Si en época normal hay un adagio que dice que es preferible
absolver a cien culpables a castigar a un inocente,
cuando está en peligro la vida de un pueblo es preferible condenar
a cien inocentes antes que el culpable pueda ser absuelto
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Cuando una cultura siente que su final se acerca, manda a llamar a los curas, como la Pasionaria, esa Kelsen jurisprudencial del nuevo Supremo en “violencia de género”:
–Si en época normal hay un adagio que dice que es preferible absolver a cien culpables a castigar a un inocente, cuando está en peligro la vida de un pueblo es preferible condenar a cien inocentes antes que el culpable pueda ser absuelto.
“Dolores, la sardinera”, la llamaba El Campesino, que veía en ella una fanática de Stalin “como antes lo había sido de la Virgen de Begoña”. El diario gubernamental la sacaba ayer comulgando como en un homenaje al Virgilio Mattoni de “Las postrimerías de San Fernando”, cuadro milagroso, según Dalí.
–Se ve la Sagrada Forma de perfil. Es una línea y se ve redondo. ¿Comulgaría usted con esa Sagrada Forma?
Los españoles comulgamos hoy con todas las ruedas de molino socialdemócratas, y hasta el pequeño Macron nos dice cómo hemos de poner la lengua. Parece cabreado, y no porque los contribuyentes le digan “populicida”, sino porque un premio Goncourt, Yann Moix, se ha declarado incapaz de amar a mujeres de más de cincuenta años.
–El cuerpo de una mujer de veinticinco años es extraordinario. El de una mujer de cincuenta, no.
Moix es hijo de fisioterapeuta. En cambio, Bernard de Ventadour, que era hijo de panadero, celebró, en términos lascivos, los encantos físicos de Eleonor de Aquitania, que pasaba de los cincuenta. Era el amor cortés (“fine amor” francés, “hohe Minne” alemán…), que se esfumó con la liberación sexual del 68.
En el amor cortés (mirar, no tocar: una amistad platónica que los trovadores, de humilde origen, profesaron a las damas de alto rango), la “domina” tenía que ser casada y madura para cumplir con sus requisitos de adulterio y humildad (“Frauendienst”, diría frau Merkel).
La corte provenzal es un “pack” con la “monarquía federal” (?) que Macron nos anuncia por medio del hijo de Xavier Valls, que hace de Cien Mil Hijos de San Luis.