-Poca gente sabe que al premio Nobel de Literatura le apasionaba Burgos. Según Edward F. Staton, uno de sus principales biógrafos, siempre fue «uno de los lugares favoritos de Ernesto en Castilla la Vieja» porque le evocaba algo así como «estar en la Edad Media»... (Hemingway) regresó cinco días más tarde a Burgos para presenciar el regreso de los miuras* al coso de Los Vadillos tras más de tres décadas de ausencia. Su destino era ya Pamplona y sus amados sanfermines, pero no quiso el autor de "Fiesta" perderse un acontecimiento que, a la postre, resultó ser uno de los más memorables de aquel verano taurino, al menos por las bestias, que resultaron fenomenales. Toreaba el diestro burgalés Rafael Pedrosa, a la sazón amigo del escritor, que siempre le ha recordado con cariño por su cercanía y afecto. Así describió el autor de "Por quién doblan las campanas" un pasaje de aquella faena: «Fueron los mejores toros de la temporada, y uno de ellos el más noble y completo que había visto en muchos años. Hizo cuanto estaba a su alcance menos ayudar al puntillero después de que lo derribaron».
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*La ganadería que el doctor Moncholi quiere enviar al sacrificio
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