lunes, 14 de diciembre de 2020

Cádiz capuchino


 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    En Cádiz el pequeño Álvaro Cervera se ha convertido en el Pemán del fútbol, proyectando el nombre de la ciudad por todo el mundo.


    –Bien ¡el famoso conferenciante! –recibió Evita Perón a Pemán en Buenos Aires, abriéndose paso por salones atiborrados de público, que la vitoreaban y le besaban la mano y el borde de la falda, en una escena que a Pemán le recordaba el cuadro de Murillo de “Santa Isabel de Hungría socorriendo a los pobres”.


    También Álvaro Cervera viene de Santa Isabel, pero de Santa Isabel de Guinea, hoy Malabo, su cuna, palabra que la Historia lleva pegada a Cádiz, “cuna de la Libertad”, lo único, según Pemán, que verdaderamente ha poseído la Libertad occidental en España: “cuna”.


    –La cuna de un crío, algo poliomielítico, que no llegó nunca a sostenerse bien sobre las piernas y echar el paso. Con la dicha “cuna”, las Cortes de Cádiz y Riego, estaba completa la fila tópica donde se cimentó casi todo el liberalismo del español de la calle.


    Cuenta el autor de “El Divino Impaciente” que en una de las visitas de Franco a la Base Naval de San Fernando, al salir del “Teatro de las Cortes” donde el Alcalde de la Isla había discurseado el tópico triunfalista de las Cortes que en ese teatro empezaron sus sesiones antes de que Napoleón les obligara a retirarse en la iglesia de San Felipe de Cádiz.


    –Alcalde –le dijo el general, tomándole por el brazo–, va a haber que ir dejando ya eso de la cuna de la Libertad y las Cortes de Cádiz.


    Desde entonces, para ser antifranquista en España, uno sólo tiene que hacer un guiño a los constituyentes de Cádiz, y si Kichi, ese Calibán que funge (¡qué bonito!) de alcalde, tuviera, de repente, algo de Ariel, rebautizaría el “Ramón de Carranza” como “Cuna de las Cortes”, y con eso quedaría acreditado su antifranquismo.


    En realidad, el liberalismo español no es más que populismo de almadraba. Lo explica Talleyrand, que estuvo al pie de la cuna: cuando Pepe Botella decide ganarse al pueblo, distribuye folletos con promesas de aumentar las libertades y reducir los impuestos.


    –Las Cortes de Cádiz, para destruir los efectos de esta propaganda, se apoderaron del liberalismo de José y fueron más lejos que él en todos los puntos. Las Cortes de Cádiz hubieran obrado más prudentemente restableciendo las leyes fundamentales de España, tan hábilmente minadas y destruidas por los reyes de la casa de Austria.


    Por eso Pemán pudo resumir que la Constitución de Cádiz fue como un tanguillo legal: “Los españoles serán justos y benéficos”… ¡Y olé!


    Estas cosas han de saberse para ponderar el mérito de Álvaro Cervera, en cuyas barbas capuchinas de padre Luis Amigó se han ahorcado el Madrid de Zidane y el Barcelona de Koeman, y que el mundo sepa que, al decir Cádiz, decimos la ciudad más antigua del Occidente. La tercera ciudad del Imperio Romano (la invasión árabe la dejaría reducida a aldea de pescadores). La primera que obtuvo la ciudadanía. La del maremoto de 1755, ramalazo del terremoto de Lisboa, cuando el océano se retiró y, al volver, saltó las murallas.


    Álvaro Cervera ha aparecido en Cádiz como apareció aquella estatua togada junto a Santi Petri (aquí vive el gran David Vidal, el gallego que pidió a los periodistas deportivos que “traduciesen” sus palabras “ad pedem litterae”, como a él lo enseñaron en el seminario. “¿Cómo?” “¡Al pie de la letra, coj…!”), donde el famoso templo de Hércules, y Eugenio d’Ors propuso que fuera llevada en procesión al Sacromonte de Granada para exorcizar a la Bética de su folclore con fórmulas de lúcido clasicismo.
   

 Álvaro Cervera ha exorcizado al Cádiz de su folclore Mágico González con fórmulas de lúcido lusitanismo mourinhista, como le contó a Hughes, aquí, el otro día:


    –Para mí, Mourinho era Dios.


    Y ponía el ejemplo de Materazzi (el del topetazo mundialista de Zidane), llorando en el Inter porque se iba Mourinho.


    Del flamenquismo de Mágico al mourinhismo de Negredo (“tú al campo vas a divertirte, pero yo voy a trabjar”), y con eso se ha pasado por la piedra a Koeman y Zidane.


    Al pasar por la casa de Pemán, donde una placa que no sé si habrán retirado decía “Aquí nació don José María…”, al Beni de Cádiz lo detuvo su compadre, el Cojo Peroche, con una angustia gaditana (perezosa): “¿Qué crees que pondrán en nuestro balcón cuando faltemos, Beni?” Y el Beni contestó: “Se vende”.


    ¿De qué voluntad humana hay que estar hecho para triunfar, trabajando, en una ciudad así?


Fray Luis Amigó


VICEGOLES VINI JR.


    El “vicegol”, concepto inventado en esta Casa por Wenceslao Fernández Flórez para renombrar los “casigoles”, es la especialidad de Vinicius, reconvertido en Vini Jr., que le da otra alegría. Su vicegol en Sevilla salva a Zidane de irse al pozo cogido de Koeman, víctima, éste, del tancredismo de Messi, que parece decidido a superar a Maradona en algo, que sería la duración. “Gilipollas” era un palabro que le gustaba a Cela por su madrileñismo y universalidad, y es curiosa, este año, la forma de hacer el gilipollas de Zidane en Champions mientras araña el terraplén en la Liga, igual que Koeman hace el gilipollas en la Liga y araña el terraplén en Champions. 

[Lunes, 7 de Diciembre]