sábado, 12 de diciembre de 2020

El síndrome Ceaucescu

 

Castellers

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Murió Giscard, el bombero (“Sauve ou périr”) del gaullismo (vivió de decirle a De Gaulle “Oui, mais”), que ya no podrá asistir a la inauguración de la nueva España, tan suya, esta rumba bailada alrededor de un jamón, en imagen del mismo cubano que las vio venir:


    –Los dos tortolitos hicieron su nido pajita a pajita.


    Pajita a pajita Sánchez y Pablemos, financiados por la flor y nata de la economía nacional, construyen el socialismo real como pelillo a pelillo (¡los “pelillos a la mar” de Maroto!) Iván Redondo se ha hecho un pelucón Luis XIV con que superar su tragedia de Chance Wayne de Donosti, que era que se le estaba cayendo el pelo, como al protagonista de “Dulce pájaro de juventud”, que en el cine fue Paul Newman.
    

¿Qué puede hacer Maroto, la mente jurídica de la Derechita encargada de preparar las trampas saduceas contra la Derechona, para conseguir un pelo como el de Redondo? Aceptar el trágala según el cual ensamblar las piezas de un puzzle a fin de formar un cuadro es lo mismo que coger un cuadro y hacerlo añicos al objeto de crear un puzzle.


    En la biografía política de Maroto figura su propuesta de que el Condado de Treviño (y de paso ya suponemos que también el chacolí), que es de Burgos, mi pueblo, pase a formar parte del País Vasco, y evitar así el peligro de que la vieja Castilla se convierta en la gran Prusia, pero en lo que el derecho a decidir llega a Pancorbo se le ve a Maroto decidido a afincarse en Sotosalbos, provincia de Segovia, en la que Anselmo Carretero y Modesto Fraile veían una nación, con su acueducto y su Casa Cándido.
    

Maroto se contentaría con que lo dejaran hacer de “enxaneta”, el “xiquet” que corona la torre, en el “castell” constitucional de mañana en el Congreso, cuyo perímetro de seguridad ha sido ampliado para evitar los abucheos populistas, es decir, el síndrome Ceaucescu, aquel dictador con cara de hormigón que creía tenerlo todo controlado hasta un día que salió al balcón para saludar y recibió el abucheo del pueblo.
 

[Sábado, 5 de Diciembre]