martes, 26 de junio de 2012

La revolución salió con barba


Cristina Losada
Libertad Digital

El sentimiento nunca se equivoca, y ha de ser por eso que la efusión emotiva en Occidente a propósito de la "primavera árabe" no ha mutado en ninguna clase de reflexión crítica a medida que se ha ido instalando el invierno islamista. Se diría que nunca existió el espejismo colectivo, mediático para más señas, que tomó unos levantamientos contra regímenes dictatoriales por el admirable despertar del mundo árabe a la democracia, la libertad y los derechos humanos. Como se diría que jamás se pregonaron los prodigiosos poderes que tenían Facebook, Twitter y Youtube para instalar democracias ejemplares en el lugar de unas castas corruptas. Bien. El asunto ya no admite mucha discusión. El resultado de las vibrantes revoluciones propulsadas por las maravillas de internet ha puesto en su sitio a aquellas quimeras y a sus fabricantes. Los beneficiarios de la épica primaveral son los islamistas, tal y como acaba de confirmar el triunfo de los barbudos en Egipto.

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