martes, 21 de septiembre de 2021

Sistema Operativo


Loperena firmando libros al verdugo de Berlanga

 


 Virgilio Piñera

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    El sistema operativo del Estado de Partidos lo ha revelado como nadie la primera dama del socialismo andaluz, en tanto que esposa del primer caballero, señor Espadas, con puesto en la Junta.


    –No voy a permitir que me falte al respeto, ¿eh? –contestó en sede parlamentaria cuando le preguntaron en qué consiste su trabajo. Luego, más tranquila, explicó que su trabajo es sentarse al ordenador y darle al sistema operativo “Guolperfe”.


    Esa señora hubiera salido a hombros de haber contestado que su trabajo consiste en escribir libros, pues en la fantasía del españolejo está que la función del funcionario es la literatura, como se ve en la Feria del Libro, donde todos los Loperenas (creo que era Loperena el que firmaba libros y recomendaciones en “El verdugo” de Berlanga) tienen una nómina del Estado que garantiza la prosa de al menos un libro por año (dos, si el cargo se desempeña en el extranjero), que es la medida de su respeto a los libros y al servicio público.
    

¿Dante, cuya justificación es el terceto, o el terceto, cuya justificación es Dante? ¿El libro, cuya justificación es el funcionario, o el funcionario, cuya justificación es el libro?
    

La tradición viene de antiguo, y Wenceslao Fernández Flórez, que sirvió en Hacienda, clasificó a los empleados en dos grupos: uno, muy pequeño, que se dedicaba a escribir en los periódicos sin aparecer nunca por la oficina, y otro, muy numeroso, que iba a la oficina a leer lo que los primeros escribían en los periódicos, frase que sulfuró a un jefe de Negociado, que ametralló al autor en el despacho del habilitado con un discurso de gerundios profesionales.
    

Los hombres de verdad no leen libros –espetó el grande Virgilio Piñera (contrapunto cubano de Lezama Lima) a un amante que le confesó “in passim” (matiza Cabrera Infante) que le gustaba leer libros–. La literatura es mariconería, y para maricón, yo.
    

El caso es que nunca se leyó menos en España, donde nunca hubo más funcionarios ni se editaron tantos libros.

[Martes, 14 de Septiembre]