viernes, 22 de junio de 2012

Elogio de las capeas

 Chinchón, 2012
Espeerado a la Crucifixión

José Gutiérrez Solana

En estos pueblos, y en otros más importantes, deben celebrarse las capeas para que se desfoguen los malos instintos y no maten a su mujer a palos, o a hachazos separen del tronco la cabeza de su suegra. Los chicos también dejan los días de capea sus juegos, poco inocentes, de apedrear a los pájaros y a las diligencias y de ir a la pedrea, que son como batallas en que salen varios con la cabeza rota. El día de toros dan cabezazos a las puertas de la plaza, para que éstas se abran de par en par y meterse dentro a ver la corrida. A estos mozos de estos pueblos les están permitidas las mayores barbaridades. Estas apuestas que hacen de comerse un costal de pienso, de darse de topetazos con la frente a un carnero muy grande, al que mandan al otro barrio de un cabezazo bajo en el estómago, y el más escuchimizado y el más nuez, que no puede con la rabadilla, se come, por apuesta, varios metros de longaniza, luego se bebe unos cuantos vasos de aguardiente llenos de moscas...


Balcones corridos de Chinchón
 
...El pueblo cercano a Madrid llamado Chinchón, como tantos otros pueblos de Castilla, parece estar hecho para que se celebren capeas. En éste, la plaza Mayor, con todas sus casas con balcones corridos, que tienen la forma de tendidos de plaza de toros. Casi todos los ayuntamientos pueblerinos tienen en su portal un burladero donde pegan las hojas firmadas en tiempo de elecciones, y sirve también para hacer las inmundicias. Los empleados de estos ayuntamientos gastan gorra de pelo y gruesa cachava al brazo, cuya contera es un pincho...
 


 
El Zanahorio en Ciudad Rodrigo, cargando la suerte con un guardiola cinqueño
Febrero, 2012
 
...El torero de corrida seria se ha convertido hoy en bailarín de salón delante de los toros, y en las capeas salen toreros buenos a patadas. Ese hombre de edad, representación y tipo, con la cabeza llena de escalones de estar esquilada como los borregos, que con su descomunal bota de vino le da varios pases a un toro viejo y bragado, pasando los enormes cuernos del animal cerca de la faja, mascándose el peligro, y que concluye limpiándole las narices con su enorme pañuelo moquero, que ha sacado de la faja, y que sería capaz de matarlo con su navaja de hoja ancha y achatada y mango de madera labrada con toscos dibujos, ¿en qué se parece a'estos fenómenos de ahora, que no tienen ni edad ni tipo, ídolos de unos cuantos horteras y señoritas histéricas, que son las que entienden hoy en día más de toros, y aplauden al toro bravo que va al desolladero sin rabo ni orejas, y pitan sin ningún respeto como energúmenos al cadáver del toro cobarde y que creen ellos que no ha cumplido en la lidia, al ser retirado del ruedo arrastrado por las mulillas?

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