viernes, 3 de septiembre de 2021

Los lópeces


Brighton

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    La gamberrada publicitaria de “Comunismo o libertad” tenía que acabar en la gamberrada política de pedir al Gobierno (al Gobierno, no al Congreso, que ya no se molestan ni en disimular) una ley de pandemias para imponer el certificado de “la Coviz” en Madrid, como hace un López López (¡de los lópeces del franquismo a los lópeces de la democracia!) que quiere “proteger la salud pública de los ciudadanos desde el punto de vista jurídico” (?). Quieren, ay, legalizar el fascismo, que a esto apuntaba el teólogo Rudolf Smend al ver en Alemania “un pueblo patéticamente necesitado de legalidad”, tal que los Feijoo, los Revilla o los López López.
    

Me dicen que López López sería a Ayuso lo que Hamilton fue a Washington, es decir, su cerebro político, militar, económico y jurídico. Hamilton, abogado, no fue presidente porque procedía de un sitio raro, Charlestown, Isla Nieves, en el Caribe, pero López López, juez, viene de Cacabelos, El Bierzo, donde los romanos le contagiarían la obsesión de Catón “Carthago delenda est”, de donde sale su obsesión de exigir un certificado de “la Coviz” para salvar la salud a los madrileños como Azaña quería salvar a los republicanos con su Ley de Defensa de la República para meter en la cárcel por decisión gubernativa al que no lo fuera.
    

Weimar dividió a los juristas alemanes en partidarios de la representación y partidarios de la integración, y “la Coviz” divide a los juristas españoles (“juristas españoles, toreros americanos… ¡qué tontería!”) en partidarios de la vacunación obligatoria y partidarios del certificado de “la Coviz” para conseguir la “inmunidad de rebaño”. ¿Qué rebaño? El rebaño del carnero castrado, para quien una caricia lo justificaba todo, en la fábula de Santayana.
    

El carnero castrado se estremece ante las ovejas y vellones que exige el nuevo gobierno. Pero le parece poco comparado con lo exigido por lobos y enfermedades. Y brota en él la admiración por la sabiduría y belleza del pastor.
    

Qué peligro, los lópeces.

[Viernes, 27 de Agosto]