jueves, 31 de diciembre de 2020

Lupus Homini Canis

 


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    El icono navideño de España en 2020 no es un niño en un pesebre, sino un perrillo en brazos del vicepresidente comunista del gobierno, el lobete defensor de los cánidos.


    –Lupus Homini Canis!
    

Nuestro “periodo constituyente”, como dice ese ministro de Justicia que se parece a Arévalo, iría del “Homo Homini Deus” al “Lupus Homini Canis”.


    Para una Navidad confinada recomiendo a las almas sensibles la lectura del “Mumú” de Iván Turguénev, y a las almas “prêt-à-porter”, el Konrad Lorenz de “Cuando el hombre encontró al perro”.
    

La “insultante conversión del lobo en semoviente instrumental del hombre” la justificaba el profesor Ramiro Rico, maravillosa relectura navideña, con los tres menesteres (“a más de suplir y aún suplantar los afectos humanos”, que hasta Bismarck se reprochaba el cariño que tenía a “Tyras”, su dogo alemán) en que los perros han servido al hombre, ganadero, cinegético y bélico, poniendo por delante a “Becerrillo”, el perro de Cortés en la campaña de México. Hay un cuarto menester, el político, encarnado por el célebre perro “Paco”, acogido al pupilaje de don Gonzalo de Saavedra y Cueto, marqués de Bogaraya, que un día se presentó (el perro, no el marqués) en el Congreso de la Carrera de San Jerónimo. “¿Por qué distrito viene?”, preguntó un diputado. “Por la tajada”, contestó otro diputado.
    

Mas la expresión cánida de la política la extrae nuestro profesor de la “República” de Platón, a propósito de la flexible condición del perro, amistoso para el conocido, fiero para el extraño.
    

–Este pasaje sugiere que la teoría de lo político de Carl Schmitt tiene bastante de canina.
    

Es la distinción fundamental en política, la distinción entre amigo y enemigo. Un hombre con poder es un lobo para los hombres sin poder. “Quien carece de poder se siente como la oveja hasta que a su vez llega a la situación de tener poder y entonces asume el papel de lobo”.


    ¿Necesita un comunista cambiar de pelaje para aventajar ladinamente en lupinidad al lobo más castizo?

[Jueves, 24 de Diciembre]

Jueves, 31 de Diciembre

 

concha de venus, cuando en la morada
celeste al padre ufana se presenta

Próspero Año Nuevo

 


Feliz Año Nuevo

 


miércoles, 30 de diciembre de 2020

"Calvario" constitucional

 


Nicolás I

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Pasan los días y a nadie del “mainstream” (profesores, juristas, periodistas) escandalizan las calvadas (¡el calvario!) de Calvo de Cabra, vicepresidenta del gobierno, que es lo de menos, y catedrática de Derecho Constitucional, que es lo de más.


    Si Calvo de Cabra suelta los disparates de dos en dos y nadie del “mainstream” dice nada, entonces estamos como el ciego del Lazarillo con las uvas, es decir, con profesores, juristas y periodistas (¡el “mainstream”!) soltando esos mismos disparates de tres en tres, y tan pichis.
    

¿Sabes en qué veo que las comiste de tres en tres? En que comía yo dos a dos y callabas.
    

Calvo de Cabra ha dicho en un solo tuit que la soberanía (¡la soberanía!) reside en los diputados de lista y que Felipe VI tiene la misma legitimidad que Azaña, aquel ratón colorado que se comió la borra del sillón de don Niceto hincando sus dientecillos en el artículo 81 de la Constitución republicana.
    

¡Constituciones! Al zar Nicolás I le sublevaron la guardia el día de su subida al trono. Los cabecillas mandaron a los soldados a gritar a palacio “¡Viva la Constitución!” Ellos preguntaron qué era eso, y sus jefes les dijeron que la palabra “Constitución” era el nombre de la esposa de su candidato, Constantino, o sea, su supuesta emperatriz. Con todo perdido, Nicolás salió a pasarles revista y gritó: “¡De rodillas!” Y todos obedecieron.
    

Concibo la república –confesará luego el zar al marqués de Custine; puede ser un gobierno claro y sincero. Concibo la monarquía absoluta, puesto que soy el jefe de una. Pero no concibo la monarquía representativa: me parece el gobierno de la corrupción, y preferiría retroceder hasta China antes que llegar a adoptarla un día.
   

 El vicepresidente comunista del gobierno cree que no se va a hablar de otra cosa en la sobremesa de esta Navidad. No sabe que a los españoles nos “desconstitucionalizaron” en 1823 el duque de Angouleme y su “troupe” (“más zarzuelera que marcial”, en el apunte de don Nicolás R. Rico).

[Miércoles, 23 de Diciembre]

Miércoles, 30 de Diciembre

 

Valle de Esteban

Y maya en mi Pacífico
un náufrago ataúd

martes, 29 de diciembre de 2020

Viaje al Centro

 

AOC

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Una regla ignaciana dice que, en tiempo de desolación, nunca hacer mudanza. Mas, en su perpetuo viaje al centro, todo centrista vive condenado a moverse como el labio de un conejo. “El fin justifica los medios” no es máxima jesuítica, como sostienen los protestantes, sino liberalia, y además en su sentido maquiavélico:
    

–Lo que justifica a los medios no es el fin, sino el éxito del método criminal empleado.


    En el famoso ejemplo de Ihering, “Yo quiero beber un vaso de vino”, hay un medio, el vaso, y dos fines: apagar mi sed… y/o embriagarme. Un liberalio “comme il faut” contestará siempre “apagar mi sed”.
    

Para no tener que señalar aquí, miremos el caso del “rino” americano Schmidt, un ivanrredondo de Bush Jr., de Schwarzenegger y de John McCain. En cuanto Trump pasó de él, fundó el chiringuito “Lincoln Project” con el fin de “salvar la democracia”, que pasaba, según él, por evitar la relección de Trump. Camino del centro, Schmidt ha invitado a la congresista AOC, una Montero con “stilettos” negros de Manolo Blahnik, a salvar la democracia juntos. Dado que AOC asienta su lucha de clases en el hecho de haber sido camarera, Schmidt, para camelarla, informa a la congresista de que los socios de “Lincoln Project” no desprecian a las camareras, y la prueba es que “dejamos propinas del 50 por cien o más”.


    Esto es tan extraordinario como las anécdotas de Halifax, ex virrey de la India, con Hitler, al que tomó por un criado en una visita a Berlín en el 37, o de Churchill confundiendo con un camarero al joven y atildado Kennedy en un encuentro en el “Christina”, el yate de Onassis.
    

Señores, ¿han oído hablar del 10 por ciento? Contribuyan, a lo sumo, con el 5, pero nunca con el 1. Un simpático saludo, y podrán retirarse con la cabeza en alto –aconseja Ansaldi, “el mejor camarero del mundo”, para quien la Serpiente fue el primer camarero: “Podría haber sido el primer frutero, pero no. La elegancia de la Serpiente para seducir a la mujer es característica del camarero”.

[Martes, 22 de Diciembre]

Martes, 29 de Diciembre

 

Valle de Esteban

Soga sin fin,
como una
voluta
descendente
de
mal...

lunes, 28 de diciembre de 2020

El Mejor de la Historia

 

Santillana

El Salto del Ángel

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Y el Mejor Centrocampista de la Historia es… Xavi.
    

Xavi Hernández, español de Tarrasa, ex cerebro de España. (Ex “cervell d’Espanya”, para los de la inmersión). El que la toca (no se trata de jugarla, sino de tocarla).
    

Para las gentes con dificultades para asociar los conceptos de “fútbol” y “cerebro” aconsejamos la explicación que daba Santayana, tomada de William James, para quien el cerebro humano posee “una organización como de pelos de punta; su vida es terriblemente experimental: depende peligrosamente de las oscilaciones de una aguja viviente, la imaginación, que nunca apunta al verdadero norte”.
    

Los pelos de punta han sido el icono xaviano para la generación de españoles educada en el tocamiento culé:
    

––Xavi toca la pelota de forma magnífica –dejó dicho Artur Mas, antes de hacerse a un lado.
    

Xavi, el bosón del tiquitaca nacional-culé, pues Xavi, como dijo el marqués de Del Bosque, “es más importante que el seleccionador”, y lo que sabía Xavi no lo sabía nadie.
    

Xavi, el único futbolista capaz de poner el balón en el tejado de Russell y Einstein cuando resume el fútbol en medio tuit: “En el Barça entendemos el fútbol como espacio-tiempo. ¿Quién lo domina? Busquets”.
    

Quien posea a Busquets, posee al fútbol. Es el yihadismo culé de la posesión.
    

Si miramos el resultado (7-0), nos quedamos en lo superficial. ¡El balón fue nuestro! –explicó Xavi la derrota culé ante el Bayern.
    

El secreto de la posesión pasa por el “céspet”: el césped visto como una “volcaíta” del monte de Venus, que cuenta con una agrupación de defensores reunidos por el colombiano Rodrigo Maya Blandón (“césped alto y seco”) que tienen como una referencia a Henry Miller en “Trópico de Cáncer” (“una cuca afeitada es como una ostra: insípida y horrible”) y culmina con la avaldanada alusión del poeta Rafael Montesinos: “... esa ensortijada gracia oscura / cárcel de luz, recóndita angostura”…
    

Mas política, y esto es una sospecha de Thomas Mann, viene a ser todo lo contrario que esteticismo, y el “cervell d’Espanya” dijo un día: “Cuando salgo al campo y veo la senyera me gusta”. Y como se ve que aquí no veía todas las que quisiera, Xavi, ya muy arrebatado por la cuestión social, marchó a Catar, donde vio que “el emir y la familia real son muy detallistas... Los veo muy humildes para lo que podrían ser”. Y se puso a predicar el fútbol en el desierto: “El fútbol es el único deporte donde se insulta al trabajador. Es inadmisible, por ejemplo, que se insulte a un camarero al hacer su trabajo…”


    Dicho lo cual, sentó cátedra:


    –Mourinho no pasará a la historia.


    Pero la historia no la escriben los vencedores, sino sus herederos, que siempre son los franceses: ideólogos, doctrinarios y, en último caso, historiadores designan finalmente al triunfador, y el triunfador es… Xavi. Lo dice “France Football” (la “prestigiosa revista gala”, aclaran en España), que ha dictado el Mejor Once de la Historia: Yashin, Cafú, Beckembauer, Maldini, Xavi, Matthaus, Messi, Maradona, Ronaldo, Pelé y Cristiano.
    

Los historiadores, se nos ha dicho, “son abogado0s de las banderas ideológicas del pasado que refuerzan sus ideologías presentes”. No están ni Di Stéfano ni Cruyff, pero está Xavi, el mejor mediocentro de la historia para la Fefé francesa.
    

–Xavi la mueve –decía el Sabio de Hortaleza, que fue quien lo inventó cuando Xavi se asomaba a la treintena.
    

Todo el mundo mirando al Barça y a los sabios del fútbol les lleva una década descubrir al mejor mediocentro de la historia, que ni defendía (no era Casemiro) ni atacaba (no era Schuster). Ni los evitaba ni los metía. Un Modric sobrevalorado, aunque sin Balón de Oro. Tenía un borceguí en el Manzanares, cuyo rocío mantenía la hierba rápida como el Xavi del “tuya-mía” quería. Entonces ocurrió el milagro y por el escotillón de la historia se nos fueron Sócrates y Falcao, Zidane y Platini, Schuster y Redondo. ¡La historia los absolverá!
    

“La historia me absolverá” era una frase favorita de Fidel Castro, no se sabe si a sabiendas de que ya la había usado Hitler cuando su fracasado “pust” del 23 en Munich. Al final, Croce llevaba razón: toda narración de la historia es contemporánea.
   

 ¿Cómo no van a caer de la historia los nombres de Cruyff y Di Stéfano, si en la High School de San Francisco ya ha caído el nombre de Abraham Lincoln “porque el expresidente no demostró que las vidas de los negros le importaban”?

 

 

...el cerebro humano posee “una organización como de pelos de punta"...

 

ALAS Y LARGUEROS


    “Colgar las alas” es la serie sobre Casillas, el portero que vivió “colgado del larguero”, aunque lo más interesante ocurra cuando sale Mourinho. El mourinhismo, que degeneraría en el “mauriñismo” denunciado por Hughes, fue el gran ismo cultural de nuestros jetáceos, la piedra de toque para la columneja y el librillo. En medio, Casillas. ¿Santo o topo? Santo para el progre y topo para el facha. “Asumí que yo era el topo”, confiesa en la serie. Justo cuando el animal totémico de la izquierda dejó de ser el topo (¡el viejo topo de Toni Negri!), símbolo mítico del sótano y la clandestinidad, y para ocupar su sitio propusieron a la serpiente, criatura con currículo gnóstico y acreditada agilidad en lo horizontal. Qué tiempos.

[Lunes, 21 de Diciembre]

Lunes, 28 de Diciembre

 

Estos días azules

y este sol de la infancia

domingo, 27 de diciembre de 2020

Misma cosa

 

Abc, 26 de Septiembre de 2001


Ignacio Ruiz Quintano

“Hagan otros la guerra; tú, Austria feliz, concierta matrimonios.» ¿Qué tal Nicole Kidman? Vuelve a ser soltera, ha hecho una película en España y, por cierto, desea vivir en Marruecos. Eso es aculturación. Lo dicen en la medina los vendedores de chilabas a la hora de regatear: «¡Eh! ¡Amigo! ¡Morocco...!  ¡Espagne...! ¡Misma  cosa!»

El regateo es la Bolsa de los pobres y, por supuesto, no hay un vendedor de chilabas que no goce con el regateo, aunque tampoco más de lo que suele hacerlo un hispanista. ¿Quién no se ha tropezado con un hispanista en la medina?

Los hispanistas acostumbran bajar a la medina para comprarse una mezquita-despertador y fumarse un Don Julián en el café de Goytisolo mientras comentan «el último artículo de Juan». En la medina, sin embargo, todos los hispanistas son Antonio: «¡Antonio! ¡Antonio! ¡Morocco...! ¡Espagne...! ¡Misma  cosa!» Y el Antonio de turno, que no se llama Antonio, pero que es hispanista, pica: «¡Disculpe, buen hombre! ¿Ha dicho usted Morocco… Espagne...? ¡Válgame Dios! Suerte tiene de que yo sea hispanista, pues me va a permitir ayudarlo a poner en orden sus conceptos. Cuando se dice “l’Espagne”, se dice “le Maroc”, pero  cuando se dice “Morocco”, se dice “Spain”. ¿De acuerdo?»  «¡Mil dirhams!», contesta el vendedor de chilabas. Y antes de que el hispanista advierta que la chilaba le hace tripa, el vendedor de chilabas ya ha puesto el ojo encima de otro Antonio.

Los vendedores de chilabas tienen  fama de pesados, pero tampoco lo son más que los hispanistas. Después de todo, vendedores de chilabas e hispanistas son la misma cosa: profesionales del pintoresquismo. La pesadez de los primeros en la medina se debe a la falta de publicidad; la de los segundos en El Escorial, a la sobra de la misma. Y si los vendedores de chilabas abandonan la medina, no es por carácter migratorio ni por espíritu aventurero de lectores de Vázquez Figueroa, como dicen nuestros gobernantes, sino por falta de comida: a cualquier gobierno le basta con un plato que ofrecer para convertir a un vendedor de chilabas migratorio en un ciudadano sedentario.

Pero, hoy, los gobernantes se deben a la clase media, y la clase media, menos gloriosa que la antigua aristocracia, no es menos injusta. Ya lo decía Castelar: «La clase media, que ha uncido a su carro los reyes, se alza con todo el poder...» Etcétera. Tenemos una clase media que, como su propia media indica, no es racista, sino clasista, incluso para la corrupción: «Somos incompatibles con la corrupción», tiene dicho por ahí ya no sé qué político. «Corrupción» es una palabra demasiado barroca para la clase media, que prefiere decir «frescura».

«Pues, anda, que menudo fresco nos ha salido don Fulano», es el clásico comentario de clase media. El fresco y el corrupto son la misma cosa, pero, mientras un fresco parece conservar su condición de caballero, un corrupto huele a pobre que tira para atrás, y es que, según la clase media, la frescura de un político, como la corrupción de una perdiz, debe ser exquisita para que sepa bien.

Pensando en lo de Nicole Kidman, lo que nos distancia de Marruecos no es su prensa, cuyos columnistas pueden  codearse con los nuestros, sino su clase media, que todavía no existe. Esta carencia lo hace socialmente terrible, pero culturalmente fascinante: atrae y repele al mismo tiempo. Por eso Nicole Kidman, que no es precisamente la media de la clase, sueña con vivir en Marruecos. ¿Qué? ¿Otra víctima  del prestigio  romántico de los países del Sur? Tal vez. «Una mezcla de Hollywood y la Biblia», le parecía Marruecos a Patton. En efecto, ahí está Mogador, con sus monumentos —erectos— a Orson Welles, sus dromedarios mellizos y sus bañistas en chador. Buen marisco y mejores deltas de venus navegados a la orilla del mar, viendo pasar al tiempo. O a Nicole Kidman, claro. ¿Se figuran a la Kidman en «mobylette», volviendo a casa, con un cordero en el manillar, al estilo magrebí? Bueno, aquí vamos a ver en octubre a más de trescientos hispanistas atarazar otros tantos lechazos para arreglar el español de la clase media, que es el de Valladolid. España... Marruecos...  ¡Misma cosa!



 

Vendedores de chilabas e hispanistas son la misma cosa: profesionales del pintoresquismo. La pesadez de los primeros en la medina se debe a la falta de publicidad; la de los segundos en El Escorial, a la sobra de la misma

Domingo, 27 de Diciembre

 

Gato de doblones

Feliz 2021

 


"Un par de tórtolas o dos pichones"

 DOMINGO, 27 DE DICIEMBRE

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor. (De acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: "Todo primogénito varón será consagrado al Señor"), y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: "Un par de tórtolas o dos pichones". Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre honrado y piadoso, que aguardaba el Consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.» Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.» Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.


Lucas 2,22-40

sábado, 26 de diciembre de 2020

La tos del cura


“La cama, la pared, la tos del cura”

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Con el orgullo de la riqueza, si ésta es grande, llega el orgullo de la generosidad. Es el caso de Melinda Gates, “increíblemente decepcionada” con Trump porque el presidente de los Estados Unidos ha decidido poner en la cola de la vacuna primero… a los estadounidenses.


    Melinda, como su filosofía liberal, deja de ser empírica y americana para hacerse alemana y trascendental. Nadie puede desear nada más que lo que los mejores, ¡ella!, desean. Es, como avisara Santayana, el principio del esnobismo superior: “De hecho, todos los liberales sinceros son esnobs superiores”.
    

¿Cómo ser liberal y no votar la eutanasia? –se preguntaba retóricamente en el Parlamento la esnob jerezana de Ciudadanos.
    

Esa misma inquietud intelectual debió de acometer a los liberales alemanes cuando el nacioanlsocialismo treintañón puso en marcha lo suyo, recogido por Penella de Silva (“Creo que las cosas hay que decirlas a su debido tiempo y que, para un periodista, ‘su debido tiempo’ debe significar mejor un segundo antes de que se produzcan que un segundo después”) en su alegato antinazista “El número 7”:
    

Un grupo médico desaprensivo, sadista, anticristiano y demente propuso la acción eutanásica… La eutanasia limpió Alemania de locos, impedidos y enfermos incurables. El futuro se encargaría de devolvérselos en proporciones gigantescas. Las familias de los pasaportados para el otro mundo recibían la noticia acompañada de las cenizas del deudo perdido.
    

En la cultura de la muerte (el triunfo de la pulsión de la muerte, “explicable por el humanitarismo”, aclara Dalmacio Negro) la legislación abortista y eutanásica simboliza el triunfo del Estado (¡ironía liberalia!), dueño de la vida y de la muerte, verdadero y único liberador, frente a la Iglesia (callada,ay, como un tuso):


    –La victoria final de la cultura estatal (ahistórica) sobre la eclesiástica (vinculada a la tradición). De la Moral (de los valores, no la de las virtudes) sobre la Religión.
    

“La cama, la pared, la tos del cura”.

[Sábado, 19 de Diciembre]

Festividad de San Esteban


 

Duros de cerviz e incircuncisos de corazón y de oídos.

¿A qué profeta no persiguieron vuestros padres?

Sábado, 26 de Diciembre

 

Silencio de cal y mirto.
Malvas en las hierbas finas

viernes, 25 de diciembre de 2020

Arbitrista comunista

Jean Buridán

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc
    

El ministro del Juego, Garzón, que no es precisamente un Huizinga, tiene un hermano arbitrista que le sopla cómo hacer comunismo con la ruleta, igual que Zidane tiene un visitante nocturno que le sopla las rotaciones en la alineación.
    

El arbitrista Garzón quedó traumado en su juventud por un dicho de Anatole France según el cual la igualdad democrática no puede ser la igualdad legal “que prohíbe a los ricos igual que a los pobres robar pan y dormir bajo un puente”, y para socorrer a los pobres propone a su hermano fabricar billetes de euro en la máquina del Estado.
    

No le falta razón al arbitrista. La democracia no se inventó para socorrer a los pobres, sino para proteger a los libres, que, a pesar de la literatura moral, no suelen ser los pobres, que ya tienen sus cinco minutos de gloria los domingos, que no hay parlamento, cuando los ricos les conceden en la iglesia que un día heredarán la tierra.
    

En cuanto se impuso la representación popular, los ricos esquivaron el peligro de una legislación de los pobres. Enumerados por un gran estudioso del asunto, cuatro fueron los procedimientos: el primero, conceder derecho de voto solamente a los propietarios, tuvo un carácter transitorio; el segundo, corromper a los parlamentarios para formar mayorías de apoyo al gobierno monárquico, destruyó la separación de poderes de la Monarquía constitucional, creando la confusión de poderes en la Monarquía parlamentaria; el tercero, el de Montesquieu, equilibrar la relación entre el legislativo y el ejecutivo, abrió la puerta a la democracia en América; y el cuarto, domesticar a las masas por medio de los partidos, dio un oligopolio a los partidos, elevando la corrupción a factor de gobierno.
    

El sufragio universal perdió su carácter liberal de derecho político para convertirse en un deber cívico.
    

Si es obligatorio el voto, ¿cómo no lo sería la vacuna? El Estado de bienestar es un brete en que el pensionista, nuevo asno de Buridán, debe elegir entre vacuna o eutanasia.

[Viernes, 18 de Diciembre]

Viernes, 25 de Diciembre

 


Valle de Esteban

mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne

De la más fragante Rosa nació la Abeja más bella

 

De la más fragante Rosa
nació la Abeja más bella,
a quien el limpio rocío
dio purísima materia.

Nace, pues, y apenas nace,
cuando en la misma moneda,
lo que en perlas recibió,
empieza a pagar en perlas.

Que llore el Alba, no es mucho,
que es costumbre en su belleza;
mas quién hay que no se admire
de que el Sol lágrimas vierta?

Si es por fecundar la Rosa,
es ociosa diligencia,
pues no es menester rocío
después de nacer la Abeja;

y más, cuando en la clausura
de su virginal pureza,
ni antecedente haber pudo
ni puede haber quien suceda.

Pues a ¿qué fin es el llanto
que dulcemente le riega?
Quien no puede dar más Fruto,
¿qué importa que estéril sea?

Mas ¡ay! que la Abeja tiene
tan íntima dependencia
siempre con la Rosa, que
depende su vida de ella;

pues dándole el néctar puro
que sus fragancias engendran,
no sólo antes la concibe,
pero después la alimenta.

Hijo y madre, en tan divinas
peregrinas competencias,
ninguno queda deudor
y ambos obligados quedan.

La Abeja paga el rocío
de que la Rosa la engendra,
y ella vuelve a retornarle
con lo mismo que la alienta.

Ayudando el uno al otro
con mutua correspondencia,
la Abeja a la Flor fecunda,
y ella a la Abeja sustenta.

Pues si por eso es el llanto,
llore Jesús, norabuena,
que lo que expende en rocío
cobrará después en néctar.

SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ

jueves, 24 de diciembre de 2020

Patriciado del cadalso


Lenin español

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    El Régimen español, “el mejor de nuestra historia”, en dicho liberalio, se codea en desempleo juvenil con Palestina, según tiene contado aquí Hughes, y cuando el futuro se pone así, a los jóvenes sólo les queda Londres, y a los viejos, la eutanasia, ese escotillón de la muerte con que la izquierda fabril y el centro manufacturero completan el círculo del Régimen.


    –El PC portugués votó en contra de la ley de eutanasia porque, si no se aseguraba la existencia de cuidados paliativos y asistencia social a TODOS los enfermos, esa ley sería una “máquina de matar pobres” –tuiteó el otro día un amigo médico con muchos años en Portugal–. Ser comunista no es decir que lo eres.
    

Aquí, en sus memorias, el propio “Lenin español” afeó al nacionalsocialismo que diera más importancia a las cosas que a los hombres, “un obstáculo para su prosperidad material cuando estaban viejos e inútiles para el trabajo y debían desaparecer”.
    

Eso, aunque se tengan muchos museos y bibliotecas, es de salvajes –resume el “viejo e inútil” líder obrero.
    

Pasamos, pues, de oír los tres golpes que da la vara de San José en la puerta de los agonizantes a las tres vocecillas que Edmundo Bal, ese arquetipo, pega en la oreja de los desahuciados, pillados entre la espada Pfizer de “la Coviz” y el escotillón Edmundo de la eutanasia, a cuyos diputados también se los podrá llamar “patriciado del cadalso”, como a los que despacharon la eutanasia de Luis XVI (todos los farsantes que habían votado llamar rapto a la fuga regia). Barras, jefe del Régimen que inventó la corrupción moderna, “ésa que con tanto trabajo nos dimos todos”, explicaría luego el estado de ánimo que hoy embargará a los Bal:
    

Ya no éramos nosotros los dueños de los acontecimientos. Tuvimos que ser temerarios, como mandaba la Revolución. Con todo, creo que me equivoqué.
    

La City no la hemos traído, pero de la muerte hablamos ya como en el Londres de Santayana, “casi alegremente, como si se tratara de una excursión a Brighton”.

[Jueves, 17 de Diciembre]

Jueves, 24 de Diciembre

 

Valle de Esteban

Al brote

Feliz Nochebuena


¡Qué esfuerzo del perro por ser golondrina!

miércoles, 23 de diciembre de 2020

El ditero de Barbate

 

Barbate

Francisco Javier Gómez Izquierdo

       El canto que anuncia la Navidad en España es una letanía que todos los 22 de diciembre tiene pendientes a millones de españoles que sueñan con un dinero que "¡por qué no me va a tocar a mí como tocó a mi tío de Bilbao o a la chica de Everenciano!". La lotería toca a gente que conoces y dicen los psicólogos que ése es un factor que anima al jugador. Un servidor cree que la lotería en España es como el turrón, el cordero, las uvas, los Reyes o San Esteban Protomártir, una tradición muy bonita, dando a ese "bonita" un significado pacífico y generoso que creo nos hace mejores personas al menos unos días. Por supuesto, los hay que no tienen remedio pero con esos no se cuenta para la Navidad.
     

Ayer fue un buen día para un servidor porque tocó la Lotería en Barbate, y me alegré como cuando le tocó medio Gordo a mi cuñado hace tres años y tengo esperanza que de tanto rozarme, un año de estos caiga por simpatía. Mi doña estuvo la misma tarde del 21 comprando en el Rescatao, donde también se vendió algo del Gordo y la última vez que estuvimos en Barbate, allá en septiembre, compró un número que jugaba el pueblo como le dijo el de la Administración. " 46. 541. El número del Pueblo" ponía en un cartel a la entrada. El pueblo de Barbate compró también el 52.472 por dos razones. Porque lo repartían dos peñas del Carnaval, que es como decir "Santa Palabra" y porque entre los vendedores de las dos peñas, en la de "los Robinsones" hay un ditero, conocido mío, que la ofrecía a sus clientes con la confianza que dan los años a un ditero por Derecho.


    Yo no sabía lo que era un ditero hasta que lo conocí en Barbate y le cogí confianza en una visita que hizo a Córdoba con las hijas del difunto Juan, aquel amigo que se fue de repente y con el que tantos carnavales, partidos de fútbol y tortitas de camarones esperaba compartir. El ditero es la tarjeta de crédito antigua. El que semanal o mensualmente pasa al cobro de la cuota del televisor, el frigorífico o "el amotillo" y que como buen ditero en ocasiones aplaza la obligación consciente de los apuros familiares. "El Topi", el ditero miembro de "los Robinsones", ha repartido entre "las familias más necesitadas de Barbate" unos "pocos de millones". Por supuesto, las hija de mi Juan y su viuda Pepi han "pillado" un decimillo y si el año hubiera sido como Dios manda es hasta posible que el "Topi" me hubiera ofrecido en La Galería, centro social del Paseo Marítimo, y hoy tendría unos miles de euros que "nunca vienen mal", como reza la coletilla del agraciado.


       Un abrazo al pueblo de Barbate y Feliz Navidad a todos.

El atraco liberador


El Campesino

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    La propiedad es un robo, dicen los anarquistas. Los comunistas piensan lo mismo, aunque creen que tiene arreglo: cambiarla de dueño.


    Cuando los pobres quieren ser ricos y los ricos no quieren dejar de serlo bajo ningún concepto estamos en la lucha de clases, principio táctico para la conquista comunista del poder.
    

El portavoz de los comunistas madrileños justifica su atraco a un banco gallego en el 80 como lucha de clases en “un contexto franquista”, y critica a “quienes no movieron un dedo por traer la democracia”. Si este portavoz es de algún modo un pícaro, es un pícaro desinteresado.


    –Sólo con el uno por ciento de lo que he robado, a estas horas estaría rascándome la tripa en la Costa Azul. Pero yo soy un idealista; un romántico, vamos. El primer buen golpe lo di en una gasolinera del Puente de los Franceses, a la salida de Madrid. Y con el dinero el Partido pagó las dietas a unos cuantos personajes en San Sebastián para el pacto que trajo la República. Y luego he atracado a más gente que Luis Candelas.
    

Son las confesiones de Valentín González, El Campesino, al diario “Pueblo” de Emilio Romero. “Un romántico, vamos”, porque ¿qué sería del comunismo sin el romanticismo?
    

No hablamos del amor romántico, que eso, al decir de Calvo de Cabra, sólo es “machismo encubierto”. Hablamos de sustituir las reglas utilitarias por las estéticas Veamos el ejemplo de Russell: la lombriz de tierra es útil, pero no es bella; el tigre es bello, pero no es útil. Un comunista científico hará el elogio de la lombriz, pero un comunista romántico preferirá hacer el del tigre.
    

Igual que Hermes, patrón de los bandoleros, no robó el ganado a Apolo para aprovecharse, el portavoz comunista no atracó un banco para enriquecerse, sino para democratizarnos. Texto y contexto. Todo texto, le dijo Barthes a Ullán, es un tejido enmarañado, una alusión a la hipótesis freudiana de que las mujeres aprendieron a tejer al cruzar los pelos del pubis para hacer con ellos un pene fetiche.

[Miércoles, 16 de Diciembre]

Miércoles, 23 de Diciembre

 


martes, 22 de diciembre de 2020

"Chickened out"

 

La Justicia

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    La imagen de la jueza del caso Meirás entregando las llaves del pazo a la abogada del Estado (“Todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado”) como entregaba Mayra las llaves del apartamento en Torrevieja a los concursantes del “Un, dos, tres…” de Chicho Ibáñez Serrador es… la Justicia, que ahora, en vez de venda, lleva una pegatina de la Agenda 2030.
    

Tampoco en América, reserva espiritual de los juristas, a pesar de los estragos atribuibles a la literatura de Rawls, la cosa se presenta más halagüeña. Allí la Corte Suprema se acaba de lavar las manos (“chickened out”, en expresión trumpiana) ante la demanda de Texas por el birlibirloque electoral (tenía que ocurrir: ¡los gringos han descubierto a Cánovas!). Si ya nuestro Marchena dictaminó que las maletas de oro, incienso y mirra de Delcy eran… política, Gorsuch, Kavanaugh y Barrett, las tres nominaciones de Trump (le parecían fiables porque los veía cursis, error de apreciación muy americano) pensarían que las maletas de votos de Sleepy Joe eran… estadística.
    

Simplemente “chickened out” y no quisieron pronunciarse sobre los méritos del caso –tuiteó Trump–. ¡Qué mal para nuestro país!
    

Desde luego, no son los tres jueces de Sócrates (Ánito, Meleto y Licón), y tampoco los de don Rodrigo Calderón (Corral, el bueno o blando; Contreras, el malo o duro; y Salcedo, el centrista que con su consenso rompió el empate a favor de lo que quería el Rey, que era el patíbulo). El momento pide coraje, y estos Gorsuch, Kavanaugh y Barrett, juntos, no dan ni para las mangas del chaleco de John Marshall. Tampoco Trump es un Lincoln, dispuesto a poner la República patas arriba para salvarla.
    

Porque las repúblicas son como las vacas: cuando se les desplaza el estómago, hay que ponerlas boca arriba para que se les recoloque y fijarlo con un punto de sutura, como estamos hartos de verlo practicar al increíble doctor Pol de Michigan.
    

Veo borroso –fueron las últimas palabras de Hamilton, creador de la República, herido de muerte en duelo.

[Martes, 15 de Diciembre]

Martes, 22 de Diciembre

 

Valle de Esteban

La araña
es una araña enorme que ya no anda;
una araña incolora, cuyo cuerpo,
una cabeza y un abdomen, sangra.

lunes, 21 de diciembre de 2020

La NBA en Europa


Raúl de Tomás

Francisco Javier Gómez Izquierdo
     
       El presidente del R. Madrid se lo dijo ayer a sus abonados y a los clubes más poderosos de Europa: "...esto no puede seguir así. El fútbol tiene que evolucionar y aquí está el Real Madrid para dar los primeros pasos". Don Florentino Pérez riñó a los periodistas españoles, a los árbitros españoles y al VAR español dizque por faltar al respeto a la histórica entidad. Don Tebas, el jefe de la Liga se ha mosqueado lo suyo y Don Rubiales, que anda ordeñando la Copa conforme a su mejor saber y entender, supongo que estará calculando como buen sindicalista a dónde quiere ir a parar don Florentino. Todos sabemos lo que están impulsando los florentinos que en Europa son, por lo que que tanto Don Rubiales como Don Tebas palidecen ante la inseguridad económica que se les avecina por la más que posible, a corto plazo, "espantá" de Madrid, Barça y Atleti hacia las lujosas praderas europeas y la mortandad que la peste china va derramando por los pueblos e instituciones de España.
    

Que Don Tebas y Don Rubiales tengan que promocionar el porvenir del Córdoba, Burgos, Hércules o Deportivo a los que sus fieles gavillitas de aficionados se resisten a abandonar es cosa que veremos más pronto que tarde, pero las gavillas menguan a marchar forzadas, la no asistencia a los campos empereza el sentimiento y además la prosperidad de todos los equipos de fútbol es un imposible. El sueño de los florentinos es esa NBA a la que los que creemos saber del asunto no vemos emoción, pero la educación en las series, la sorpresa como de roscón de Reyes que garantizará el VAR a los exigentes espectadores chinos más un nuevo y moderno reglamento copiado a la NBA, parirán el fútbol del futuro. A la resignación de Don Rubiales, sobre todo, no le queda más remedio que  mirar hacia los clubes de provincias con población respetable.
    

Los ortodoxos seguirán -seguiremos- viendo el fútbol al borde del terreno y seguirán hablando del juvenil que ha firmado por el Villarreal, lo que tardó Campaña en llegar a la élite mientras se señala al 10 pequeñito que apunta muy buenas maneras. Agoreros como un servidor que presumen de acertar con futbolistas que empiezan pero que también nos equivocamos más veces de las que admitimos. ¡Lo que me enfadó a mí Raúl de Tomás cuando estuvo aquí! Me sacaba de mis casillas cuando exigía tirar faltas y penaltys. Andaba como Cristiano, corría como Cristiano, se peinaba como Cristiano, todo lo quería lanzar, ¡como Cristiano!... pero no colaba goles como Cristiano. Raúl de Tomás ha progresado una barbaridad y ayer firmó una obra de arte. Uno de esos goles que no se olvidan y que hará que los aficionados de su club (el Español en este caso) comparen en el futuro con otros goles parecidos y puntualicen que primero recibió, luego se sacó un sombrero, miró hacia el portero del Almería y lanzó perfectamente desde el propio campo. Es un gol que nunca imaginé que fuera capaz de hacer este Raúl de Tomás, pero ahí está para prestigiar una 2ªDivisión que será nuestro fútbol de siempre.  Ese gol de Raúl de Tomás, con el Reglamento que imponga la tele es posible que valga por dos  en la NBA de los florentinos. La maravilla de Raúl de Tomás se ensayará como los triples de Petrovic, que es donde me quedé yo, en el conocimiento del baloncesto y el espectador en el sofá se emocionará cuando en un partido haya un gol doble o un penalty que el VAR niega u ordena. Todo dependerá de los índices de audiencia.

Agenda 2040


George Best, 1970

@Retro_Co

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    La Agenda 2030 es la “hoja de ruta” hacia la inauguración universal en el año 2030 del Nuevo Orden Mundial, un socialismo de rostro humano bajo el cual todos viviremos de chupar raíces y los ricos (los “eloi”) sólo se distinguirán, por fuera, de los pobres (los “Morlocks”) por el uso de bicicleta en régimen de propiedad.


    La Agenda 2040 va más allá de la política, es decir, va al fútbol, y sería la “hoja de ruta” hacia una plantilla de futbolistas cuarentones con que los medios seducen al piperío madridista. El sábado, en cuanto el Madrid de Zidane aseguró el derbi de Valdebebas ante el Atlético de Simeone (el entrenador mejor pagado del mundo), todo eran cánticos a la tercera edad de Ramos, de Modric, de Benzemá y hasta de Lucas Vázquez, el nuevo Cafú de Curtis, instando a la renovación automática de todos ellos hasta, al menos, los 40. Los pensionistas constituyen una enorme fuerza económica y ahí se adivina un enorme nicho publicitario.
    

Los 40 en el nuevo fútbol equivalen a los 25 en el fútbol viejo. Jugar al fútbol sin público es como pilotar un avión en el simulador de vuelo, libre de fatigas psicológicas. Lo vimos en la Champions el otro día, con el partido entre el Barcelona de Koeman y el Juventus de Pirlo. Los dos podían haber jugado, y hacerlo mejor que los que estaban. Buffon, con 42, ya no se tira, sino que se acuesta, pero acostándose le sacaba los balones a Messi, que ya no chuta, sino que “toca”, como Cristiano, que a los 35 se ha instalado de palomero del área y lanza los penaltis como si fueran bolitas chinas.
    

Cuando Cruyff atribuía el éxito social del fútbol al hecho de que podía jugarlo todo el mundo, altos y bajos, gordos y flacos, no se imaginaba que un día podrían jugarlos jóvenes… y viejos.
    

¡Qué canchero es Lucas Vázquez! –repetía un locutor durante el derbi.


    ¡Canchero! Ahora mismo, es la estrella del equipo, y lo sabe. El alcalde del Derbi, Almeida, va de atlético, pero su jugador predilecto, por encima de Joao Félix, es Lucas Vázquez, su alter ego: ambos son menudos, apajaritados y piantes, muy de esta “época estival” que nos ha descubierto Pedro Sánchez, el autócrata de La Moncloa.
    

Lucas Vázquez acabó el partido, y Joao Félix, no. El portugués era un futbolista nacido para el juego mimosín del Barcelona, pero el destino lo depositó en un equipo de Simeone, que lo tiene para vigilar al carrilero contrario, razón por la cual, en cuanto va perdiendo, lo cambia para buscar lo que los cronistas antiguos llamaban “mordiente en ataque”. El sábado el chico se fue a la grada más cabreado que una mona, pues es joven y no entiende las “sinjusticias” del mundo.


    –Adonde la azucena / lucía y el clavel, do el rojo trigo, / reina agora la avena, / la grama, el enemigo / cardo, la sinjusticia, el falso amigoal decir de Fray Luis, el de León.
    

La “sinjusticia” va más allá de la injusticia. Injusticia, por ejemplo, sería criticar el trote perpetuo de Koke Resurrección. Y “sinjusticia” es sacar a Joao Félix del derbi y dejar a Koke Resurrección en trote perpetuo y con cara de Ada Colau llegando tarde a un pleno municipal. Simeone lo hace porque, con eso, sigue siendo el entrenador mejor pagado, pero, con eso, admite su condición de pobre, y a un pobre le meten goles incluso Carvajal y Casemiro.
    

Carvajal es un carrilero que “percute” (no sé qué es eso, pero ahora lo dicen mucho los entendidos), y Casemiro es como la máquina del café de este Madrid zidanesco.


    Circula por ahí una enfermera del Zendal, nuevo hospital de Madrid, que juzga tercermundista que en el edificio sanitario hayan instalado las ucis antes que la máquina del café, y la gente se burla de la enfermera porque la gente ignora lo importante que es en las organizaciones modernas la máquina del café. No hay más que ver al Madrid con Casemiro (¡con máquina del café!) o al Madrid sin Casemiro (¡sin máquina del café!). Alrededor de Casemiro, como alrededor de la máquina del café, cobra sentido la vida laboral de la enfermera del Zendal y de los mediocampistas del Madrid, esa línea Modric-Casemiro-Kroos que parece que la hubieran traído los marcianos, como ocurre con los “moais” de la Isla de Pascua, que tanto nos los recuerdan.

 


Los 80

ROSSISMO Y RACISMO


    La semana del “rossismo” por la desaparición de Rossi –otro clavo en el ataúd de los 80– acabó siendo la semana del racismo por un malentendido con el equipo turco de Erdogan amplificado mediáticamente por Neymar, que venía de llamar “chino de m…” a un japonés del Marsella. De Fidel Castro, hijo de gallego y libanesa, y educado por los  jesuitas (“¡sectarios extranjeros!” en Cuba), recuerda Cabrera Infante lo mucho que le gustaba gritar “¡No somos latinos! ¡Somos más que latinos! ¡Somos afrolatinoamericanos!”. ¿Por qué no latinoafroamericanos o afroamericanolatinos? “Mas nadie preguntaba nada a nadie en Cuba y vivió para contarlo. Pero lo que Castro quiso decir es que ‘su’ Cuba tenía derecho racial a intervenir militarmente en toda África. Hitler, más modesto o más tímido, dijo lo mismo de ‘media’ Europa.”

[Lunes, 14 de Diciembre]

Lunes, 21 de Diciembre

 

Al fondo de la tarde,
las llamas vegetales

Feliz Navidad...

 

...y Próspero Año Nuevo

domingo, 20 de diciembre de 2020

Muerte de un periodista cultural

 

Hughes

Abc

Hace unos días, unos periodistas americanos recordaban en la red social a un colega fallecido. Se cumplía un año de su muerte. Fue un suicidio, y quizás por eso me animé a leer (cosa que evito en lo posible). Scott Timberg, de 50 años, se quitó la vida en diciembre de 2019. Era un periodista cultural muy llorado. Alguien realmente bueno. Obstinado y a la vez sin prejuicios, describían. Un apasionado. Vi una foto y se parecía a un amigo mío. La típica cara, con las gafitas, de alguien que agarra una cerveza de forma estimativa mientras atiende a un concierto.


Empecé a leer y, contra lo que suele suceder, mantuve el interés pasados 50 segundos. Su trabajo era muy elocuente, casi una explicación. Había escrito un libro, “Culture Crash: The Killing of the Creative Class”, donde criticaba los efectos culturales de la polarización económica y la “gig economy”. Era en 2015. Ese mismo año firmó un artículo en el que contaba que por razones económicas dejaba la ciudad de Los Ángeles.

Timberg llegó allí de joven y se convirtió pronto en un apasionado angelino. Un experto en su cultura, su pasado, sus lugares, sus artistas. Su vida trazó una rápida curva ascendente. Llegaron novias, trabajo, amigos, una casa, un matrimonio y familia, hasta que la crisis sacudió, como tantas otras cosas, a los periódicos. Fue despedido de LA Times en 2008 y se hizo autónomo. Trabajaría mucho más, pero ya dentro de la precariedad. Más esfuerzo para ganar mucho menos. “Perdí mi trabajo, mi casa, mi crédito y cualquier esperanza de una eventual jubilación”. Se fue a vivir de alquiler y comenzó a vivir “de mes en mes”. Cada mes era una absoluta incertidumbre. Timberg tenía que dejar la ciudad y se resistía por razones, creo, no enteramente románticas: su especialización laboral era la vida cultural de la ciudad, ¿cómo hacerlo desde fuera?

Los Angeles, California entera, se había convertido en una zona inhabitable. Ricos y pobres. Tras la crisis, los viejos empleos (el periodismo lo es) no habían vuelto, pero los alquileres se habían disparado por la alta demanda de millonarios de todo el mundo, atraídos, irónicamente, por la fascinante cultura californiana. Un buen periodista cultural, sin embargo, ya no tenía sitio allí. El crítico cultural de la ciudad debía marcharse. Timberg se sintió engañado. Los Angeles, my lady, era como una mujer fascinante que acaba pegándote algo. El periodista anunció su despedida con tonos elegíacos: dejaría la ciudad.


Perdido su trabajo y las condiciones básicas para realizarlo, sólo tuvo que mirar alrededor. No le estaba pasando solo a él. Timberg vio su mundo derrumbarse: sus amigos, editores, los dueños de las tiendas de discos, los promotores, los dueños de sellos, los artistas, poetas, contrabajistas… No sólo era su ruina, era la de un ecosistema, una comunidad. Así que escribió sobre ello. Les dio voz en su libro. La previsible queja de los expulsados de la cultura angelina. Los incluyó, para empezar, en el concepto de clase creativa. No sólo lo es el compositor, también el fanático de la música que abre una tienda de discos (figura que sonará medieval a los jóvenes). Por lo que cuentan algunas recensiones, se trataba de una queja bien trabajada sobre el efecto de la gig economy en la cultura, la devastación del sector. Era una respuesta airada y sesuda a las proclamaciones optimistas sobre un nuevo despertar cultural por la tecnología. En su libro y en su artículo, Timberg añora las condiciones de vida de la clase media. Un status perdido. ¿Puede haber realmente una cultura sin eso? En su libro llega a extender su nostalgia a los años 50 y 60, por la importancia que las figuras culturales tenían en la vida americana. Timberg daba voz, entonces, a un tipo humano actual, casi un arquetipo: quienes se han visto sorprendidos por el futuro. Por la ausencia de empleos dignos de tal nombre, por la miseria llena de eufemismos del emprendimiento, por la anónima sumisión a las plataformas de internet y por la destrucción de un sistema de referencias y jerarquías. El periodismo, primero; la cultura, después. Los diarios ya no pueden mantener a críticos de espectáculos, teatros, rock, ópera y literatura. La muerte del crítico puede ser saludada como una sana democratización del juicio, pero también como la desaparición del viejo prescriptor, de un mandarinato.

Es previsible la reacción: Timberg era blanco, varón y había sido privilegiado. Hay gente diversa haciendo cosas nuevas por primera vez y quizás él no supo verlo. También hay otra queja, aún más justa: esto es noticia porque le pasa a un periodista. Cierto.

En otras condiciones, no me atrevería a trazar la línea que va de una ruina profesional a un suicidio, pero sus amigos nos permiten hacerlo. Timberg, escribió Dana Gioia, seguiría vivo de no haber sido despedido.

Es la muerte de un periodista cultural. Alguien que vio durante una larga década de decadencia cómo cambiaban el periodismo y la cultura, es decir, el fin de un oficio. Alguien forzado a dejar su trabajo y su ciudad. Expulsado de un sueño también moribundo. “Los Angeles colonizó nuestras mentes”, dijo alguien. El caso de Timberg sería el de los mineros, el de los empleados de fábrica, si no hubiera además ese pequeño y trágico detalle: el previsible final de una cultura.

Te buscaré en Groenlandia


Tesa Arranz 

Ignacio Ruiz Quintano


    La ecología es el milenarismo socialdemócrata.


    El milenarismo atraía almas a la Iglesia y el ecologismo atrae dólares a la Socialdemocracia, ese Kalahari de la sociedad occidental, el desierto que nos bendice con sus lluvias y que nos maldice con sus sequías, un ir y venir como único entretenimiento de nuestras vidas de suricatas de Disney (suricata es el Timón de “El rey León”).


    Tampoco la socialdemocracia es tan mal vivir para un animal de granja como el europeo común, pero en los 70 el Leviatán recaudador decidió liberarnos de una pasión, la del goce de la vida, con la pasión contraria, la del miedo a la muerte, e inventó el ecologismo.
    

El ecologismo agitó primero el espantajo del frío: el mundo avanzaba hacia su congelación, pero la amenaza de que todo el año fuera invierno no asustaba lo bastante para ganar dinero, pues todo el mundo sabe que nadie se ha muerto de chupar pilé, además de que en invierno hasta los abogados llevan las manos metidas en sus propios bolsillos, lo que complica levantar carteras.
    

Y el ecologismo pasó a agitar el espantajo del calor, y la mera posibilidad de una lengua seca todo el día (después de todo, somos un ochenta por ciento agua, más un cinco por ciento de licor a partir de las siete de la tarde) nos metió el Apocalipsis en casa.


    Hoy, la crema del suflé (Kamala, Merkel o Macron) son hueros, y fingen renunciar a los hijos porque el mundo se acabará en 2030, pero esa carencia afectiva la cubren con Greta Tintin Eleonora Ernman Thunberg, una diosecilla verde que, desde luego, no responde la gran pregunta de Lezama Lima en “Paradiso”: por qué el falo se hacía árbol, de donde como un fruto se desprendía la criatura.
    Y hubo de venir un Papa argentino, Bergoglio, con trazas de amo de llaves, y no las de San Pedro, que, en vez de explicar por qué Nuestro Señor maldijo a una higuera que no tenía higos cuando no era tiempo de tenerlos, nos explica en su “Instrumentum Laboris” la ausencia del pecado original en la Amazonía, libre de higueras fascistas.
    

Del “Paradiso” de Lezama al “Paradiso” de Bergoglio, que es la Amazonía, donde chospa el Buen Salvaje que el “intellectus fidei” de la teología bergogliana convierte en el Buen Revolucionario encargado de agitar el cocotero para que caigan los cheques del imperialismo firmados.


    –In God We Trust!
   

 Esos cheques venían del Acuerdo de París, roto por Trump, que no quería ser el pagafantas, y, anulado Trump, a París nos hacen volver, porque los ricos siguen empeñados en que nuestro mundo acabe en 2030. Pero yo te buscaré en Groenlandia, la tierra verde de Tesa y Los Zombis, 1980, cuando Groenlandia estaba en Madrid y todos estábamos verdes, verdes como el trigo verde, y el verde, verde limón.


La socialdemocracia no es tan mal vivir para un animal de granja como el europeo común, pero en los 70 el Leviatán recaudador decidió liberarnos de una pasión, la del goce de la vida, con la pasión contraria, la del miedo a la muerte, e inventó el ecologismo

Los muertos y las muertas

 

Abc, 19 de Septiembre de 2001

Ignacio Ruiz Quintano

El punto de vista de ciertos gnósticos según el cual el mundo que conocemos es obra del diablo en un momento en que Dios no estaba mirando resulta menos inquietante que el punto de vista de Steiner en «El transporte de A. H.», iniciales que responden al nombre escondido de Dios: pronunciarlo, según la mística judía, es hacer estallar al mundo. Al cabo de los años, cinco justicieros judíos dan en la selva con A. H., que es un Hitler nonagenario, y uno de ellos, en el vertiginoso delirio amazónico, quiere saber quién es aquél ante quien, en Auschwitz, Dios calló.

¿Quién era aquél ante quien, en Manhattan, Dios volvía a callar? Esto fue lo primero que quiso saber el mundo, pero el mundo, a falta de precisiones, hubo de conformarse con declarar formalmente la guerra al Mal, cuyo nombre es «Legión», o sea, dispersión y pluralidad, aunque la TV no tardó nada en atribuirle el rostro de ese príncipe de las tinieblas que es Osama bin Laden, con su alucinación de muerte y de martirio, como los suicidas de John Donne.

«C’est la mort ou la Morte?» La duda de Nerval es la que, transcurrida la primera impresión, vienen planteándose nuestros expertos en las cadenas de TV, cuyos espectadores siempre necesitan más cuero, más espectáculo, más muertos. «Si la TV americana no nos da muertos, entonces en América  hay  censura», concluyen  nuestros expertos, con el mismo razonamiento que nos permitiría concluir que en España hay censura porque la TV española no nos da partidos de béisbol. Y es que, a pesar de los avances de la nueva etnografía, preocupada por el asunto, nuestros expertos persisten en el error de juzgar las costumbres de otra cultura con los valores de la propia. La contemplación “del horror, y aun la complacencia en su trato, constituye un rasgo de nuestro carácter, contrario, al parecer, a la actitud ante los muertos del protestantismo”, que borró sus representaciones corporales.

Octavio Paz tiene escrito que la muerte, para el habitante de Nueva  York, es la palabra que jamás se pronuncia, porque quema los labios. En la cultura protestante, la muerte se vuelve idea, pierde cuerpo y figura, desapareciendo todas esas imágenes, suntuosas y terribles, que obsesionan a los artistas barrocos en los países católicos: «La actitud ante el cadáver, ya que no ante la muerte, fue semejante a la adoptada frente al oro y al excremento: la ocultación y la sublimación. Evaporación del muerto y conversión de la muerte en noción moral.»

En un mundo de hechos, la muerte es un hecho más, sólo que desagradable, pues pone en entredicho el sentido mismo de la vida. Escamotearnos su presencia es el remedio que ofrece la filosofía del progreso: todo debe funcionar como si la muerte no existiera. De ello se encargan los discursos, los anuncios, la moral, las costumbres, la alegría convencional y la salud al alcance de todos. «Nadie piensa en la muerte, en su muerte propia, como quería  Rilke, porque nadie vive una vida personal. La matanza colectiva no es sino el fruto de la colectivización de la vida.»

En ese soberbio ejercicio de la imaginación crítica que es el «Laberinto de la  soledad» explica Octavio Paz cómo el respeto a la vida humana que tanto enorgullece a la civilización occidental es una noción incompleta ó hipócrita. El culto a la vida, dice, si de verdad es  profundo y total, debe de ser también culto a la muerte. Ambas son inseparables. Una civilización que niega a la muerte, acaba por negar a la vida. La perfección de los criminales modernos es una consecuencia del desprecio a 1a vida inexorablemente implícito en todo voluntario escamoteo de la muerte. ¿Qué hay tras la perfección de la técnica moderna, sino la concepción optimista y unilateral de la existencia?

Los criminales y estadistas modernos no matan: suprimen. La antigua relación entre víctima  y victimario, que es lo único que humaniza al crimen, lo único que lo hace imaginable, ha desaparecido. Como en las novelas de Sade, no hay ya sino verdugos y objetos. Y la inexistencia de la víctima hace más intolerable y total la infinita soledad del victimario.

 


Al cabo de los años, cinco justicieros judíos dan en la selva con A. H., que es un Hitler nonagenario, y uno de ellos, en el vertiginoso delirio amazónico, quiere saber quién es aquél ante quien, en Auschwitz, Dios calló