lunes, 1 de septiembre de 2014

Sociedad Real 4 – 2 Champagne Madrid

 Jarroson

1. Salió el Madrid de rosa a Anoeta y seguro que algún nostálgico miró a ver si veía a Xabi subir de vestuarios como si todo hubiera sido una pesadilla. No estaba Xabi, pero estaba Casillas vistiendo de naranja en una simbolización perfecta de lo poco que pega con el resto de compañeros en estos momentos. Viendo el 4-3-3 dibujado en la pantalla del televisor los seis últimos jugadores formaban un rectángulo tan homogéneo que a excepción de Benzema y Kroos, el resto podían repartirse los puestos como quisieran. El comentarista señaló que desde la llegada de James al Real veía muchísimas banderas colombianas en todos los campos españoles, y a mi se me escapó una risa, qué le vamos a hacer.

2. Lo primero en lo que nos fijamos en este Madrid que torna poco a poco al pop comercial de melodías facilonas y rimas para todos los públicos es en el medio campo. Papá Alonso dijo que bajaba a por tabaco, pero se fue de crucero romántico con Pep, y con el padre huido la responsabilidad de traer dinero a casa recae en los hijos mayores: Modric y Kroos. A mi juicio Ancelotti también debería poner a Isco a trabajar, pero de momento el italiano sólo confía a medias u obligado por las circunstancias  y a veces le manda a hacer las camas de la casa e ir a por los recados con Illarramendi.

3. Se adelantó demasiado pronto el Madrid, porque estos partidos de inicio de temporada la gente mayor los disfruta más cuando son victorias justas y sufridas, que es el mejor ejemplo de la construcción de un equipo. Kroos y Ramos reeditaron una copia acústica del gol de Lisboa y unos minutos después marcó Bale un golazo. El galés, de mandíbula cuadrada y fuerza explosiva, sorprende de vez en cuando con exquisitos gestos técnicos. Su gol fue propio de un brasileño de sangre caliente. No obstante, algún buen amigo debería recomendarle que se quite la diadema cuando juguemos de rosa.

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