicólogas, “juristos” y juristas- sometidos al Imperio de Madrid. Estos sabios intérpretes, reunidos a la masónica manera, deciden si un interno puede acceder al tercer grado al alcanzar la mitad, la cuarta parte o las tres cuartas partes de la condena. Todo depende de cómo caiga el condenado al más cantante de los gallos de la Junta de Tratamiento. Que Rubalcaba tiene interés en que de Juana obtenga el tercer grado y el equipo de la prisión de Huelva se lo deniega....., pues se le manda a un talego obediente y pispás, el tercer grado a la carta.

         Los jueces habían de sumarse a la confusión interpretativa de la ley..., y así el otro día salió de la cárcel de Burgos un tal Pérez Díaz, del que dicen ha pasado por las prisiones siendo totalmente refractario al Tratamiento penitenciario y con una ferviente animosidad hacia cualquier autoridad española. Consideró el Tribunal que no había lugar para la aplicación de la doctrina Parot y ¡hala!... a la calle tras sólo 20 años. Comunico a los poco avisados que se sucederán los autos con el principio jurídico de “in dubio pro reo”.

        Llevamos varios días con la palabra reinserción en la boca de mucha gente  que manda, y es concepto que nadie sabe lo que es, pero aparece en la Constitución, en la Ley Orgánica General Penitenciaria y en el Reglamento que desarrolla le Ley. El País saca a Urrusolo y a su novia Carmen, que fíjense ustedes si están resocializados y reinsertados que la Eta los ha expulsado de sus filas, no encontrándose mejor ejemplo de renuncia a un pasado criminal...  y ahora entran  los avezados miembros del equipo de Tratamiento de cada penitenciaria preparados a rendir el mayor servicio a la sociedad española que vieran los siglos.


Henri Parot

         Directores y subdirectores nombrados a dedo, todos ellos sacados de la tribu de psicólogos que encontraron ocupación en Instituciones penitenciarias, discutirán “¿científicamente?” quién se hace merecedor de la “vía Nanclares”, un engendro que choca con la doctrina Parot, pero que los políticos la harán compatible con el Estado de Derecho.

         Ejemplo de actuación en una Junta de Tratamiento:

         Toribio B. es el jefe de una banda de atracadores. Manuel V. es el chófer de la banda que espera con un coche a la salida de la población donde se produce el atraco. El juez condena a Toribio a cinco años y seis meses y a una responsabilidad civil de 2.000 euros. A Manuel le caen tres años y seis meses -dos años menos que al cabecilla Toribio- y una responsabilidad de 1.000 euros. Manuel no tiene sanciones en prisión, desempeña un destino de confianza en la cocina y paga la responsabilidad civil. Toribio tiene destino, no paga la responsabilidad pecuniaria, pero es muy atento con los miembros del Equipo.

     A los dos años, Toribio es clasificado en tercer grado, mientras que Manuel cumple a pulso hasta el último día, con la única recompensa de dos permisos de salidas conseguidos vía recurso al Juez de Vigilancia. A Manuel le llegaron a denegar el tercer grado diez días antes de la extinción de la condena “por no estar preparado para la vida en libertad”.

     Manuel y Toribio estuvieron en el mismo Módulo de la misma cárcel bajo la observación del mismo Equipo. Toribio era charlatán. Manuel, mudo como una peña. Comprenderán ustedes que entre delincuentes no se tenga por gente seria a los miembros y “miembras” de los equipos.

La Justicia, una madeja sin cabos

No tengáis miedo



A la bondad por el tikitaka, pero el tikitaka (quién, si no Montes, melómano negro, pudo ponerle el nombre al tikitaka) no era moral, ni concepto, ni utilitarismo, ni geometría, el tiquitaca era un soniquete, una musiquilla


Hughes

-No tengáis miedo.

Así, con palabras de Papa, dejaba Pep Can Barça. Huérfanos, le miraban el Presi y Andoni, con su sonrisa de invidente, y también algunos de sus pupilos, qué digo pupilos, sus discípulos: la mandíbula de Puyol, el belfo de Xavi, las sienes de Iniesta, el ceño de Cesc. Los Barçatoons.

Decía Ramón Besa, que estas cosas las dice mejor que nadie, que “el Barça de Guardiola es ahora mismo el equipo romántico por excelencia en el fútbol y, como tal, es más propenso al suicidio que a batirse contra el enemigo”. Y yo creo que esto resume perfectamente lo que ha sido Pep, que no ha creado un equipo de fútbol, sino un Werther.

En esta crisis, la gente no saltará de los grandes edificios financieros de Wall Street, sino del Nou Camp. Habrá suicidas del fútbol, como hubo en Maracaná, que quedan mitificados y como poco contrastados, y Besa, que es el Hölderlin culé, cualquier día se volverá majara y ya no sabremos si es Besa o García Calvo.

Hay algo anfetamínico y delicioso en todo esto.

Pep, al despedirse, se ha desnudado un poco y ha desvelado que "Keita y Abidal eran sus barómetros morales y éticos". Abidal es un hombre que fue a visitar a un niño enfermo de cáncer y tanto se emocionó que se quitó el rólex y se lo regaló al niño, para asombro del padre, que se quedaba con su niño, el tumor y un reloj de oro.

Era todo un disparate de bondad. Como los amigos de Zoolander en la gasolinera, pero en una orgía de virtud. El único vestuario en que cabe imaginar al utillero con cilicios.

¿Qué vería Pep en Abidal y Keita? La depuración del dolor en Abidal, la superioridad del enfermo, y en Keita quizás la eticidad africana y su humildad esencial.

No lo sabíamos, pero no eran los vástagos de La Masía, eran ellos las baterías morales del Barça. Los canteranos eran su crew socrática, su gang conceptual, su diálogo permamente (el fútbol como un diálogo, no como una dialéctica, como una dialogación sostenida, con un miedo infantil al silencio. Así Xavi, en cuyo ritmo hay un bajo sostenido, así en las paredes, en las que hay un encabalgamiento). Pep acababa sus frases más personales con una pequeña negación, que yo no entendía, hasta que comprendí que ahí había un ritmo, una especie de Groove que el nada negrata Pep estaba sintiendo. Ray Charles hacía el mismo gesto, el funky tiene el mismo gesto. Pep -es lo que yo creo- no era la ética, y ahí se equivocó, Pep era la música. Dentro de Pep había un negro y en ese negro no sólo estaba el tam tam primero, ¡estaba también la humildad esencial!

A la bondad por el tikitaka, pero el tikitaka (quién, si no Montes, melómano negro, pudo ponerle el nombre al tikitaka) no era moral, ni concepto, ni utilitarismo, ni geometría, el tiquitaca era un soniquete, una musiquilla.

¡Pep era músico! ¡Y la Masía un romanticismo musical, un ansia de espíritu dándole música al deporte!

Pep ha sido el deportista más musical de la historia. Pep ha sido un maniático de la música, un instructor riguroso y vienés de niños cantores, ¡y su equipo un coro! ¡pero no el coro de la Abadía de Montserrat, no! ¡Cualquier coro!

¿No fue Pep un director de orquesta ya de futbolista? ¿No ha sido siempre Pep un hombre con batuta ¿No son todos en la Masía pequeños Luis Cobos?

Caer en la mano de los Besas, en su propia doctrina del petit país ha impedido el perfecto entendimiento de lo que es Pep, que es música.

Pep es el ritmo como negación de la muerte, y eso era Pep cuando salía de su silencio (¡jo vinc d’un silenci!) con su musitación que en los momentos de mayor énfasis rompía en desgarros dramáticos que malinterpretamos.

Pep es la sensibilidad de la reiteración, el único hombre de nuestra vida pública que se permitía el énfasis de la reiteración al hablar.

Y su fútbol era una repetición, un minimalismo.

“Hay que ser modernos, hay que ser intensos”, dijo alguien, y eso ha sido Pep. Cool e intenso como un especial de la Rock de Lux.

Cabe añadir que el Barça con él lo ganó todo y ya de antes era campeón moral. Luego añadió el triplete de la humildad y ahora Zubi nos acaba de desvelar que ha conseguido el trébol: la derrota ante el Chelsea fue, en realidad, el triunfo del orgullo, la copa del orgullo.

Belleza, ética, humildad, orgullo. Es lo que te llevas de un banco cuando sales de allí sin un puto duro. Te inflan a valores. La vida moderna es una inflación de valores, que es el marketing sentimental. Pep es ese tono suave, confidencial, intimista y corporativo de los anuncios de las grandes empresas.

Quizás se les haya ido la mano a los amigos culés, se no esté yendo la mano a todos, pero pese a todo voy a echar de menos a Pep. Su intolerable palmarés es una inspiración, su estilo de juego me gusta, pese al abuso maníaco, y su vanidad es la mía y yo he de confesar que ante el espejo ensayo ruedas de prensa imaginarias como las que Pep, de míster, ha podido dar.

Yo también gano mi tercera Copa de Europa y ante el espejo me acuerdo del rival, del recogepelotas y del último parado.

Yo también cambiaría a Tello para abrir el campo y ser fiel a mi estilo ganando 5-0 al Racing de Bollullos.

Pero abriendo el campo con extremitos, Pep nos ha ampliado las ideas, que en España ya no van más allá del fútbol.

Si no fuera por Pep en España todos iríamos por el carril del centro, dependiendo de que un Özil tuviera el día.

Pep ha sido el sistematizador, el aclarador de ideas de lo popular en España. La Institución Libre de Enseñanza, devolviendo el fútbol español a su inicio extranjerizante y antipopular.

Pep ha sido el más grande deportista en travestir su competitividad. El ansia de un boxeador demente disfrazada de filantropía cantautora.

Le sustituirá Tito Vilanova, al que Mou bautizó Pito. Vilanova es el dueño de la pupila que se interpuso entre Mourinho y la luna y el Barcelona se reproduce por gemación. Pep futbolista dio lugar a una sucesión de réplicas que desembocan en Cesc y ahora pretenden lo mismo con la figura del entrenador. De Pep a Tito, y habrá un Quimet. Diminutivos, familiaridad absoluta.

Alguien lo dijo en Twitter:

-Se va Pep, ¿pero se lleva Cataluña consigo?

Es tan esencial, Pep, que parece que se lleva la semilla.

Se va casi sin derrota y ya es mito, que para el terreno, tampoco es mala cosa para ser.

Ha construido algo musical, y algo que admitía el consuelo de poder hablar. Gracias, Pep.


Le sustituirá Tito Vilanova, al que Mou bautizó Pito. Vilanova es el dueño de la pupila que se interpuso entre Mourinho y la luna y el Barcelona se reproduce por gemación

Felicidades a Tomás Martín de Vidales

 Un hombre y su sueño

Sábado, 28 de abril

EL CALDO GALLEGO

-El caldo gallego es como un abad campesino, gordo y luciente, reventando salud, lleno de sorna, que tiene una olla repleta de monedas escondidas a la codicia de los ladrones, y que se envuelve en una sotana cubierta de manchas y en un sombrero impermeabilizado por la grasa, y que calza zuecos. Cuando cabalga por los caminos, su yegua peluda y parda mueve a reír. Pero bajo la sotana sucia hay una panza toda llena de bienestar y la yegua anda leguas y leguas sin gallardía, pero sin cansancio y sin piruetas peligrosas.
LAS GAFAS DEL DIABLO / WENCESLAO FERNÁNDEZ FLÓREZ

Ignacio Ruiz Quintano

viernes, 27 de abril de 2012

Cultura en El País: de José-Miguel a Luis Miguel

José-Miguel Ullán en la Casa Encendida

Un día como hoy (paro, deuda...) @ArteAngeles trae la exposición de Luis Miguel Ullán, el poeta que también era pintor.

@elpais_cultura

Chanquete ha muerto


Mientras los chicos hacen un rondo con Tito en La Masía, Xavi se acerca a voces para anunciar que Pep se va.

 @manueljabois

Alemanes

Paul Breitner y el morrillo (con bufanda) de Hoeness

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Ya tiene cosa que los alemanes nos pasen por encima justo en el aniversario de lo de Guernica.

    –Euskadi se lleva las bombas; y para Madrid, el arte –fue el chupinazo plástico de Arzallus cuando el Guggenheim rondaba al “Guernica” del Reina.

    Y José-Miguel Ullán, con cuyos “agrafismos” inauguró ayer exposición la madrileña Casa Encendida, salió a explicarle que, puestos a cruzar la raya, sería como sugerirle al nacionalismo de Alcácer que reclame para el lugar de la tragedia los cuadros de Balthus.
    
Pero estábamos en el Bernabéu, tomado por los alemanes, que, como ocurre con los españoles, los hay de muchas clases, y conviene conocerlas todas, ahora que volvemos al “Vente a Alemania, Pepe”, de Pedro Lazaga.
    
En el mismo Bayern están Rummenigge o Beckembauer, al que se le ha puesto cara de Diane Keaton en visita cultural, y Hoeness o Breitner, que son otro cantar.

    Hoeness es un Simplicius Simpliccísimus que va por la vida de pagafantas cabreado porque cree que cada copa que los demás se toman sale de sus bolsillos.

    En Ávila, con El Cid, nos pasó una vez que, yendo detrás de la única luz encendida en sábado por la noche, caímos en un bar de hotel donde nos pusieron una copa que no pudimos tomar, pues apareció un señor como Hoeness que nos dijo:

    –Hombre, esto yo lo hacía de estudiante. ¡Pero ustedes…!
    
Nos habíamos colado en una boda.

    Y así se sentía uno el miércoles en el Bernabéu: colado en una boda pagada por Hoeness, y con Breitner de ultrasur… del Bayern, como si el Madrid todavía le debiera dinero. El que él destinó aquí a acorralar a Franco contra el maoísmo. Qué tíos.

Cultura


-Cada vez que oigo la palabra "cultura" saco la cartera.

El cornudo "pagafantas"

Los otros Duran


Hughes

Ayer se discutían los Presupuestos y, oyendo a los nacionalistas, ya sabemos que estos presupuestos del pobreterismo y las habas contadas son, también, centralistas. Habría alguien ilusionado en que, tocando a menos y habiendo menos a repartir, la discusión fuera menor, pero no. La pobreza también es centralista.
 Montoro estuvo bien al vincular el argumentario nacionalista, la herida fiscal de siempre, con el proteccionismo. Ayer fue el proteccionismo y hoy es el misticismo fiscal.

Duran, al que le toca a veces el papel de cansalmas, volvió ayer a erigirse en ciudadano catalán promedio y dijo estar harto de “ser cornudo y pagar la bebida”. El político nacionalista es un médium por el que hablan las multitudes. El político nacionalista es como una caracola por la que habla el paisaje, como la fronda de un pino cuando sopla el viento. El político nacionalista es una expresión geológica, como el queso de un valle escondido. El político nacionalista es un simpático viajante que un día al año llega a cobrar la factura y se nos pone muy serio.

Se conocía lo de ser puta y pagar la cama y también lo de ser cornudo y apaleado, pero esta expresión intermedia es la que ha escogido Duran i Lleida para retratar la situación del catalán, y es ciertamente reveladora porque exhibe dos agravios: el agravio del pagador –el nacionalista es una Merkel eterna y masoca que financia siempre el mismo déficit madrileño– y otro agravio anterior, sentimental, horrible de padecer.
A Marx le gustaba Balzac porque había conseguido llevar el dinero a la literatura, que hasta entonces era cosa de amores, ambiciones, egotismos y pasiones. Al materialista le parecía encantador leer la novela del dinero, y Duran es como Balzac, pero al revés, y lleva al dinero al debate mondo y lirondo de las partidas presupuestarias, un drama sentimental impropio y novelero: los cuernos.
Ni siquiera se dijo burlado o engañado, sino que reclamó para sí todo el patetismo del cornudo y le faltó sacar los dedos, así como dando pena. De todas las expresiones que ha ido tomando el nacionalismo catalán, ésta es extraordinaria, porque asume toda la condición dramática, victimista, de dignidad herida del cornudo, que no cabe mayor compasión, pero a su vez introduce la secreta hilaridad que nos provoca y el poco de culpa que siempre tiene el engañado. Sin duda, es un papel poco agradecido el que decide representar Duran.

Hay naciones que dan emperadores, fanfarrones heroicos, neuróticos sanguinarios, seductores con alzas... pero dar cornudos no lo conocíamos. Es la versión de españolada salaz que podía darnos Duran, con su punto irremediable de Sazatornil, humanizando el nacionalismo catalán que con Pujol era todo expolio, perfume santurrón de Montserrat y gobernabilidad, con una tierna versión de cornudo y pagafantas. Irse a Madrid a hacer el cornudo… ¿acaso 200 millones en una disposición adicional le harán olvidar su drama al engañado, mirar a otro lado? ¿Qué separará al cornudo de ser un mero consentidor?


Los becarios de Google se comen España

-Perejil, Chafarinas y el Peñón de Alhucemas no son españoles. Google los declara territorios “en disputa” y atribuye Vélez de la Gomera a Marruecos.

Gorrones sin freno

"Invasión", cartel de Kustodiev
 sobre la huelga de Moscú, 1905

Cristina Losada
Libertad Digital
Trece convoyes del Metro de Madrid sufrieron un sabotaje simultáneo que afectó a ocho mil usuarios. Unos individuos activaron los frenos de emergencia y provocaron la paralización de los trenes. Hicieron la faena con los trenes detenidos y por ello no hubo que lamentar más daños que la pérdida de tiempo, si bien los minutos son muy valiosos en una gran ciudad y en hora punta. En fin, ya se sabe quiénes fueron. ¿Unos vándalos, unos delincuentes, unos incívicos pandilleros o, como dirían allá, unos patoteros? No, señor. Entérese, lea la prensa. Fueron unos activistas. Unos idealistas, vamos. De esa clase de gente comprometida, que lucha por una buena causa y por el bien del prójimo, arriesgándose incluso a la sanción y al castigo. Así, en virtud del salvoconducto moral y legal que se entrega graciosamente al que alega voluntad de protesta, unos gamberretes de cuarta regional han salido en los papeles, en algunos papeles, con el grado de activistas.

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El crimen del día...



...3 de octubre de 1924

Carrilleras de cerdo con nata a la cerveza

Viernes, 27 de abril

RADIOCRACIA

-Se conserva una carta de Beethoven al archiduque Rodolfo de Habsburgo en la que el artista asegura que lo máximo que se puede conseguir en la tierra es acercarse a Dios y "desde aquí extender los rayos de la divinidad sobre la raza humana".
EL SOL Y LA MUERTE / PETER SLOTERDIJK

Ignacio Ruiz Quintano

jueves, 26 de abril de 2012

Repaso a la Maestranza al hilo de los Victorinos (y la lidia de Fandiño)

Iván Fandiño y David Mora

José Ramón Márquez

 I  La Plaza

A la plaza le gusta lo que le gusta, y ahí sí que no se puede hacer nada. A la Plaza le gustan los silencios, los barbillazos, las verónicas de brazos mecidos. A la Plaza ni le gustan los toros, ni le gustan los toreros que no paren el tiempo, ¡qué se le va a hacer! Es cierto que esta plaza era normal cuando allí torearon Cúchares, El Gordo, Lagartijo el Grande, El Espartero o Gallito. En algún momento de la vida se torcieron las cosas y luego llegó, además, el señor Curro a darle la puntilla, nefasto influjo constatable por la cantidad de público que porta, como un escapulario incomprensible, un ramito de romero.

La verdad es que la Plaza de Sevilla, hoy en día, es un monstruo creado por Curro Romero sobre los cuatro pilares de la sabiduría sevillí: la verónica mecida, el silencio, la estética sin ton ni son y el toro que importa un huevo. Lo que se salga de eso, poco vuelo tiene. A Miura se le aguanta porque, se quiera o no, son de la tierra y son señores, acaso los últimos señores que ya quedan en el campo bravo. Seguro que si los Miura fuesen de La Fuente de San Esteban, en Sevilla ni les miraban a los ojos. Victorino no llena porque para ellos es menos que nada; baste con mirar el palco de los maestrantes tan vacío para comprobar el nulo interés que suscita el paleto de Galapagar a los portadores de los apellidos exquisitos y de los rancios marquesados, a los ganaderos de ‘eliminando lo anterior’.


Cliquear para la guasa de los toros rechazados

II. Los veterinarios

La ciencia veterinaria, a favor de la obra antes descrita, halaga las más viles pasiones de su Plaza rechazando dos toros de Victorino por ‘falta de conformación zoomórfica’. Los mismos desahogados que aprobaron la corrida tan zoomórfica de cochinos de recría de Victoriano del Río, los mismos que aprobaron la herrumbre zoomórfica  de Jandilla, se ponen exquisitos con los de la A y la corona. 
Aplicando para su análisis un embudo tan minúsculo en un extremo como desmesurado en el otro, decidieron quitar dos toros por zoomórficos, cuando podían haberse lucido mandando al Averno los seis del domingo de Resurrección por amorfos. Luego, además, la crítica exquisita subraya las desigualdades de los toros, que si estrecho por detrás, que si mucho volumen… ¡qué se yo!, para no decir la única verdad: que en las huecas miradas de los seis estaba pintado el horror al que jamás se han enfrentado muchos de los que se cantan en esta Plaza como toreros de época.




 Rompan filas

III El público

La Plaza es como los que se sientan en sus asientos, y la mayoría de ellos buscan el perdido ideal proustiano que representa el ramito que portan en las solapas. Flaco favor le hacen al Faraón, dejando que la más perniciosa visión del gran torero de Camas se haya enseñoreado de la Plaza, pero ellos buscan su ilusión, su paraíso perdido. Cuando Iván Fandiño le echa el capote al suelo a sus dos toros y doblándose con ellos, pura torería eterna, andando hacia atrás, ahormando la cabeza de  los bichos para rematar en el platillo con la media verónica que deja clavado al toro, no es eso lo que la mayoría busca, acaso ni estén preparados para verlo, y las palmas para tamaña obra de torería brotan tibias y cicateras.

Cuando, poniendo el toro al caballo, Fandiño se cambia el capote por detrás para dejar al animal en suerte,  todo majeza antigua, como podía haberlo hecho El Tato, el público anestesiado por la peste de los ramitos de las solapas ni se entera, o cierran los ojos para repetir la manida jaculatoria “Creo en la verónica, único lance que admito, de manos bajas y cintura cimbreante… etc.” Sólo la inapelable verdad de la vieja suerte de frente por detrás, gaonera para este siglo nuestro, saca a muchos del sopor o de la indiferencia, pues para muchos espectadores, en esta Plaza, es una novedad el que el torero se cruce al toro e invada el camino natural de la embestida  forzando el pase, ceñidísimo y viril, que remata airosamente con la revolera festiva.

 El primer victorino

IV El torero

El toro sale y remata al burladero con un golpe seco: ¡Chas!, y luego, una vez que le citan corre hacia otro y hace lo mismo. El toro mete miedo. Su presencia mete miedo, pero la incertidumbre que plantea, aún más. Fandiño se cambia la muleta a la izquierda y el animal se echa hacia él como un león, a arrancarle la cabeza de cuajo. A este le había recibido por verónicas, pensando en lo canónico, para halagar a esta Plaza a la que Fandiño nada le importa.

A partir de ahí, el torero se da cuenta de que hay que cambiar el registro, que aquí no vale ponerse bonito, porque aquí la única belleza que cabe es poder al animal. En su segundo nace el toreo grande, el de poder. Antes lo había picado excelentemente Pepe Aguado y lo había bregado Jarocho con solvencia. Fandiño se encaja frente al toro para hacer valer frente a él la firmeza del pase regular, para mostrar su firme voluntad de aguantar, su inteligencia para ver la faena y, después, para rematarla con la estocada.

Gran faena para otra Plaza, faena apenas entendida en esta Sevilla ansiosa de relojes parados, de trovadores y de bronces. Todo el rigor de la Reforma en la limpieza descarnada del toreo sin concesiones, uno y trino: parar, templar, mandar. Luego, la faena de su tercero, más de Contrarreforma, más jesuítica, la organiza sobre el toreo en redondo, cimentándola muy bien en las distancias y rematándola con otro espadazo, aunque a esas horas la gran obra de la tarde ya estaba hecha.


 Fandiño

V Los toros.

Los que merecieron el nihil obstat del sanedrín veterinario, los que tenían zoomorfía como para pasar la Reválida del Baratillo, tuvieron todo lo que se puede esperar de Victorino, desde las peores intenciones hasta la bondad extrema. En general los animales demostraron tener memoria y por ello demandaban que se les hiciesen las cosas bien. Se puede decir que fue una corrida de gran seriedad para la Plaza de Sevilla, acostumbrada a la diaria contemplación de tantos toros bobos, porcinos, cabrunos o lanares, que no hizo en general una buena pelea en varas, adoleciendo de falta de fuerzas en general.

Fue una gran tarde de toros.

 Mora

 Fandiño

 Punto en boca victorina
 a la hora de la muerte

 Suerte de varas
Lo más desdibujado de la tarde

Su Majestad el Terror
 De eso huye el G-10

 Oreja de ley

 Mora

 Fandiño

 Vuelta (que fueron dos)

 Débil con los fuertes,
fuerte con los débiles
¡Y la importancia que se da!

 Fandiño

 Mora