viernes, 11 de diciembre de 2020

La trampa saducea


Margaret Mead

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    La trampa saducea (“prueba del algodón”, en el lenguaje laico de San Viator) del pepero Maroto consiste en someter a votación senatorial, y eso incluye algún Incitatus, el silogismo “aristotélico” de la llamada “violencia de género”, según la cual los hombres, por el hecho de ser hombres, pegan a las mujeres, por el hecho de ser mujeres, y que podría enunciarse así: “Todos los hombres pegan a las mujeres. Maroto es hombre. Luego pega a las mujeres”.


    Un silogismo es la serpiente en el jardín de la lógica (invita a hacer varias inferencias de una simple premisa), y una bobada, “los griegos son mortales”, vale lo mismo que una aberración, “todos los hombres pegan a las mujeres”. Mas negar el silogismo-Maroto, que es el de la izquierda mundial, es incurrir en pecado de negacionismo (así, de paso, banalizamos el negacionismo de lo nazi), pues niegas (aquí, la trampa saducea) que a lo largo de la historia los hombres han matado a más mujeres… que la Eta, cumpliéndose la ley de Laguardia (las estadísticas son como los testigos con experiencia: prestan testimonio a las dos partes), así que, “aunque cualquier mal haga”, ¿quién es peor socio, el que no condena a la Eta o el que niega el silogismo-Maroto, “la que peca por la paga o el que paga por pecar”?
    

Con el silogismo-Maroto, un positivista lógico de Baracaldo como Matute puede hacer suyo el razonamiento del tetrarca de Galilea en “Según Poncio Pilato”:
    

–¿Matanza de Herodes? ¡Hummm! ¿Población de Belén? ¿Mil? ¿Niños varones de hasta dos años? ¿Diez? ¿Escaqueados (como el propio Jesús)? ¿Tres? Quedan siete niños. ¿Qué matanza de inocentes es ésa?

Fuera del cinismo, lo de Maroto sólo tendría una justificación, y es que Sotosalbos hubiera obrado en él la transformación que Samoa obró en Margaret Mead. ¡Coming of Age in Sotosalbos! La idea que Mead se hizo de Samoa (sexo a tope sin malos rollos) fue un error al que la empujó, dice T. Dalrymple, y dice bien, “la ironía de sus informantes”. Vamos, que la tomaron el pelo.

[Viernes, 4 de Diciembre]