Los "buebos" de don Inda
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
La repentina excarcelación de “psicokillers” (de izquierdas, pero “psicokillers”) sólo puede obedecer a una “rave” progre de Halloween (¿truco o trato?).
España se hace cruces con las prisas del gobierno por poner en la calle a la nueva Agustina de Aragón de la izquierda en armas, y más viniendo de un hombre de la cachaza de Rajoy, que en todas sus actuaciones obraba como si siguiera la recomendación del rey don Sebastián a sus fidalgos: “Caballeros, morir sin prisa”.
Y, sin embargo, ahí están: el presidente culpando a “esas nubes que pasan”, que diría Cela; el ministro del Interior culpando a la Audiencia, convertida en “after hour”; y el ministro de Justicia culpando a Estrasburgo, la urbe rosa y gótica que amaba Gecé, por la carnación sana de sus gentes, su Mercado de los Lechoncitos y sus tejadones brunos y grises con alas de oca.
Desde luego, no parecen un gabinete de guerra, y hasta me han recordado la perplejidad de Bush cuando vio salir como gamos a Bono y Zapatero de Iraq sin poner los pies en el suelo:
–¿Pero estos no mataban toros?
No, estos acaso sean los que, en el reparto de papeles de la Santa
Transición, acaben con los toros… y con los presos, que es cultura de
derechas, igual que los otros acabaron con la siderurgia y los mineros,
que era cultura de izquierdas.
Veías a Gallardón con la soñarra del madrugón por abrir la cancela de la pantera etarra y sólo le faltaba el rótulo, francamente quevedesco, de “Suelto presos de repente”, en homenaje a aquel “Pongo buebos de repente” de la taberna “Biencomes”, en Elorrio, donde Indalecio Prieto, guasón y tragaldabas, que llamaba al tabernero “Ko-ko-ro-ko”, se ponía de huevos como un quinto.
–Porque te digo, Eulogio amigo –escribe Prieto en su carta (27 de julio del 48) a Urréjola, en que pone de chupa de dómine a todo el exilio–, y heme aquí parodiando al Quijote, que existen “hombres”, “hombracos” y “cacamutios”.
Señor, señor.
[Publicado el 24 de Octubre de 2013]