viernes, 19 de abril de 2024

La ventana de Rosie


Rosie en su ventana

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Ursula von der Leyen, Rosie para sus amigos, ese suflé de laca que funge de lideresa europea sin que nadie la haya votado, dice que no hay más que mirar por la ventana para comprobar cómo progresa el cambio climático.


Ursula es baronesa, y con esta declaración frívola viene a justificar el frívolo impuesto sobre ventanas aristocráticas como signos externos de riqueza “que aún perduran” decretado en su día por los golfos del Directorio francés.


Al lado de aquella ventana por la que Hegel oyó los cascos de los caballos de Bonaparte camino de la batalla de Jena, o de aquella otra ventana que reporteó Ruano en Berlín (Unter den Linden, 36), sede del palacio de los Hohenzollern, en la que acostumbraba asomarse Guillermo I para ver pasar sus ejércitos y el relevo de la guardia del Emperador, la ventana ursulina de Rosie, esa comisionista con idiomas enamorada de un corista de iglesia, es la gatera del Patio de Monipodio que acoge a los devotos del cambio climático, es decir del dinero ajeno. En palabras de Cervantes:


Tras ellos entró una vieja halduda, y sin decir nada, se fue a la sala, y habiendo tomado agua bendita, con grandísima devoción se puso de rodillas ante la imagen, y a cabo de una buena pieza, habiendo primero besado tres veces el suelo, y levantando los brazos y los ojos al cielo otras tantas, se levantó y echó su limosna en la esportilla, y se salió con los demás al patio.


Han trascendido las relaciones del esposo de Rosie con las farmacéuticas de las vacunas, porque en el ambiente de las elites todo es trascendente. Para el teólogo W. T. Cavanaugh, el problema del concepto de trascendencia es que, si se quiere que sea lo bastante inclusivo como para abarcar desde el judaísmo al budismo, tiene que ser forzosamente vago. Las nociones trascendentes, en recopilación de T. Fitzgerald, pueden incluir “la ‘Nación’, la tierra, el humanismo, el Comunismo, el ‘atman-brahman’, la diosa de la democracia y los derechos humanos, el Cold Speech, la Ilustración, la brujería, la ‘Inmaculada Concepción’, el derecho a la propiedad privada, el destino…” Y por encima de todos, el Cambio Climático. 


Una vez que la definición de religión se ha ampliado hasta incluir todas las cosas que incluyen los expertos, se hace difícil excluir todas las cosas que los mismos expertos quieren excluir –avisa Cavanaugh, que trae a colación a un juez de cierto tribunal de distrito americano, Charles Brieant, que dictaminó en 2001 que Alcohólicos Anónimos era una religión.


La religión del Cambio Climático representa la trascendencia del dinero en proporciones bíblicas, de la que Rosie, con sus visiones en la ventana, se erige en la nueva Sor Patrocinio, la Monja de las Llagas, que tanto quehacer dio con sus visiones a nuestros liberalios decimonónicos, que acabaron por encerrarla en “una casa particular que se utilizaba como casa de citas del Partido Progresista”. Laus Deo.


[Viernes, 12 de Abril] 

Viernes, 19 de Abril

 


Los nidos del cuco

jueves, 18 de abril de 2024

Fútbol balonmanístico


"...el lateral izquierdo busca al pivote"

Francisco Javier Gómez Izquierdo


             Vengo señalando durante toda la temporada la más que mejorable disciplina defensiva de todos los grandes de Europa y ayer mismo recurría al noble deporte del balonmano con su coordinado bascular, la firmeza de los centrales, las necesarias ayudas... y ¡zás! Ancelotti planteó el partido en Manchester como si fuera Juan de Dios Román y sus famosas exigencias de concentración. Tras el madrugador 0-1 (velocidad de Vinicius, con metros para echarle un sprint ganador a Gvardiol), el Real Madrid se replegó sin disimulos y basculó al ritmo que iban marcando Rodri y De Bruyne que buscaban insistentemente a Grealish, el facilitador del martillazo de Haaland o el latigazo de Foden, pero anoche Rudiger y Nacho con ayudas que no se ven de Camavinga no salieron a cumplir con el trabajo sino a ejecutar una misión con espíritu de legionarios (tienen cara de ello); Valverde corrió a socorrer a Carvajal, el que peor lo pasó y con mas bravura luchó, mientras Kroos procuraba buscar ocasión para lanzar un balón al espacio vacío al que tendrían que correr Rodrygo o Vinicius. El espacio vacío era toda la parcela azul celeste. ¿Y Bellingham? ¿Cuánto pudo correr y estorbar Bellingham después de propiciar con un alarde técnico descomunal el gol madridista? Lo que hace Rodri en el City es lo que corresponde al central de balonmano: el que marca jugada, el que ve el desmarque, el que buscan los compañeros. Pues bien, a mí me pareció un continuo bascular con la pelota de Rodri a De Bruyne, Bernardo Silva y que profundice Grealish, pero éste no encontraba a Haaland y Foden porque estuvieron engrilletados por Nacho y Rüdiger. Cuando  Akanji se metía a ayudar a Rodri la circulación chirriaba y cuando por fin terminaban jugada, la pelota iba a córner o se la apropiaba Lunin, cancerbero al que la semana pasada servidor acusó de falta de experiencia. Lunin estuvo anoche soberbio, pero el gol de Bernardo en el Bernabéu no deja de ser un error, error que no quita su decisivo protagonismo en la clasificación para semifinales en unos cuartos que le encumbran hacia la élite de los mejores porteros mundiales de ahora mismo.


        Lunin está en el Real Madrid y el escudo blanco da un plus en Copa de Europa que va a tardar años en adquirirlo el City o el PSG, los dos equipos construidos sin límites de talonario para conseguir el título mas  prestigioso del fútbol. Cierto es que el City ya tiene una Champions pero recuerden que el Inter tuvo más oportunidades en aquella final. Puede que la gane el PSG esta temporada, pero lo que tiene el Bayern, Liverpool, Milán, el otro Manchester y el Real Madrid, sobre todos, no es cosa que se adquiera en dos o tres trienios. Se precisan como poco, unas dos docenas. 

Hughes. Manchester City 1- Real Madrid 1 (3-4) El hombre era Lunin


@realmadrid


HUGHES

Pura Golosina Deportiva


 

Había algo de lo que sentirse orgulloso en el rostro de Nacho antes de salir al campo. No era la mirada de determinación pugilística, un poco rapera, habitual. Nacho parecía serio, concentrado y humilde. No era la expresión de alguien cargado de Copas de Europa.


Quizás la forma madridista de jugar sea ésa. Despojarse de las Champions antes de ir a por una nueva.


En la grada, las dos aficiones cantaban Hey Jude. Fútbol moderno. En cierto modo, dos clubes refundados. Había miedo y tacticismo. El Madrid quería presionar arriba con Vini y Bellingham centrados y Rodrygo por la izquierda; y quería atacar con Bellingham de mediapunta, descolgado. Propósitos que quedaron en nada con el 0-1, nuevo gol de Rodrygo y nueva asistencia de Vinicius que nacían, los dos, de un control zidanesco de Bellingham. Ese control pasará a la historia del Madrid porque hizo nacer la jugada. Fue una delicia auroral, originadora. De la nada creó un panorama, un "mundo", así que fue una acción importantísima.


En cierto modo, Bellingham cumplió y el planteamiento del partido fue bueno e irreprochable. Mientras duró. Porque tras el gol el Madrid se despidió de todo y se fue metiendo en su campo empujado por el City y su Presión Tras Pérdida (en adelante, PTP).


Haaland remató al palo en el minuto 18, presagio de un bombardeo que nunca terminó de producirse. Es imposible no recurrir a imaginaciones bélicas. El Madrid entero se metió en los subterráneos tácticos mientras aviones azul celeste sobrevolaban como buitres en perfecta formación sincronizada, escuadrones con una suavidad defectuosa que no nacía de la cortesía sino de una fría, poco humana voluntad de perfección.


Fue un largo asedio que Guardiola se disponía a ver en su banquillo. Poco duraría sentado. A su lado, Lillo, compañero de reflexiones, se hundía en la butaca como un espectador de la Filmoteca.


EL City tocaba y tocaba, iba trasladando su geometría, era un tripi al borde del área y cuando la perdía la recuperaba de forma inmediata. Era la PTP, la PTP. Tan impresionante que parecía que su fútbol entero estaba dirigido no tanto a lo ofensivo como a la recuperación. El genio estaba comprometido en el acto de robar tras pérdida, y todo lo anterior y lo posterior parecía algo mecánico.


No había nada colectivo que el Madrid pudiera oponer a la PTP guardiolesca. Para salir de ella se hacía necesario un virtuosismo extremo, la concatenación de ruletas, fintas, primeros toques... El City había instalado un checkpoint Charlie al borde del área del Madrid.


Se hacía necesario un ataque, un contragolpe, uno solo, una 'contra' contra la PTP. Algo que alejara ese dominio. Y lo intentó Carvajal en una jugada en la que Vinicius se llevó a tres azules. El sistema de los contragolpes consistía en Vinicius: Rodrygo buscándole muy pronto y él soltando casi instintivamente a la derecha, sin dilaciones, sin individualismos...


De Bruyne dirigía el ataque 'citizen' y chutaba con saña, muy visible en ese rostro suyo de veraneante iliberal. Era una expresión que ya habíamos visto antes en Effenberg, en Khan...


Ancelotti mostraba mucha serenidad y con ello nos enseñaba otra mirada al fútbol. Ancelotti ha conseguido un mirar experto, sabio, que no lanza sobre el partido, sobre lo que ve, emociones intensas, desbordes del ego, urgencias...


La PTP seguía sonando como un ostinato totalitario y de la dirección de De Bruyne se pasó a la insistencia por Grealish, que le sacó pronto una amarilla a Carvajal.


La PTP era más poderosa que el Madrid, que ya no podía salir con la pelota. Lunin ya era Lunón y el juego blanco oscilaba entre el mérito numantino y el bochorno. Bellingham le hacía ayudas a Carvajal, era como si el Florentinismo, esa especie de Hollywood, hubiera hecho realidad la fantasía de un Madrid de Maguregui.


Los entrenadores reflejaban la diferencia. Ancelotti a veces ponía cara de no entender del todo, de moderada incomprensión, mientras Pep, vestido de Medina Cantalejo, tenía el rictus de la omnisciencia. Todo bajo control.


Siempre que el Madrid juega contra Guardiola acabo pensando en su esposa. ¿Cómo será Pep en casa? Da la impresión de ser un hombre con metatocs, con tocs sobre la forma de manejar sus propios tocs. Un maniático de primera categoría.


Al descanso todo estaba controlado salvo el marcador.


El partido no cambió en la segunda parte. El City iba acumulando saques de esquina sin peligro, como si todo formara parte de un entrenamiento de Lunin. En el Madrid (en la mente global madridista) aún se barajaba la posibilidad de un cambio: quizás Modric por Kroos... Pero pasaban los minutos y se perdía la esperanza. No había nada más que afrontar la PTP y resistir.


Bellingham intentaba rescatar al Madrid controlando de espaldas, pero casi siempre acababa en el suelo tras balones imposibles. Sus tacklings acababan en spagats, patiabierto en el suelo como una bailarina.


La presión 'blue' era tan buena que hacía mejor al Madrid. Lo prensaba, lo hacía bloque muy compacto y estrecho, barra de turrón.




Carvajal se la devolvía a Grealish, amonestado con una amarilla. Mantenían un duelo muy bonito que resumía el partido. Carvajal reformulaba la vieja casta, la vieja furia. El camachismo. Aunque el mejor era Mendy, que volvía a demostrar la altura europea de su juego.


Lo peor pasó. Aparecían claros en el bosque, pausas en el tormento, como cuando los torturadores de Abu Ghraib salían a fumar un pitillo. El Madrid llegaba vivo al minuto 60 y empezaron a florecer tarjetas amarillas en el City, como si algo se resquebrajara en ellos.


Pero era un Madrid italiano ajeno por completo a la pelota. Recordaba al Inter de Mourinho, parapetado de una forma a la vez admirable y escandalosa, totalmente contracultural pero sin desafíos ni cinismo. Llevaban dibujada una sincera cara de dolor humilde de Salzillo.


No había salidas en el campo ni fuera de ellas. 13 corners a cero. Cero cambios. El sistema del Madrid era la cruz. Los futbolistas parecían haber olvidado la dimensión real de su juego, la parte en la que son estrellas mundiales. Eran incapaces de hacer una sola jugada. El Madrid le había cogido vicio al bloque bajo.


Los cambios, por supuesto, los inició Guardiola. Sacó a Doku, puro extremo, para que abriera la lata. El City había sido un abrelatas eléctrico, pero necesitaba la cuchillita para penetrar en la lata de berberechos, y eso iba a ser Doku, que esprintó inverosímil y metió un pase que tras regalo rudigeriano remató De Bruyne.


Como hasta entonces había tenido algo que perder, Ancelotti no cambió hasta ese momento. Modric, y su pictolínica frescura física que habría de durar exactamente dos minutos y medio,  por Kroos.


La tiesez se extendía a todos. El Madrid parecía un grupo de excursionistas en lo alto del Himalaya, con dificultades para respirar. Bellingham ¿qué era? Un delantero que se hacía medio, un medio que se aventuraba en la delantera. El lugar no-lugar que Ancelotti le había pensado a principios de temporada se le ha ido desdibujando.


Lo de Doku era un Dokudrama. La jugada del gol se volvió a repetir pero De Bruyne falló.


Era un dominio apabullante, de uno por uno. Los del Madrid tenían cansancio de ciclistas y como equipo parecían un borracho al que unos graciosos sometían a un rondo con sus llaves.


La presión del City de repente tenía lagunas ¡pero qué espejismo era! La pelota podía salir solo si la sacaba Mendy con la derecha. De modo que todo era una trampa. Todo era un engaño. No había salida. No volverían a ver la luz del sol.


"Hay que atacar el espacio, atacar el espacio", repetía el comentarista. ¡Y qué tal si atacamos el silencio un poco!?


Había algo raro. Algo muy raro porque Rodri parecía Maradona.


Al Madrid lo han sometido grandes equipos. El Milan de Sacchi, el Ajax de Van Gaal, un par de grandes Barças... pero esto era algo inaudito. Era más apabullante aún.


Los 90 minuti acabaron con corners ingleses, cómo no.


El Madrid tenía a Brahim para los balones largos y la salida de balón de Mendy, con sus problemas de lateralidad que te hacen sentir que miras un espejo.


En la prórroga los familiares (no lo dirán ahora) temieron por el estado de los futbolistas. Algún teléfono se descolgó: ¡Hay que parar esto! ¡Alguien tiene que pararlo!


Las wags eran novias de torero.


El City se iba por donde Carvajal, y Carletto, en un rapto de genialidad, llamaba a Lucas Vázquez. Cómo son las cosas... Ancelotti está en el Madrid por formar parte de aquel Milán dominador y avasallante y, años después, firmaba la obra cumbre de la sumisión.


En el minuto 100 atacaba el Madrid, ¡por fin! Vinicius era 'cuerpeado' por Walker y, fundido como un tranchete, daba entrada a Lucas, cuya imperturbabilidad ha acabado siendo legendaria.


¿Cuántos balones ha recibido Bellingham de cara, realmente de cara, esta temporada? Juega a algo entre Zidane y Julio Salinas.


El Madrid sacaba su primer córner en el minuto 105 y los jugadores llegaban al área como si llegaran a Santiago de Compostela.


Pero la primera parte de la prórroga acabó con una ocasión de Rudiger.


En el descanso, los entrenadores debían decir algo. Guardiola movía las manos como Lola Flores, gesticulaba como si intentara sacar a alguien del suicidio. Trataba de apasionar con una idea que se hacía forma en sus manos, una idea tan ideal que habría que ponerla en mayúscula: una Idea, Idea que quizás había podido ser alcanzada pero no del todo, nunca del todo. Su gesticulación neoplatónica era desesperada y en algunos momentos rozaba el pathos hitleriano.


Unos metros más allá, Ancelotti daba su charla con las manos en los bolsillos. No las llegó a sacar, ¡las tuvo siempre ahí!


Si el primer córner llegó en el 105, la primera combinación colectiva prometedora del Madrid llegó en el 108, con la mala suerte de que en ese momento Carvajal se desplomó, acalambrado y tieso en un sentido ya literal.


Sólo había posibilidades pulmonares en Lucas Vázquez y Brahim, que lo intentaron juntos un par de veces. El bloque bajo ya era un bosque quieto. Jugadores detenidos como árboles.


Pep sacó muy tarde a Stones y Kovacic, y el Madrid, que había estado metido en el sarcófago del bloque bajo todo el partido, terminaba atacando con pinceladas de arrojo.


Llegaban los penaltis y a Lunin le pillaban caliente. Pero también preparado. Lunin resultó ser un especialista. Algo debimos sospechar por su frialdad, que se hizo legendaria en esa tanda. Lunin ya es historia del Madrid, como lo es Karembeu o Anelka. ¿Y si la lesión de Courtois hubiera tenido un sentido? El Madrid necesitaba a Lunin en Manchester.


Guardiola seguía dando instrucciones a los lanzadores. Su perfeccionismo no tiene piedad. "Cruyff dijo una vez que la suerte no existe, y yo también lo creo". Así que trata de tenerlo todo atado, pero ¿lo consigue? Tras tropecientos corners, lo normal sería un poco de peligro a balón parado. Pero igual que hay una manta táctica entre el ataque y la defensa, también la hay entre el juego narrativo y el estratégico.


Lunin era el más preparado de todos y el que menos presión tenía y todo el partido, los 120 minutos, se podían ya interpretar como un regalo de maduración y calentamiento. Aunque Modric empezó fallando, él remontó con su parada a Bernardo Silva. Hizo el estafermo, el genial estafermo y le detuvo la pelota, una especie de panenka pocho. Era una parada intuitiva, de apuesta ("la suerte no existe", pero era una decisión dentro de unos parámetros de incertidumbre).


Cuando a principios de temporada Courtois se lesionó, ¿cuántos pensamos que Lunin sería el héroe de la Champions? Ahora sabemos que pensarlo era lo más razonable.


El portero de hielo, el genial ucraniano, hizo su parte y remataron Lucas y Carvajal con sus inmensos huevos españoles. Para eso están en el equipo, a modo de cuota. Para aportar una seriedad hidalga. Son especialistas. Pero especialistas de la Causa. Lucas volvió a jugar con la pelota, dueño total de sus pulsaciones camino del penalti. La confianza en ellos era absoluta, también la admiración cuando la pelota entraba.


Contra Guardiola, el gran y odiado Guardiola, el Madrid de Ancelotti ha tenido que adoptar formas extremas. Contragolpismo de "atletas", remontadas increíbles o un agonismo nunca visto en equipos así. Una forma inusual de adoptar un rol. No gana el mejor, es mejor el que gana. Así que ganó aceptando su interioridad. Su superioridad se basó en negarla por completo. Con gran sabiduría no quiso ni pudo ponerlo en duda. Sólo podía hacer un partido: el de víctima, el de equipo peor, dominado y sin aire. Y lo hizo, lo bordó. Llevó a la perfección la única forma posible de ganar. O dicho de otra forma: el único partido posible lo jugó al límite. Vio sus posibilidades reales, sus escasas posibilidades, se agarró a ellas y las apuró.


Y por eso, una emoción intensa, que iba más allá del orgullo madridista, de la admiración narcisista por la propia, inacabable, historia, afloró sin control cuando Lunin decidió no lanzarse, cuando Lucas marcó, cuando Nacho lo hizo (recordábamos entonces aquella mirada suya en el túnel de vestuarios). Las condiciones dadas sólo permitían hacer una cosa. Hacía falta la entereza para admitirlo, y el valor para afrontar las consecuencias. Cuando Rudiger, con su cara de haber cumplido condena (un mundo propio, libertad en los ojos) agarró la pelota todos sabían lo que iba a pasar y sólo esperaban el permiso para estallar.



@realmadrid

La libertad


 

Gabriel Naudé

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    La campaña de Ayuso banalizó la idea de libertad y ahora vienen los malentendidos.


    Veámoslo como en silabario, para que no nos enreden los metafísicos. La libertad, en serio, es política. Se es ciudadano cuando se tiene libertad política, que le permite (donde eso ocurra) elegir y deponer a sus gobernantes. Elige a quién obedecer.
    

Al sistema de gobierno que garantiza la libertad política llamamos democracia, inventada para impedir la soberanía del Parlamento, o dictadura de la mayoría. La libertad política no sale de los gobiernos, como cree Casado; son los gobiernos los que salen de la libertad política.


    –¡Necesitamos legislación! –berrean los caciques autonómicos.
    

La única “legislación” de la libertad política es la Constitución, nacida de un poder constituyente tras una gestación de libertad constituyente (donde eso ocurra) y que establece el juego de los poderes estatales. El “pack” incluye el estado de excepción, cuyo pin piden los caciques para activarlo en sus feudos con el pretexto de la peste. Vamos, golpes de Estado autonómicos, esencia barroca del acto político, en consideración de Gabriel Naudé, que entiende el golpe de Estado como el acto extraordinario a que recurre un gobierno para lograr aquello que concibe como la salvación del Estado. O del Estadín. Así, las Autonomías dejarían de ser los “Estados vacíos de soberanía” de Jellinek para convertirse en diecisiete cortes de caciques soberanos, si soberano es quien decide el estado de excepción. Hoy es la peste, otro día es la vendimia, y si no, la matanza del chancho.
    

La Constitución supone la defensa de uno contra todos (donde eso ocurra), y la ley, la de todos contra uno. Casado cree que una ley lo vuelve todo legal, y pide una ley de pandemia, o sea una Ley de Defensa de la Salud a calcar de la Ley de Defensa de la República que redujo la libertad a una charla de Almeida.
    

Lo que los caciques autonómicos piden, y no se atreven a decir, es poderes para dictar bandos militares.


Mayo, 2021

Jueves, 18 de Abril

 


Banderas de nuestros hijos

miércoles, 17 de abril de 2024

Suspensos en defensa


Más que una pesadilla
 

Francisco Javier Gómez Izquierdo


          Vi el Barcelona-PSG. Más atractivo que el Dortmound-Atleti, más que nada por lo que serían capaces de hacer Mbappé y Dembelé para reconducir el mal camino que su equipo inició en los cuartos. Hay una moda rara en los equipos serios de casi siempre que consiste en no trabajar como procede la defensa. En el noble deporte del balonmano los espectadores -pocos y cada vez menos- corean "defensa-defensa" cuando ataca el equipo rival y todos se fijan en su pivote sobre todo -doble pivote es figura que incluso se ha llevado al fútbol-, en los bloqueos de sus laterales, en el coordinado bascular, etc... siendo el trabajo defensivo el mas valorado por los entrenadores, jugadores y público medianamente entendido.


     En la ida de los cuartos de la Champions reprochaba servidor que es simple aficionado y no periodista, ni entrenador, ni jugador, que los ocho equipos defendían mal. Lo sigo manteniendo a la espera de los cuatro de esta noche. Los pantalones rajados por las pantorrillas, se ve que gustan a mucha gente porque es mucha la gente que se los pone. Pantalones de ésos los venden con un roto por los que cabe un tigre y encima se pagan caros. Es moda que respeto y que nada me importa, pero a servidor no le gusta nada. Las defensan de tres, los extremos haciendo de defensas, los centrales sufriendo de laterales y ¡¡bueno!! los medios que no asimilan convenientemente los conceptos de presión y ayuda porque es más importante que jueguen y tengan la pelota con el aplauso general de crítica y público son detalles que uno ve como poco recomendables, pero como son moda hay que ver el fútbol de moda. Que Barcolá eche una carrera a Araújo en "línea de medios" es un error defensivo que no se puede permitir si además vas ganando 4-2; que Cancelo, futbolista híbrido al que dicen defensa pero que sus mejores prestaciones se ven cuando hace de extremo, perpetre entrada dolosa que se convierte en culposa por cometerla dentro del área con el agravante de que el rival no mira a portería me parece tan inelegante y absurdo como la guapa que lleva el vaquero con gateras en los muslos. Llamativo que la entrada sea penalty tonto y que por las gateras pantaloneras se vean una mariposa gigante y un caballazo de mar tatuados. Llamativo será pero para servidor es cualquier cosa, menos bonito. Sí. El partido se decidió por el detalle de la expulsión de Araújo, pero tal circunstancia se deriva de un maldefender que puede arruinar toda la temporada del Barça. Quedan también varios detalles de inelegancia en el banquillo culé, singularizados en el entrenador Xavi, al que tanto he admirado como jugador. No se pueden perder los nervios así. Él está para controlarlos. A ser posible, los de sus ayudantes también. Pero no. Xavi cree que el Barça ha de tener bula y hay noches que semejante desfachatez queda retratada.


     ¿Y el Atlético? Vi el resumen y siempre salía Nahuel y también vi a Morata solo ante el portero... y luego a Correa. Cuatro goles a un equipo que hasta antier presumía de firmeza defensiva no es por simple resfriado. El Atlético adolece de peligrosa pulmonía. La ida la ganó porque en el último minuto la escuadra de Oblak escupió un presunto gol. La defensa alemana no me convenció tampoco y desde esa supuesta debilidad presumía servidor que el Atleti podría llegar a semifinales. El desastre defensivo en Dortmound no supo remediarlo el Cholo como ante el Girona, otro equipo acaparador de múltiples elogios pero al que servidor lo ve con los pantalones muy agujereados por las traseras.


       Quedemos a la espera del City-Real Madrid. Por ir a la contra de la general corriente, me fijaré en como defienden Guardiola y Ancelotti

Libertad ¿o qué?



 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    El jefe del Centro, Casado, que viene de votar con la izquierda la ley Rhodes, o ley de género para los niños, denuncia a la derecha por “publicidad engañosa”. Es el mismo Centro que para el Ayuntamiento prometió suprimir el cazadero “Madrid Central” y que para la Comunidad, con listas de partido y sistema proporcional, promete… ¡la libertad!


    –Es una locura confiar al Número la guarda de la libertad –dijo Bernanos de la II República, la del 48, que confiaba la libertad a los franceses patriotas, a imitación de los liberalios de Cádiz, que la habían confiado a los españoles justos y benéficos.


    El periódico de Marx y Engels durante la revolución del 48 se subtitulaba “órgano de la democracia”. Pero la democracia no es un periódico de Marx y Engels, sino, en definición de su mejor teórico, la forma de gobierno que garantiza la libertad política.


    –Si sucumbe una forma de gobierno con libertades públicas, tal forma de gobierno no era democrática ni tales libertades eran la libertad política.


    La libertad política está guardada por la Constitución, que, si lo es, divide los poderes (se carga la soberanía) y los separa para que se peleen entre ellos y podamos los demás dormir en paz, única manera (eso pensaba Madison, al menos) de impedir que los liberticidas de Marlasca entren a tu casa, y los de Pablemos, a La Moncloa (aunque sea por la Puerta del Sol).

 
    “Socialismo o muerte” es un lema castrista sin sentido (“¿Dónde está la disyunción?”, pregunta Cabrera Infante), pero “comunismo o libertad” es un lema centrista con varios sentidos, y ninguno bueno para la libertad: da a entender que las dos cosas tienen la garantía de la Constitución, y no.


    –La Constitución soviética es extraeuropea; pertenece, como los elefantes y la teocracia, a la fauna asiática –protestaban hace un siglo los progres de “El Sol” de Ortega ante una situación semejante.


    Y es que, si al final no gobernara Ayuso ¿qué dirían los Saint-Just del centrismo? ¿“La libertad pasó como una tormenta”?


Abril, 2021 

La boda




Martín-Miguel Rubio Esteban

Doctor en Filología Clásica


Tras haber leído las nauseabundas críticas de la izquierda, salidas de los albañales y la envidia, y las sensatas y prudentes críticas de la derecha, aunque un poco gazmoñas, sobre la boda del Alcalde de Madrid ¿pero cómo no invitaste, José Luis, a Pablo y a Teo, que te encumbraron a la Casa de la Panadería? ( ¡Mira que eres!)– me ratifico en la verdad científica de mi adorado Voltaire: “A mi modo de ver creo que el Rey suele tener más razón, y ya que es preciso obedecer creo que vale más hacerlo bajo un león de buena casa, y nacido mucho más fuerte que yo, que bajo doscientas ratas de mi calaña”. Mi único pero es que no hay razón para que una televisión pública, esto es, propiedad del erario público, cubra casi entera una boda privada. Pues con ello estamos subvencionando con dinero público el narcisismo ególatra de los altos funcionarios de los partidos, y alimentando así su grave enfermedad psicológica. Lo normal hubiera sido una pequeña crónica de tan entrañable acontecimiento, pero privado, sobre todo porque en ella estaba nuestro buen Rey Don Juan Carlos I. Todo desfile o cortejo nupcial recordará el espectáculo siempre digno de los libros de caballería. Pífanos, timbaleros, alabarderos, palafreneros, chóferes con librea, colores vivos, bailes, del chotis al rigodón, ramos de flores, arcos triunfales, pabellones festivos, espléndida iglesia, trajes primorosos, pamelas atrevidas, tacones altos, coches relucientes como carrozas de Luis XIV, pero sin palafreneros, comida pantagruélica bendiciendo las Bodas de Camacho, tocados atrevidos, sombreros estrafalarios, todas las mujeres guapísimas, faldas-jaulas de hambrientos pájaros multicolores diseñadas por Agata Ruiz de la Prada, trasiego de vino infinito, del Valdepeñas al blanco Nieva de Rueda, con uvas de Segovia (si no trasiegas vino en una boda es que no quieres a los novios), “espetado en un asador de un olmo entero, un entero novillo; y en el fuego donde se había de asar ardía un mediano monte de leña, y seis ollas que alrededor de la hoguera estaban no se habían hecho en la común turquesa de las demás ollas, porque eran seis medias tinajas, que cada una cabía un rastro de carne: así embebían y encerraban en sí carneros enteros, sin echarse de ver, como si fueran palominos; las liebres ya sin pellejo y las gallinas sin pluma que estaban colgadas por los árboles para sepultarlas en las ollas no tenían número; los pájaros y caza de diversos géneros eran infinitos, colgados de los árboles para que el aire los enfriase. Más de sesenta zaques de más de a dos arrobas cada uno, y todos llenos, según después pareció, de generosos vinos; así había rimeros de pan blanquísimo como los suele haber de montones de trigo en las eras; los quesos, puestos como ladrillos enrejados, formaban una muralla, y dos calderas de aceite mayores que las de un tinte servían de freír cosas de masa, que con dos valientes palas las sacaban fritas y las zabullían en otra caldera de preparada miel que allí junto estaba”. Yo supongo también que Don José Luis haya tenido un buen amigo de Clásicas que le haya hecho un himeneo o epitalamio para inmortalizar este acto transcendental en la vida de cualquier hombre. La boda supone el mayor canto colectivo a la vida, dotándola de un sentido de permanencia y eternidad de la especie, toda vez que da la razón principal de la vida de los contrayentes. Toda boda nos invita a bailar alborozados, hasta el agotamiento, en nombre de la vida fuerte que la unión conyugal asegurará en la generación siguiente. En los epitalamios e himeneos del Mundo Clásico podemos leer todos estos significados de la boda y algunos más. Del gran poeta de Verona podemos sacar estos versos del Carmen LXI: “…buena virgen se casa, / reluciendo como el mirto / de Asia en floridas ramitas, / que las diosas Hamadríadas /  deleite suyo– alimentan / con agua de rocío… / ¿Qué dios debe ser rogado / más, por amados amantes? / ¿A cuál de los dioses cuidan / más los hombres? Oh Himeneo Himen,/ oh Himen Himeneo… / Deja de llorar; peligro / no hay para ti, Aurunculeya; / que una mujer más hermosa / no habrá visto el claro día / viniendo del Océano… / Haz pasar con buen auspicio / el umbral tus pies de oro / Cruza la puerta pulida / Io Himen Himeneo, io, / io Himen Himeneo… / Venir ya, marido, es lícito: / te está la esposa en el tálamo, / brillando en su faz florida / como blanca matricaria / o rojiza amapola… / Jugad como os plazca, y pronto / dad hijos. No es conveniente / que sin hijos tan antiguo/ nombre esté, sino que siempre / engendre de sí mismo. / Quiero que un Torcuato párvulo, / del regazo de su madre / tendiendo las tiernas manos, / ría dulcemente al padre / con boquita entreabierta…/ Cerrad, vírgenes, las puertas; / asaz jugamos. Y, buenos / cónyuges, vivid bien, y / ejerced en don asiduo / la juventud robusta”. Obviamente las bodas en los epitalamios no están exentas tampoco de la mundivisión de su época como vemos en el Carmen LXII del mismo Catulo: “Y tú no combatas con tal cónyuge, virgen. / No es bueno combatir a quien te encomendó el padre mismo, / tu mismo padre y tu madre, a quien obedecer es preciso. / La virginidad no es toda tuya; es de tus padres en parte, / la tercia parte al padre, la tercia parte es dada a la madre, / sólo una tercia es tuya; combatir a los dos no pretendas, / que sus derechos a una con la dote dieron al yerno / Oh Himen Himeneo, ven, Himen oh Himeneo.” Existen también breves epitalamios en los preciosos Epigramas eróticos de la Colección Palatina, y es que la “benedictio thalami” es la esencia y el culmen de la boda. La boda también ha supuesto siempre la exaltación de la familia, por eso en los tiempos en que la riqueza y el poder, inseparables, se medían por la liberalidad y la ostentación, la familia estaba obligada a competir con las familias allegadas en esplendidez. La boda que unió, por ejemplo, a Aymeri de Narbona con la bella Hermanjart, hermana del rey de Lombardía, tuvo un banquete y festín que duraron más de una semana. El derroche de estas comidas pantagruélicas era, no obstante, proficuo, pues mantenía indemnes las alianzas de parientes y amigos, que se traducían en un interés común. Todavía hoy la boda es una apoteosis familiar en la que muchas veces se amplía el círculo privado. La parentela, que encuentra en la boda siempre su lugar, se afana con toda clase de regalos y se aprovecha la ocasión para anudar los parentescos lejanos y hacer nuevas amistades. Las bodas y los entierros, aunque son grandes momentos familiares, en cierto sentido suponen también un acontecimiento público: la boda entraña dos familias que se comprometen con el anillo conyugal, que como un nudo mágico cierra el pacto ( ése es el significado del símbolo del anillo: no dejar escapar en el espíritu de uno el amor conyugal ), y el crecimiento de la comunidad si el matrimonio es fecundo. Y, además, en esta boda estaba el gran Froilán, lo mejor de la familia Borbón, hijo de quien debía haber sido Reina de España, mi veneranda Doña Elena, y que nunca ha dicho “esta boca es mía”, como buena y leal hermana. De seguro que Froilán en una boda aporta alegría, que es el mejor y más entrañable regalo para los novios. ¡Viva los novios! ¡Y viva el Rey y su familia! Y aquí va mi epitalamio: Ilustre alcalde de la capital, / hoy te despides de tu soltería / e ingresas en la nueva cofradía. / No te amedrente la nueva batalla, / pues los polluelos comieron el grano / cual lo ordenan eternas ordenanzas. / Ya el sacerdote cumplió lo mandado, / la teogamia se ha realizado, / cual acto culminante del misterio / recomienza la espiga revelada, / Eleusis infinito de los tiempos. / Mirad a los pequeños de esta boda: / otros pequeños habréis de formar, / que es fin de la pareja no mortal. / Cuando los hombres se casan con suerte / ya no mueren jamás entre los hombres: / pues otros llevarán su luz fecunda, / testigo en la carrera de los tiempos. / Es deber de los hombres ser felices. / No hay regalo más grande que el amor.


[El Imparcial

Miércoles, 17 de Abril

 


Gato jodón

martes, 16 de abril de 2024

"Talk is cheap"


Curtis Yarvin


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Sin memoria no hay democracia, dice el señor de las calaveras. Y con memoria, no hay dictadura, podrían contestarle, en pura lógica, los muertos. “Talk is cheap”, dicen los americanos, que la inventaron en 1787.


Pero la idea de una democracia operativa real en el siglo XXI es puramente risible –nos advierte Curtis Yarvin, que busca una transformación monárquica realista en los Estados Unidos.


Disraeli, al que ofendía que le dijeran demócrata, es el primero en llamar “democracia parlamentaria” a la monarquía parlamentaria inglesa del XIX. Ahora Yarvin cree que a la “democracia representativa” de Hamilton todavía le queda un poder: reemplazar la oligarquía por la monarquía. Ve que, después de todo, el cambio de régimen es el último poder de que dispone la democracia y que, si las tendencias actuales continúan, no estará disponible para siempre.


Como es común en la historia, se cambia la forma de gobierno; la apariencia permanece. En el XX pasamos de la democracia a la oligarquía. Históricamente, nada es más estadounidense que el cambio de régimen.


Si esto es así en la metrópoli, ¿qué se puede esperar en las colonias? Ahí tenemos ya a Guy Verhofstadt, el estafermo del liberalismo belga (¡refugio de Puigdemont!), amenizando otra revolución de los colores contra Orban. “El principio del fin del títere de Putin, Orban”, jalea este Picio gafoso (presidente hubo en Guinea que ejecutaba a cualquiera que llevase gafas) que tiene menos pudor que el chupapiera (Burgos al aparato) de una cabra, y que ya fue visto repartiendo provisos de Locke para Ucrania en la plaza Maidán… en el 14. ¿Qué se le había perdido en Ucrania al basilisco flamenco?


Volvemos a Yarvin, para quien la idea de sustituir la democracia por la oligarquía, pero sin renunciar al “nombre vacío de democracia como eufemismo y capa de torero”, no es nueva. Recuerda, por ejemplo, que en la historia de los Estados Unidos se le atribuye a Woodrow Wilson, aunque las ideas europeas de gobierno “científico” son aún más antiguas. Antes de que comiencen los alaridos: no es, dice Yarvin, que la gente de hoy sea ignorante, frívola o inmoral para confiarles el poder. De acuerdo: son todo eso, pero sobre todo, si se le da poder a esa gente, esa gente es demasiado débil para conservarlo. Por lo tanto, no pueden ostentar el poder. Por lo tanto, la democracia real no es posible. Por lo tanto, no tiene sentido –en el mundo actual– hablar de democracia como sistema de gobierno.


Si entiendes esto, hazle un favor al mundo y no parlotees sobre la “democracia”. Literalmente estás violando el idioma inglés.


Yarvin aboga por “un presidente más poderoso”, que era la idea de Hamilton en Filadelfia (por lo que Jefferson lo acusó de querer coronarse rey), lo que nos lleva a la “teoría ejecutiva unitaria”, gatera por la que se colaron los neocones de Cheney (instruido por el juez Scalia, compañero de caza) para traernos la América tremenda que tenemos delante.


Martes, 9 de Abril 

Venir de Cuba para caer en la misma candanga



Orlando Luis Pardo Lazo

Cibercuba

 11 | 04/01/2021


Los partidos comunistas, gracias al resultado de la II Guerra Mundial, ganaron estatus legal en todas las democracias representativas de Occidente, incluidos los Estados Unidos de América. La labor conspirativa del comunismo internacional ha sido la misma desde entonces: usar los mecanismos democráticos del mundo libre para desgastar y eventualmente destruir a la democracia.


A pesar de la irreversible erradicación militar del fascismo, los comunistas contemporáneos no han conseguido adaptarse a la idea de vivir sin su hermanito siamés en tiempos de paz. De hecho, un rasgo identitario de los comunistas, declárense o no como tales, es la permanente denuncia del fascismo por todas partes. Oponerse a un comunista es ser deslegitimado de inmediato como fascista. El comunismo no acepta oposición racional. El odio es su elemento innato.


El resultado es que, un siglo después del fascismo, la propaganda comunista aún nos asegura que el peligro fascista es hoy más inminente que nunca. De ahí la importancia de que los comunistas ocupen el poder cuanto antes, por cualquier medio. Se lo merecen pues sólo la vanguardia comunista sabe cómo cortar de cuajo las oleadas fascistas de la reacción.


El Partido Comunista de Estados Unidos (CPUSA) lleva esa batalla de ideas en el corazón del “imperialismo norteamericano”, tal como ellos se empeñan en llamar a su propio país en plena decadencia, una nación que desde hace décadas es incapaz de ganar la más mínima escaramuza bélica.


En una editorial de fin de año, el CPUSA ataca por millónesima vez las políticas “anti-cubanas” de Donald Trump, un facha que “no puede perdonarle a Cuba” sus “grandes avances en el bienestar de la ciudadanía”, ni el hecho de que “provea de cuidados médicos de alta calidad a los países pobres del mundo”, ni tampoco su “excepcional ejemplo de solidaridad”, y mucho menos que la Isla “jugase un rol principal en la derrota del régimen fascista del apartheid en Sudáfrica”.


Por supuesto. F con F, fascismo. Un fantasma recorre los partidos comunistas del planeta entero: el fantasma del fascismo.


Si no existiera el fascismo, habría que inventarlo. Tal y como el comunismo se lo inventa incesantemente. Insultantemente. Papilla podrida para las embobecidas generaciones del nuevo milenio, donde por fin el marxismo puede prescindir sin problemas de su profeta Marx. Ya no hace falta la ideología. Basta con la inercia idiota de la justicia social, más el debido toquecito de culpa de clase.


En su panfleto redactado en la Plaza de la Revolución, el CPUSA nos cuenta a los cubanos el mismo cuento de la buena pipa de la utopía. El hitleriano Donald Trump, gracias a las “200 nuevas restricciones diseñadas para dañar a la economía cubana”, sólo quiere “afectar el nivel de vida del pueblo”, mientras usa ese mismo dinero “para financiar las minúsculas organizaciones anti-gubernamentales activas en la Isla”.


Entonces el CPUSA se lanza de cabeza a una campaña para que, en cada ciudad norteamericana, los ayuntamientos y órganos legislativos “pasen resoluciones condenando al bloqueo” y a favor de la “campaña internacional para premiar con el Premio Nobel de la Paz 2021 al excepcional programa de solidaridad médica cubana”.


¡Bravo! Los comunistas sí que creen en la participación popular masiva. Justo hasta el instante mismo en que los comunistas son los que mandan, cuando el pueblo de pronto ya no necesita participar más, pues eso de hecho estorbaría a la participación monopólica del Estado.


El socialismo es el único sistema social que prohíbe la socialización. Lo cual explica por qué en los totalitarismos de izquierda no existe un auténtico pensamiento ―ni activismo alguno― de izquierda.


Los militantes comunistas, si el resultado de la II Guerra Mundial hubiera sido la irreversible erradicación militar del comunismo, hoy por hoy serían fascistas convencidos que, consecuentemente, no habrían conseguido adaptarse a la idea de vivir sin su hermanito siamés en tiempos de paz. Son tal para cual. F con F, Fidel. Y su enemigo común es uno: el capitalismo. Que, en Ciencias Políticas, también se conoce como libertad.


No por gusto la izquierdista norteamericana Susan Sontag, en un ataque de lucidez que le granjeó el odio vitalicio de la izquierda norteamericana (todavía hoy citarla es sinónimo de suicidio), dejó escrito que el comunismo era “fascismo con un rostro humano”.


Como al final del libro Rebelión en la granja de George Orwell, a los anticomunistas nos asiste sólo el derecho de ser como esos “animales de afuera”: espectadores que, al margen del materialismo histórico, miramos maravillados “de cerdo a hombre y de hombre a cerdo y nuevamente de cerdo a hombre”, sabiendo de antemano que siempre ha sido técnicamente “imposible discernir quién es quién” entre una y otra intolerancia de izquierda. 

Martes, 16 de Abril

 


Salinas

lunes, 15 de abril de 2024

Médico español en Irlanda. Situación desesperada



Eduardo Gavín


Hace 25 años, cuando terminé los estudios de medicina, la situación de la profesión era desesperada. Una bolsa histórica de desempleo, fruto de una intencionada y populista mala gestión que había masificado las facultades en los 80, se cernía sobre nuestra cabeza, condenándonos al más que probable paro, a los empleos precarios o a aceptar cualquier cosa que surgiese. Como anécdota, recuerdo que, al ir a recoger el título de medicina, el funcionario de la secretaría me deseó suerte y me hizo saber que él era médico también. Por si fuera poco, el gobierno del ahora estadista González había despojado a la Universidad de la facultad de dar capacidades laborales, una vez que el título de Medicina y Cirugía pasaba a necesitar el complemento de una especialidad para poder trabajar. El seis igual a cero, no sé si se acuerdan, una vez que ahora se quiere otorgar capacidades médicas a quien ni siquiera tiene el título de medicina.


Así que, dado que me apetecía cambiar de aires y salir de la muy ventosa y noble Zaragoza, cogí los bártulos y marché a hacer la especialidad que quería (de entre tres candidatas) a Lisboa. En aquel momento, el salario de un residente allí era casi el doble que el de un residente en España y los precios eran más bajos, así que la sensación fue semejante a ser rico, aunque fuese a ratos (o sólo a primeros de mes). Hice la residencia y luego encadené una serie de contratos fijos que yo mismo interrumpía por la llegada de mejores ofertas. Y así transcurría la vida en Lisboa, hasta que recibí la llamada de la patria en forma de oferta laboral en un hospital que era, para mí, objeto de culto dentro de la especialidad, la Fundación Jiménez Díaz. El prestigio de sus profesionales en mi especialidad era enorme y volví a España, a Madrid, ciudad a la que no puedo tener más cariño.


Sin embargo, nada más llegar, antes siquiera de empezar a trabajar, comenzaron los problemas. Corría el año 2010 y el señor Zapatero anunciaba un recorte de salarios del 5% (que fue más bien el 15%) en los salarios de la función pública y la Fundación, pese a ser privada, tenía los salarios adscritos a los de la Administración, así que, antes de empezar, mi Españita había hecho de las suyas.


Pese a ello, y pese a los años de aprendizaje profesional y humano que fue mi paso por la Jiménez Díaz, pasé a la pública fetén. Y ahí el comenzó el calvario.


Calvario, sí. Un sistema ineficiente a más no poder, decisiones arbitrarias y despóticas por parte de todos los mandos, manditos y mandones y un sinfín de engaños, estafas, sisas, burlas y bajomanismos, escatimando cada euro al que tenía derecho y poniéndome siempre la zanahoria delante del hocico para que siguiese corriendo. Mientras el trabajo aumentaba sin freno (el 50% más en 9 años, sin aumentar la plantilla), el salario permanecía ridículamente parado, con subidas del 0,5% anual que se acababan de pagar a final de año. Igualmente, las pagas extra absurda e ilegalmente recortadas, el contrato era renovado año a año (hasta 7 años) se me negaban los trienios (finalmente reconocidos a medias) o la carrera profesional. Esta última es mi favorita. Tres veces la solicité. En la primera ocasión, el hospital no envió el papel a la Consejería (lo sé porque una amable funcionaria me lo mostró, tirado en una caja, junto al de otros siete u ocho compañeros). En la segunda, me otorgaron (como si fuese un favor) el llamado “Nivel 0”, que no se remuneraba pero que, en el futuro… ah, el futuro. Y por fin, hace un año, me concedieron graciosamente el nivel 1. Con 49 años.


Todos estos abusos frente a la aparente pasividad de compañeros, colegio, jefes… y sindicatos que, al menos, tímidamente y de vez en cuando levantaban la voz.


El caso de los colegios es quizá, el más execrable. Pues, aparte de cobrar religiosamente sus elevadísimas cuotas a cambio de nada, debería ser el garante de la conformidad y cumplimiento documental y académico de todos sus colegiados, así como de evitar los abusos sobre la profesión, vengan de donde vengan. Pues nada, tienen psiquiatras para los quemados y ofertas del 5% para ir al Parque de Atracciones. Ah, y unos correos que ya –gracias a Dios– no mandan, donde explicaban cómo emigrar, como si ellos lo supieran.


Aun así, con estos mimbres, los sindicatos consiguieron las migajas de trienios, subidas de 25 euros mensuales, carreras retrasadas, etc. Poca cosa, limosnas, pero las celebrábamos con resignación silenciosa o incluso agradecida.


A mi entender, esto que cuento no se puede llamar más que situación desesperada, como la del inicio. Sólo que ahora las cosas son muy diferentes. No reflejan la realidad del mercado. La escasez de médicos en todo el mundo es notoria y basta saber algún idioma para recibir una llamada, como me sucedió a mí y de nuevo, tomar las de Villadiego, esta vez a Irlanda.


Y nuevamente, la mitad de los problemas desaparecen.


Llegué a Irlanda el 29 de febrero. El primer día, se me asignó (obsérvese que no se me concedió ni se me otorgó, bastó presentar los papeles con mi vida laboral) el nivel 6 de carrera, el más alto. Se me firmó un contrato indefinido, para pasar a plaza estructural en un par de meses. Y mi salario base es exactamente un 475% del que percibía en España. Repito: el 475%. No falta ninguna coma o decimal. Curiosamente, es exacto.


Podría ser un golpe de suerte, dirán muchos. O que Irlanda es un caso especial. Pero en Francia también se triplican los salarios. Lo mismo en Bélgica o el Reino Unido. En los países nórdicos, depende, son de entre el doble y el cuádruple. ¿Y en Uruguay? Vean los salarios en Uruguay y me cuentan.


Así que sí, la situación es desesperada, pero no para nosotros. Es desesperada para los politicastros españoles que piensan que pueden sostener con corchos un sistema que hace aguas por todos lados. Es desesperada para el funcionamiento racional de los hospitales, con salidas e incorporaciones permanentes, sin equipos, sin estructura, sin solidez. Pero, sobre todo, es desesperada, aunque no lo sepa, para el paciente o como los cursis que “administran” la sanidad prefieren llamarlo: “usuario” o incluso “cliente”. Porque la fuga es masiva y va a ser más. Y porque, por más que la administración traiga médicos de otras latitudes y que el colegio acepte colegiados hasta quemar los sellos de caucho, no serán suficientes para sostener el edificio. No el edificio que conocemos. Quizá uno en ruina y apuntalado. Hasta que les caiga en la cabeza.


Esta es la única realidad que espera.


En fin, voy acabando. Muchos pensarán que a santo de qué me pongo a largar ahora. En efecto, me resultaría más fácil callarme y mirar la chimenea, degustando un güisqui local. Pero me puede la rabia que siento viendo cómo se gastan dinero en estadios o en programas de telebasura en la tv pública, mientras dicen que no encuentran ni una monedita que dejarnos.


Es cierto que ya no es mi problema, pero yo, siendo sincero, preferiría ganar un poco menos y no sentir vergüenza de "la mejor sanidad del mundo".


Nada más tengo que añadir. Salvo que el uso de comillas es más sarcástico que evocador y que sigue lloviendo. No en Irlanda, no. Allí.

Sláinte.

Bendice, Señor, al leopardo

 


Ozores


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


El fútbol español está en brazos de la Justicia, la de la venda en los ojos, ésa que llevan los cetáceos del CTA de Cantalejo, nombre más técnico que el de trencillas o colegiados, tragados por el agujero negro del Negreirato, que “nos ha dao en el punto de flotación”, al decir del propio Cantalejo en un audio.


La noticia buena de la historia es que sin punto de flotación seguimos a flote, y eso es porque no sabemos, o no queremos saber, dónde estará el punto de flotación en la Uefa, que lucha contra la competencia española de la Superliga, ni el de la Fifa, con la timba sobre la mesa de un Mundial a tres bandas (España, Portugal, Marruecos) en pleno sanchismo carpetovetónico, movimiento que promueve la ozorización (Ozores) de España a base de Ábalos y de Rubiales, columnas de Hércules de nuestra Constitución material, la que vale.


Las dos caras más universales del fútbol español son hoy Rubiales y Vinicius.


El Barca y el Madrid pertenecen a la humanidad –dice una abadesa del periodismo que una vez le dijo un taxista marroquí, tal vez lector de Abdelkebir Khatibi, el poeta que presumía de girar alrededor de su verga desarraigada, cosa que volvía loco a Barthes (“Bonheur Khatibi”).


Bueno, pues Rubiales y Vinicius también pertenecen ya a la humanidad. A Rubiales lo recibieron en Barajas más periodistas que a Eisenhower. “¡Queremos saber!”, parecían gritarle. Pero todo lo que queríamos saber de Rubiales lo sabemos ya: llevó con “Geri” Piqué la Supercopa de España a Arabia, y lo hizo con la idea, o así lo explicó él en su día, de introducir las cogitaciones feministas en el desierto de las mil y una noches, y ahora Arabia presidirá el foro de la Onu de Guterres sobre igualdad de género. En la vida pública de Rubiales todo han sido ovaciones, y los que ovacionaban (¡De la Fuente!) continuarán en la Federación para mantener ese espíritu deportivo (¡el punto de flotación!) que tanta falta hace, es decir, que la vida seguirá igual, o no seríamos España.


Y en la cara opuesta al Celtiberia Show tenemos a Vinicius, a quien las maras mediáticas eligieron para negrito de la canción del colacao, pero él se rebotó, colocando a España en el mapamundi del racismo. Lo de Vinicius, pues, no sería un caso de injusticia, sino de “sinjusticia”, el maravilloso invento de fray Luis de León (“Adonde la azucena / lucía y el clavel, do el rojo trigo, / reina agora la avena, / la grama, el enemigo / cardo, la sinjusticia, el falso amigo”). Sobrepasadas por el escándalo, las maras mediáticas movilizan a sus moralistas (psicólogos) que instan a Vinicius a comportarse como Butragueño, pero Vinicius es un jugador de carácter, como Juanito (¡32 años sin Juanito!), a quien el Bernabéu sigue recordando en el minuto 7 de cada partido. ¿Dijimos Juanito? Y como Cristiano. Y como Zidane (¡aun sin Materazzi!). Y como Hierro. Y como Raúl. Y como Figo. Y como Hugo (que vino del Atlético con el repertorio de Luis Aragonés aprendido). Y por supuesto, como Di Stéfano, que era un César Girón (“¡cornás pa tós, hijos de p…!”) al iniciarse el paseíllo. El pipero no sabe que del Real Madrid, si le quitaras el carácter, quedaría lo mismo, dicho por Valle-Inclán, que de los hermanos Quintero, si se los tradujera al castellano. Sin carácter, Vinicius estaría jugando en segunda división con Tachi, el artista que le silueteó una taquilla de toros en el cráneo. Butragueño fue un jugador de meñique levantado, como Rodrygo, pero Vinicius es un jugador de carácter, como Juan Gómez (¡sin Matthäus!), que un domingo se escapó del cuartel para jugar, haciéndose llamar González, un partido de Liga con el Burgos en Puertollano contra el Calvo-Sotelo.


La TV pública metió a una periodista en la nevera porque en la presentación de Camavinga se le oyó decir, “a micro cerrado”, que el jugador “era más negro que el traje”, lo cual pudo ser una injusticia. Pero no sabemos de ningún estadio cerrado por haber recibido a Vinicius con el orfeón del “eres un mono” rematado en los medios con el consabido “Maitechu mía” (“Maitechu mía, / Maitechu mía / calla y no llores más”), y esto es una “sinjusticia”. Que la injusticia, dice con finura gaditana Pemán, es concreta y pasa.


La “sinjusticia” es vaga y queda.


Gracias a su carácter, Vinicius es la esperanza blanca para la noche del martes contra el City del “fair-play” financiero de Guardiola, al que Richard Keys, de la TV inglesa, pinchó con su lengua sobre unas imágenes (Pep abroncando en el césped al empanado de Grealish), como se suele hacer con un insecto repelente:


Es todo para las cámaras… Es muy cansado, ¿no? No debería estar en el césped. Vete al túnel de vestuarios. Y ahora va a todo el mundo a decir lo que han hecho mal…


El único temor al City guardiolés, cuya influencia catarí ya se ha cargado la seriedad de la Premier, es que Ancelotti vuelva a tirar para esta eliminatoria de los “bisas” del vestuario, como hizo en Manchester hace un año, con aquella escena de impotencia de Vinicius en plan Frank (Mel Gibson), el que más corría, en “Gallípoli”, pidiendo en plena masacre instrucciones para escapar a la “cagada” táctica del coronel.


¿Qué son tus piernas? Muelles de acero, ¿Y qué van a hacer? Llevarme a toda velocidad, ¿A qué velocidad puedes correr? A la de un leopardo, ¿Y a qué velocidad vas a correr? A la de un leopardo.


Que el Señor bendiga a nuestro leopardo.



Gallípoli en Manchester