Formación de albares en la Demanda
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Oigo que en Las Canarias, y tras fuegos devastadores, aún hay canallas que intentan quemar más hectáreas, y uno, que lleva muchos años buscando el refugio reparador del bosque, ve que todos los veranos nos cuentan la misma historia. Que si carencia de efectivos. Que si los fumadores. Que si falta de prevención en los meses fríos... y por supuesto, no hay político autonómico o estatal que asuma culpabilidades.
Tras la devastación, siempre aparecen los ecologistas con título que explican todo con mucha barbita y con una camiseta del lince ibérico.
Nacido en la Demanda y periódico explorador de Cabañeros y los Algodonales de Cádiz, tengo mucho pino visto, mucha encina abrazada y son miles los alcornoques que parecen ruborizarse cuando los pillo en su desnudez. Estoy convencido de que todo lo que nos dicen los barandas de la Naturaleza con cara compungida, son meras excusas para disimular la incompetencia administrativa. Esto que sigue, por ejemplo, aún no se lo he escuchado a nadie.
En muchos lugares, imagino que también en Canarias, se ha propiciado un clientelismo pueblerino que coloca a Fulanito, Zutanito y Menganita “en lo de los fuegos” desde mayo hasta octubre. En esos pueblos no es costumbre estudiar y entre los fuegos, el paro del tardío, los níscalos y faenillas varias se tiene para ir tirando más bien que mal.
La llama prende en el bosque cuando a unos merenganos se les deja de contratar o no se les contrata nunca. Cuando a un furtivo le da por vengar una multa. En pocas palabras: cuando un miserable quiere hacer daño.
La política de prevención de incendios es nefasta porque no tiene en cuenta la Educación y si bien siempre quedará un fumador a quien cargar el muerto no estaría de más preguntar cómo hacen en la Demanda, mi patria, para que sus pinos y sus robles lleven permaneciendo siglos para inspiración de poetas y deleite de visitantes... y eso que los serranos asamos chuletas en verano a la sombra de los árboles y los pastores fuman puritos mientras sus vacas y sus ovejas pastan entre un ejército de pino albar con millones de elementos. En Canadá, tierra de tradición boscosa, se decidió que el Bosque de la Demanda es uno de los mejores gestionados de Europa. Llegaron a la conclusión que todo era debido a la educación de sus habitantes. En la Demanda no se presume de Ecologismo. Se ama al bosque sin camiseta, sin barbita y sin bicicleta... y si se descubre a alguien con botes de gasolina o cajas de cerillas en actitud sospechosa es muy posible que no salga vivo del pinar.
A la Sierra de la Demanda no le convienen activistas verdes como aquel canario al que el año pasado se le fue la mano. En España, la miseria cainita está enquistada y no hay mejor ejemplo que el fuego del verano. No se esfuercen en buscar culpables. Somos así.
-Las horas que se hacían de más extinguiendo un fuego, se pagaban bien- me cuenta un “bombero” de Diputación.
Tras la devastación, siempre aparecen los ecologistas con título que explican todo con mucha barbita y con una camiseta del lince ibérico.
Nacido en la Demanda y periódico explorador de Cabañeros y los Algodonales de Cádiz, tengo mucho pino visto, mucha encina abrazada y son miles los alcornoques que parecen ruborizarse cuando los pillo en su desnudez. Estoy convencido de que todo lo que nos dicen los barandas de la Naturaleza con cara compungida, son meras excusas para disimular la incompetencia administrativa. Esto que sigue, por ejemplo, aún no se lo he escuchado a nadie.
En muchos lugares, imagino que también en Canarias, se ha propiciado un clientelismo pueblerino que coloca a Fulanito, Zutanito y Menganita “en lo de los fuegos” desde mayo hasta octubre. En esos pueblos no es costumbre estudiar y entre los fuegos, el paro del tardío, los níscalos y faenillas varias se tiene para ir tirando más bien que mal.
La llama prende en el bosque cuando a unos merenganos se les deja de contratar o no se les contrata nunca. Cuando a un furtivo le da por vengar una multa. En pocas palabras: cuando un miserable quiere hacer daño.
La política de prevención de incendios es nefasta porque no tiene en cuenta la Educación y si bien siempre quedará un fumador a quien cargar el muerto no estaría de más preguntar cómo hacen en la Demanda, mi patria, para que sus pinos y sus robles lleven permaneciendo siglos para inspiración de poetas y deleite de visitantes... y eso que los serranos asamos chuletas en verano a la sombra de los árboles y los pastores fuman puritos mientras sus vacas y sus ovejas pastan entre un ejército de pino albar con millones de elementos. En Canadá, tierra de tradición boscosa, se decidió que el Bosque de la Demanda es uno de los mejores gestionados de Europa. Llegaron a la conclusión que todo era debido a la educación de sus habitantes. En la Demanda no se presume de Ecologismo. Se ama al bosque sin camiseta, sin barbita y sin bicicleta... y si se descubre a alguien con botes de gasolina o cajas de cerillas en actitud sospechosa es muy posible que no salga vivo del pinar.
A la Sierra de la Demanda no le convienen activistas verdes como aquel canario al que el año pasado se le fue la mano. En España, la miseria cainita está enquistada y no hay mejor ejemplo que el fuego del verano. No se esfuercen en buscar culpables. Somos así.
-Las horas que se hacían de más extinguiendo un fuego, se pagaban bien- me cuenta un “bombero” de Diputación.
Asador de chuletas en Revenga, la Virgen serrana
Alcornoques en Cazalla de la Sierra
Mesto (encina+alcornoque) en Santa Quiteria
Cabañeros