José Ramón Márquez
¡Tarariiiiiiii!. ¡El Pétreo ya está aquiiiiii!. Ya falta menos para la eclosión de Tomás en Valencia. Sin sus Cuvis, que se han venido arriba y de tanto decirles lo buenos que son se lo han creído, y sin el Viejo Maestro Mora, corneado por todas partes en Pamplona. De lo primero sólo hay que comentar lo desagradecidos que son algunos y que no nos pilla de sorpresa que ahora el ganadero Cuvi se crea el Duque de Veragua. De lo segundo, que se concreta fielmente la maldición de Tomás el Adusto. Todo el que se arrima a él sale hecho cisco: ya le pasó a Fundi, que a punto estuvo la cosa de costarle la vida, y ahora a Mora. Parece que no es muy recomendable la compañía de este ciprés, por lo que parece. De momento no hay ni sueño de quién pueda tomar el puesto de Mora. Si Tomás no estuviese enemistado con el Dr. Zaius, podríamos apostar incluso por Antoñete abriendo cartel.
Para no dejar nada al azar, parece ser que el otro día Tomás se probó con dos toros (sic) vestido de luces en Moralzarzal. El pueblo en el que el gran Salvador Sánchez, el Negro, se estableció tras su retirada de los ruedos para regentar un establecimiento de ultramarinos y venta de vino y al que, agradecido, regaló el reloj del Ayuntamiento fue testigo de la probatura del Serio de Galapagar, vestido de luces y a puerta cerrada. Acaso lo de puerta cerrada fuese por lo del tabaco, que está prohibido en todas partes, y como el Triste se puso un vestido tabaco, no fuesen a venir los guardianes de la moralidad que tanto abundan entre nosotros a censurar algo a cuenta de esa nimiedad.
En cualquier caso, la escena debió ser mágica, con Boix, la novia de Fuengirola, un señor cuyo nombre no diremos, pero que manda mucho en la cosa de los teléfonos, el padre del torero, que tan mal alcalde fue de su pueblo, otro señor que cría gallinas y que cuaja, con los huevos que obtiene de las aves, unas tortillas de no te menees, y otros cuantos, arrobados en la importancia del momento en el que de verdad se pudo comprobar que los desvelos del doctor Rogelio han dado su fruto en la forma de una perfecta curación.
Al parecer todo salió de perlas y los augurios para Valencia son óptimos. La rentrée de Tomás se presume gloriosa, al decir de sus panegiristas. La venta sigue su curso. Ahora mismo hay entradas entre 150 y 1.200 leures, o sea que quien tenga el capricho de ir, se lo puede permitir.