MANOLETE Y ARRUZA
Manolete devolvió la afición de los toros a Barcelona y Arruza añadió la polémica. Fueron unos años de una gran amenidad para quienes asistieron a las corridas. A partir de entonces el toreo ha empezado a hacerse en serie, se ha llegado a la monótona industrialización del espectáculo. En este momento, no queremos discutir sobre la calidad de los toreros ni de su toreo, pero sí decir que el público va a la plaza sin aquella ilusión, sin aquella esperanza, sin aquella profunda alegría que durante aquellos años tuvimos. El arte de torear estaba vivo, palpitante todavía...
LA ÉPOCA DE MNOLETE Y ARRUZA, 1957 / NÉSTOR LUJÁN
LAS TAURINAS DE ABC
EDICIONES LUCA DE TENA, 2006
Ignacio Ruiz Quintano