lunes, 12 de septiembre de 2011

Guruceta en el día de (San) Pep


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

El corazón tiene razones que la razón no entiende. Eso lo dijo Pascal, pero mi frutero, que es de Villaconejos, trabaja en la madrileña calle de Lista y ha decidido atribuírsela (en un cartel que da sombra a los melones) a don José Ortega y Gasset, el de “no es esto, no es esto”, lo que significa que en España, si nacionalismo es lo que parece (arrimar cada cual el ascua a su sardina y, al mismo tiempo, mear en la del vecino), nacionalistas somos todos.

Y quien dice corazón, dice fútbol, que tiene su justicia poética.

Ahí está Pep, por ejemplo, celebrando en su día grande, en tanto que encarnación mediática de Ferrusolandia, un empate en San Sebastián, lo cual tampoco es un disparate, si miramos la determinación con que los políticos de la tierra de Pep celebran una derrota: la del pensionista español Rafael de Casanova.

Y todo esto cuando a Mou le pitan el penalti de Guruceta para doblegar al Getafe en el típico partido pestoso entre Fifa y Champions.

¿Necesitaba de más agravios la Diada?

Pep viajó a San Sebastián como la máxima autoridad ética y estética de Ferrusolandia o país de Ferrusola, la dama oscense a la que preguntaron un día si le molestaba que el presidente catalán fuera andaluz y contestó:

Un andaluz que tiene un nombre castellano, sí. Mucho.

En lo estrictamente futbolero, todos sabemos quién es Pep.

¿Pero qué quedaría de Pep sin Messi? –me pregunta un amigo taurino que detesta el fútbol.

Y siempre le respondo igual:

Pues lo mismo que quedaría de los Quintero (Serafín y Joaquín Álvarez Quintero) si fueran traducidos al castellano.

La verdadera dimensión de Pep no es futbolera, sino mediática, que en España es decir progre. Pep es lo que viene a quedar del zapaterismo social, con sus Sonsoles de coro griego, sus gárgolas de gótico leonés, sus nikis de Purificación García y su buenismo de lecturas como “Bella del Señor” y artículos de fondo de Rubert de Ventós.

Pep es un espejo en el que se reflejan los deportistas, los entrenadores, los empresarios, los políticos, los educadores, los directivos... –dice Rosell.

La cabeza, desde luego, le brilla a Pep como el azogue, y no nos sorprendería que saliera anunciando el “barbero” con que se la rasura. Pero Rosell, que habla como si llevara el cocodrilo de Lacoste en el frenillo, ha sido desenmascarado por Cruyff, que dice que, antes que a Pep, Rosell prefería... a Mourinho.

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AQUELLA COLA DE VACA

La historia de Rafi Alcorta quedó ligada a la del madridismo por aquella cola de vaca que le hizo Romario en Barcelona, y con eso comenta los partidos del Madrid. El sábado, con el penalti de Guruceta que Clos pitó a Cristiano, Rafi Alcorta se mosqueó: “¡Eso no es falta!” “¡Cristiano busca el pie del defensa!” Entonces descubre que la acción ocurre fuera del área (penalti de Guruceta). Y Rafi Alcorta encuentra la salida que no le vio a Romario: “¡La falta es fuera del área! ¡La falta es fuera del área!” Un crack, Rafi Alcorta. Y, por el mismo precio, con el frenillo nasal de Rosell.